tag:blogger.com,1999:blog-286902612024-03-12T20:01:44.536-05:00Ráfaga de LetrasCorina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.comBlogger447125tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-14157379883544788972023-12-26T15:52:00.002-05:002023-12-26T15:52:55.126-05:00¡Feliz Navidad!<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjj9tqFZz7dcJVE_ZhUIY0k2Z8Nn95SQ5FIfQFPCWTyGLg4ozREL30wUDvHq8Y2iSaaFnGoS16p-Y4hAUyPvjOJL1LXVmQ8pPqmwVo24b14l_HjtI4qaqmUBZ41TGnSB2mCpwhX0gcTKOktJ7g3uZOdz8bPcQH1aldNmxRNB36rsJycemZxOC_h/s1600/WhatsApp%20Image%202023-12-19%20at%2018.36.03.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1135" data-original-width="1600" height="284" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjj9tqFZz7dcJVE_ZhUIY0k2Z8Nn95SQ5FIfQFPCWTyGLg4ozREL30wUDvHq8Y2iSaaFnGoS16p-Y4hAUyPvjOJL1LXVmQ8pPqmwVo24b14l_HjtI4qaqmUBZ41TGnSB2mCpwhX0gcTKOktJ7g3uZOdz8bPcQH1aldNmxRNB36rsJycemZxOC_h/w400-h284/WhatsApp%20Image%202023-12-19%20at%2018.36.03.jpeg" width="400" /></a></div><br /> <p></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-57267198919066243992023-11-26T21:44:00.005-05:002023-11-26T23:38:19.156-05:00Gansos, pavos y volcanes<p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUxFd8CSNVoIMmHuP6BeSYDBJfyeLfOJhtpEl8rtpRypnYRSO3l0gtNeByIrBjAAVwECNPZRsbc0qjaQzH_9hyphenhyphenAUTmTuIeuHPU3j46mEzGm_uZblnwrZ0nOyU1CqH-OF7jyfGAjKIqqdqmpvbrID5aaTdmm7uZV8Ik1usr1Bisxy8aPp1wZx0w/s1439/pho_hero_10_peacocks_rail.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="1439" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUxFd8CSNVoIMmHuP6BeSYDBJfyeLfOJhtpEl8rtpRypnYRSO3l0gtNeByIrBjAAVwECNPZRsbc0qjaQzH_9hyphenhyphenAUTmTuIeuHPU3j46mEzGm_uZblnwrZ0nOyU1CqH-OF7jyfGAjKIqqdqmpvbrID5aaTdmm7uZV8Ik1usr1Bisxy8aPp1wZx0w/w400-h171/pho_hero_10_peacocks_rail.png" width="400" /></a></div></div><p></p><p style="text-align: justify;">Los gansos mordían. Pero, a diferencia de los perros, los gansos daban miedo. Eran seis; cuatro blancos y dos habanos, siempre juntos graznando al unísono, desafinados. Yo tenía mis tácticas de evasión. A cierta velocidad y en línea recta, podía escapar en la bici; y me gustaba probarles que, en ciertas circunstancias, yo podía pasar entre ellos a pesar de que me superaban en número. Yo no entendía qué le veía de bueno mi abuelo a esas seis bestias emplumadas que amedrentaban más que un encierro. </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><p style="text-align: justify;">Los pavos reales eran otra cosa. A esa pareja la seguía a poca distancia y ellos, respetuosos y serenos, se dejaban admirar. El macho arrastraba su cola, el cuello erguido, lento y despreocupado. La hembra, vestida de pardo y verde, le seguía el paso con discreción y aplomo. </p><p style="text-align: justify;">Mi familia convivía con la belleza del paisaje y los animales sin acostumbrarse. Cada vez que el Cotopaxi se dejaba ver de cuerpo entero, alguien avisaba a los demás. Lo mismo cuando el pavo se ponía ostentoso y mostraba su plumaje tornasolado en abanico. Todos dejábamos lo que estuviésemos haciendo y salíamos a contemplar juntos esa belleza, imponente o exótica, que se nos daba por un momento. Luego venían las nubes a ocultar la nieve del volcán, el pavo se cansaba de pavonearse y volvía a arrastrar la cola. Cada uno volvía a sus quehaceres con una sonrisa dilatada. </p><p style="text-align: justify;">Al atardecer, encendíamos la chimenea y escuchábamos los graznidos desafinados de los gansos. Y hasta eso lo recuerdo como una melodía que, hasta ahora, me descansa. Creo que por fin comprendo qué veía mi abuelo de bueno en sus gansos. </p></div><p style="text-align: justify;"><br /></p><p><br /></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-739851691306591022023-11-20T12:58:00.004-05:002023-11-20T15:02:47.084-05:00Un pecado nada original<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPGhnriS6U9deIG-g_eU45q-_ahyphenhyphenRfp6DAfg_RjJrDJ5dBsScVq7YJPFRdYZDfi7ZWtTKdeWZPkZUiw-BHc96A6tzNKDczEAGZOsJ1D15ycqy0Qz4e9gPYkqBb96_MzUuN54me-u-s9eOOMvrR_Dwtw6jbGfcCdMUdekbctgcSZU8AE_a5NMDc/s612/inner-with-figure-by-adriano-cecioni.