Hay poemas que parecen escritos con espíritu de profecía. Ayer leía este poema de Alberti y me servía de doble consuelo. Ese reclamo que pide volver al significado exacto de las palabras (bien se la podríamos recitar a algunos que se empeñan en traicionar toda la original rectitud de las palabras y las cosas.) Pero con ánimo de pasar página y no embarrar los versos la política, me quedo con el poema puro y la aspiración del poeta:
De ayer a hoy
Después de este desorden impuesto, de esta prisa,
de esta urgente gramática necesaria en que vivo,
vuelva a mí toda virgen la palabra precisa,
virgen el verbo exacto con el justo adjetivo.
Que cuando califique de verde al monte, al prado
repitiéndole al cielo su azul como a la mar
mi corazón se sienta recién inaugurado
y mi lengua el inédito asombro de crear.
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