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="487" data-original-width="612" height="319" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPGhnriS6U9deIG-g_eU45q-_ahyphenhyphenRfp6DAfg_RjJrDJ5dBsScVq7YJPFRdYZDfi7ZWtTKdeWZPkZUiw-BHc96A6tzNKDczEAGZOsJ1D15ycqy0Qz4e9gPYkqBb96_MzUuN54me-u-s9eOOMvrR_Dwtw6jbGfcCdMUdekbctgcSZU8AE_a5NMDc/w400-h319/inner-with-figure-by-adriano-cecioni.jpeg" width="400" /></a></div><br /><p>Poco a poco se van perdiendo las raíces de las palabras y sus acepciones iniciales. Es lo que pasa con la palabra original, que ha quedado como antónimo de lo que era al principio. Cada vez que me encuentro esta palabra, alude a algo único, que no tiene igual. Y me puse a pensar que, con este uso cada vez más frecuente, menos se entendería con el tiempo la expresión pecado original, es decir, de origen, de nacimiento, de naturaleza. Y como la naturaleza es el origen de todos, de singular no tiene nada. </p><p>Yo este pecado nada original, en el sentido de que no tiene nada de excepcional y de él no hay quien se libre, lo experimenté desde muy pequeña y a conciencia. Con sólo tres añitos, decidí que me aburría y que había que hacer algo para crear algo de diversión. Yo era la única hija, nieta y sobrina de mi familia. </p><p>Mi madre estaba embarazadísima de mi primera hermana y no andaba para muchos trotes. Mi padre estaría ocupado con el periódico. Mis abuelos trajinando; él en el campo y ella en la cocina. Había casa llena, así que imagino que mis tíos y tías estarían cada uno en sus cosas y no les apetecería jugar con la niña de par de mañana. Pero la niña quería jugar. Y jugó, al escondite. </p><p>Entré en el cuarto de huéspedes, mirando muy bien que nadie me viese, y me metí debajo de la cama. Al principio no fue nada divertido. Tardaron un rato en echarme de menos y la espera se hacía cansina. Pero recuerdo el morbo. Esa sensación de estar montando un escenario en el que se estrenaría una obra, orquestada por una manipulación, pero arte al fin. Era muy consciente del montaje y que entre la picardía andaba también la mala baba, allí, bajo la cama, con frío, respirando el polvo del suelo. </p><p>Empezó el primer acto. –¿Alguien ha visto a AnaCó?, dijo mi madre. "No", "yo tampoco", "estaba fuera," "yo la vi en la cocina", "estaba por aquí", "¿se habrá ido con papá?". Comenzó la búsqueda. Me llamaban por mi nombre, al principio con tranquilidad. Luego el tono y la tensión subían, como la espuma de la leche recién ordeñada en la olla que hervía, antes del desayuno. Lo que hizo que se derramara, no lo tenía previsto. </p><p>Mi padre era parte del gobierno entonces, el primero después de la dictadura del Bombita Rodríguez. Por lo visto, recibía amenazas. Incluso a mi madre, en un acto público, se le acercó alguien y le endilgó un papelito en la palma de la mano, que llevaba un mensaje intimidante. Así que, mis padres no andaban para bromas de desapariciones. </p><p>La casa de la hacienda, por entonces, estaba muy apartada del pueblo. Los caminos de tierra que llevaban hasta allí no los transitaban sino las vacas y se podía escuchar perfectamente cuando se acercaba un coche. Yo escuchaba plácidamente los pasos apurados, los gritos, se me subía el corazón al gaznate cada vez que alguien entraba a la habitación de huéspedes, esperando que de repente mirarían bajo la cama, me agarrarían de un pie, me arrastrarían fuera de mi guarida y me llevarían delante de mis padres para que me cayera la que tuviese que caer. </p><p>Para mala suerte de todos, nadie me encontró. Y alguien de repente dijo: yo oí un coche. Sin pensarlo mucho, ataron cabos: "estaba fuera", "oí un coche", las amenazas; ergo, la secuestraron. Y en ese momento aquello pasó de comedia a drama y de drama a tragedia. Mi nombre se escuchaba entre sollozos. Lo que se oía por toda la casa era el llanto imparable de mi madre, embarazadísima e impotente, a mis tíos corriendo por las habitaciones, unos, por el jardín otro, a mi abuelo entrando por la puerta: "acompáñame y vamos a buscarla, tengo el revólver en la camioneta". </p><p>Se me había ido de las manos y lo sabía. Lo que no sabía es cómo salir de debajo de la cama, tras una media hora larga de haber estado allí observando la que había montado, callada como una muerta. ¿Cómo lo justifico? Y, claro, la única manera de salirme por la tangente era mintiendo. De directora, pasé a ser protagonista y a prepararme para la interpretación de mi vida. Y allí que me planté, forzando bostezos y carita de desconcierto; huyendo hacia delante y preguntando con falsa inocencia, ¿qué pasa?</p><p>Mi padre me tomó del brazo, me clavó una mirada que me desarmó y me dijo escuetamente: ven a pedirle perdón a tu madre. Entré en la habitación. Mi madre estaba allí, con su vestido pre-mamá, la cara roja, hinchada, llorando como una recién nacida. No sabía si me abrazaría, me daría un sopapo o ambas consecutivamente. Yo sólo pedía perdón, la acariciaba y pedía perdón. Ella sólo lloraba. No recuerdo la reacción de nadie más, sólo mi madre hecha unos zorros por mi culpa, sufriendo sin motivo porque la niña se aburría, quería jugar y jugó con lo que no debía. Tenía tres años. Y supe en ese momento que ser malo es facilísimo. Y que para llegar a la inocencia, hay que pelear con los demonios que nos habitan, desde el origen. </p><p><br /></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-59082326531739843972022-04-27T21:01:00.007-05:002022-04-28T02:06:30.078-05:00Planes como flanes<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizUZBGTpoqi2j0PYlEqLKwcYzIJ69iL6MdIAVJF1uBn0atUYr9juJFpFVWBdEu8oGNW5En1rtBbP_WosTSdzFls3niAxnAiLFFqyxLrkjGpE_pUsf8lRC1l3lEqEj-R3jNXPOcYNiUr4HNlA8tmCa84y1f125ZtaEyWVbrEWuNQDpQ697WiA/s229/vida.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="220" data-original-width="229" height="307" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizUZBGTpoqi2j0PYlEqLKwcYzIJ69iL6MdIAVJF1uBn0atUYr9juJFpFVWBdEu8oGNW5En1rtBbP_WosTSdzFls3niAxnAiLFFqyxLrkjGpE_pUsf8lRC1l3lEqEj-R3jNXPOcYNiUr4HNlA8tmCa84y1f125ZtaEyWVbrEWuNQDpQ697WiA/w320-h307/vida.png" width="320" /></a></div><p>Que la vida no sale como uno la planea, lo sabe bien cualquiera que haya pasado la barrera de los 30. A partir de ahí, podría hacer una burda generalización y decir que, más o menos en ese punto, empiezan a bifurcarse las vidas en dos grupos: los que saben ser felices con lo que tienen y sacarle el máximo partido y los que van acumulando amarguras, empecinados en rumiar los sueños y deseos que no se dieron como lo habían planificado. Lejos de mí sugerir cualquier tipo de conformismo. A lo que me refiero es que, sólo podemos construir a partir de lo que hay y desde el presente. Sólo desde ese sabio realismo se puede mirar hacia un ideal e ir a por él. </p><p>A los 25, mi futuro consistía en una fulgurante carrera académica. A los 35, en una fulgurante carrera en comunicación corporativa y a mis 45 empiezo nuevamente a vislumbrar hacia dónde quiero encaminar mi vida mañana, jueves, con mi modesta "to do list". No miro ni muy lejos, ni muy alto. Sólo trato de mirar más hondo. Me ha costado lo que llevo de vida aprender algo que habían tratado de enseñarme desde mi más tierna infancia. Cuando empecé a andar (antes de cumplir un año para desgracia de mi madre), la santa mujer ya me había enseñado la única receta para una vida feliz y colmada: un paso después de otro. Casi medio siglo después, empiezo a comprender qué tan certero era el consejo, para cualquier ámbito de la vida. </p><p>Tras unos años de tropiezos, caídas y colosales leñazos, a causa una salud más bien precaria y una porción de mala suerte, nada salió como había planeado a los 25, ni a los 35. Como dicen (y dicen bien) que la vida empieza a los 40, llevo apenas 5 años cumplidos, con la ventaja de que ahora ya me tomo en serio lo de los pasitos consecutivos. </p><p>Procuro disfrutar de las temporadas en las que estoy hecha un toro y acepto mejor las que no pueden ser tan productivas como me gustaría. A veces mis pasos son largas y ágiles zancadas, otras son lentas y cortas pisadas (veo pasar a las hermanas tortugas como flechas). Lo que cuenta es no dejar de avanzar hacia el ideal, como buenamente se pueda. Cada uno, fiel a la vocación personal que viene inscrita en el misterioso nombre que se nos revelará en la vida eterna, va esculpiendo su historia en el tiempo. Y se va haciendo patente en la medida en que se avanza, sólo así. </p><p>Pero, para avanzar, ese ideal que da sentido a todo, debe estar claro. Caminar hacia adelante y avanzar no es lo mismo. A veces se avanza retrocediendo. Tirar pa´lante –sin más– no vale. Ese ideal que, como todo fin verdadero sólo se encuentra en el principio, no puede ser un fin externo: cargos, dinero, publicaciones, éxito medible. El más alto ideal es vivir de manera que Dios y la propia libertad, jugando la partida de la vida como un partido de dobles, lleguen al final como si fuesen un sólo jugador. </p><p>No hay un partido igual a otro, sólo está tu partido. Dar todo, disfrutar del esfuerzo, de las jugadas redondas y de las bolas fuera, de la facilidad que da la práctica, de las dificultades de los comienzos continuos, de los masajes suaves y las rehabilitaciones duras tras una lesión. Seguir en el torneo con tu compañero, siguiéndole el juego. Un paso detrás de otro. Un golpe, un punto, un set. Final del torneo: todos habremos ganado. </p><p><br /></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-6568638225102748552022-01-09T20:34:00.006-05:002022-01-10T11:21:53.512-05:00Propositología<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhnIH0qM2vViVDd68cSPNBZRT5-js5af75S4JRFhDOpx94MJFRlAq06_jfRF4AOTCpojcAPSqB3X3gt0oWfGGoAd-BOV-dJ445oUT_6FTb7le8-tEtjcJlK6q8GnsmyNRPxKcx3WxSwM3bQxIO8QGqw9w7TManrVDGIjG1dQCxwBIhd_RDJ1g=s300" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="168" data-original-width="300" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhnIH0qM2vViVDd68cSPNBZRT5-js5af75S4JRFhDOpx94MJFRlAq06_jfRF4AOTCpojcAPSqB3X3gt0oWfGGoAd-BOV-dJ445oUT_6FTb7le8-tEtjcJlK6q8GnsmyNRPxKcx3WxSwM3bQxIO8QGqw9w7TManrVDGIjG1dQCxwBIhd_RDJ1g" width="300" /></a></div><span style="font-family: trebuchet;"> Fiel a mi impuntualidad respecto a lo que marca el <span style="background-color: white;">Κρόνος, empiezo a elaborar mis propósitos para el nuevo año con el inicio del Tiempo Ordinario de la liturgia católica. Para mí, hace sentido (fiel a lo que sugiere el </span></span><span style="background-color: white;"><span style="font-family: trebuchet;">καιρός) esperar a que pase la vorágine de las fiestas y el chute de adrenalina colectiva que nos inyectan las campanadas, para pararme a pensar qué quiero proponerme para 2022. Lástima que el inicio caiga en lunes, que es el día de la semana que sustituye a la Nochevieja cuando el tiempo corre, tan corriente, que necesitamos un placebo para la novedad. Aún así, hoy me dispongo a meditar sobre mis propósitos, a concretarlos y, ¡ay! lo más difícil, comprometerme en alcanzarlos. </span></span><p></p><p><span style="font-family: trebuchet;">Una de las ventajas de ir a rebufo es que, mucha gente ya ha compartido sus recién estrenados propósitos por distintos medios. Benditos sean. Me dan ideas magníficas que puedo copiar sin pudor y sin pagar regalías. Quienes intentan recomenzar en el camino de la virtud, suelen tener mucho en común con otros</span> <span style="font-family: trebuchet;">("<span style="background-color: white;">—</span><span style="background-color: white;">mon semblable</span><span style="background-color: white;">,— </span><span style="background-color: white;">mon frère") que tratamos, trastabillando, de tonificar el alma, una vez más. Las concreciones y ejemplos son variadísimos, de modo que puedo hacer variaciones sobre los temas centrales, mis propios arreglos a la misma melodía. Lo único verdaderamente original consiste en hacerlo yo y ahí está el reto del compromiso y el poco o mucho margen para la novedad. </span></span></p><p><span style="font-family: trebuchet;"><span style="background-color: white;">Incluso es muy de agradecer que algún amigo declare públicamente <a href="https://leerporleer.com/primer-caido-del-ano/" target="_blank">su primer fracaso</a> y lo haga tan deportivamente como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Garc%C3%ADa-M%C3%A1iquez" target="_blank">Enrique García-Máiquez</a> sabe hacerlo. Esa capacidad de driblar los obstáculos de los escrúpulos, bien vale un propósito. Nada cae en cántaro roto. También los fracasos iluminan (y consuelan, ejem.) Yo, que en breve estaré equidistante a los 40 y los 50, me voy conociendo y prefiero hacer pocos propósitos que sean asequibles, sin renunciar al esfuerzo de conseguirlos, si salieran de suyo, no necesitaría proponerme nada. Y tan ingenua no soy, respecto de mí y de la naturaleza humana. </span></span></p><p><span style="background-color: white; font-family: trebuchet;">Otros aportan clasificaciones que no están de más para afinar la puntería y no andar mezclando churras con merinas. <a href="https://www.iese.edu/es/claustro-investigacion/claustro/ricardo-calleja/" target="_blank">Ricardo Calleja</a> dejaba un<a href="https://twitter.com/ricardocrc/status/1476502434709135362?s=20" target="_blank"> hilo de autoayuda</a> que con el trajín del 31 de diciembre habría pesado como una loza y, en cambio, hoy se hace más digerible para dirigir la Propositología a buen puerto. Y cómo no, están los resúmenes de 2021 con las mejores lecturas, series y películas que, con calma, se ven con perspectiva y realismo. ¿Cuántas de estas maravillas haré caber en este año? Realismo que compite con lo que cuentan muchos que les han traído los Reyes y que engrosan la lista de deseos que espero ver cumplidamente leídos. </span></p><p><span style="font-family: trebuchet;"><span style="background-color: white;">No hablaré de mis propósitos, aunque agradezco infinitamente a quienes me han ayudado, de una u otra manera, a formularlos. Prefiero ir cumpliéndolos y que se noten, o que los note –y lo anote– yo, para empezar. Y para cerrar con broche de oro el tema del tiempo litúrgico y los propósitos para ensalzar lo cotidiano, este año ha coincidido este día con el 120 aniversario del nacimiento de <a href="https://opusdei.org/es/article/biografia-de-san-josemaria-2/" target="_blank">San Josemaría Escrivá de Balaguer, el santo de lo ordinario.</a> Así que, mi lista lleva puesto el sello del patrón, por si me faltaran motivos para la esperanza o fortaleza para no decaer en el empeño. Más no se puede pedir. <br /></span></span></p><p><span style="font-family: trebuchet;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span></p><p><br /></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-44190106854079003532021-12-24T16:44:00.002-05:002021-12-24T16:45:55.386-05:00¡Feliz Navidad!<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhF7ALB14mSipoptfXeX8PC2URqb0gtbO7pGxRcbu6di-H_1OTRTUQ-hTPASRqQsgrWFmntWjSNlrLhQ-zviu9Ne2DbSEf9_QY9hYMfc2v0Xm_4oaZR-HMHvAw58MZYxSBx7mOEbxlmAK9mqhCSRoIHPS-9eTBD85z8KfaoI532fwMIQMQ9YA=s1308" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Navidad 2021" border="0" data-original-height="841" data-original-width="1308" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhF7ALB14mSipoptfXeX8PC2URqb0gtbO7pGxRcbu6di-H_1OTRTUQ-hTPASRqQsgrWFmntWjSNlrLhQ-zviu9Ne2DbSEf9_QY9hYMfc2v0Xm_4oaZR-HMHvAw58MZYxSBx7mOEbxlmAK9mqhCSRoIHPS-9eTBD85z8KfaoI532fwMIQMQ9YA=w400-h257" title="Nacimiento" width="400" /></a></div><br /><p></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-22036811958349257752021-12-22T17:15:00.003-05:002021-12-22T18:04:33.073-05:00La crisis del todo por la parte<p> <span style="text-align: justify;">Séneca describe bien los síntomas de una crisis de identidad, (de los 30, de los 40, de los 50 o como quiera llamarse):</span></p><div class="separator" style="clear: both;"><div class="separator" style="clear: both;"><span style="text-align: justify;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both;"><i style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjt78dVIuZaPhnRtCHLYY79r1AsfvT_4VyYugjaUbUy1s7Y98Hn0B9eQ77HTYU4cvVp6EpNT_b0JuVHuhTIpR7mbxmyi2vMoxTkcu4JqvZu3oKsADIWLfbOIWvrcP5k9c3PaXWqBCT2ho9_htmuQBYou9v4rcQmbgjiQfd0OWYW_DhSlGQPrniByHaN=s418" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="418" data-original-width="354" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjt78dVIuZaPhnRtCHLYY79r1AsfvT_4VyYugjaUbUy1s7Y98Hn0B9eQ77HTYU4cvVp6EpNT_b0JuVHuhTIpR7mbxmyi2vMoxTkcu4JqvZu3oKsADIWLfbOIWvrcP5k9c3PaXWqBCT2ho9_htmuQBYou9v4rcQmbgjiQfd0OWYW_DhSlGQPrniByHaN=w169-h200" width="169" /></a></div>"Todo lo que hice hasta estos mismos instantes, quisiera mejor no haberlo hecho: cuando reflexiono sobre lo que dije, envidio a los mudos: todo lo que deseé lo considero maldiciones de los enemigos; solamente lo que temí, justos dioses, fue mejor que lo que ambicioné. Rompí las amistades con muchos y (...) ni de mí mismo soy amigo todavía." </i></div></div><div class="separator" style="clear: both;"><i style="text-align: center;"><br /></i></div><div class="separator" style="clear: both;"><span style="text-align: justify;">Lo más llamativo, quizá, es esa enmienda a la totalidad: "todo lo que hice, dije y deseé", que siempre tiene una carga excesiva. Cada vez soy menos amiga de las enmiendas a la totalidad. Quizá Séneca, que no era cristiano, no habría meditado suficiente la sabiduría que esconde ese cuidado que Dios pone en no llevarse el trigo con la cizaña. </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Eso sí, es más fácil dar esquinazo al todo que examinar las partes. El todo siempre tiene el riesgo de quedarse en algo abstracto, general. Las partes son lo concreto: los errores, las faltas, las culpas singulares: eso que hice o dejé de hacer en aquél momento, eso que dije o no dije en aquél otro, ese deseo que dejé que creciera, ese otro que dejé que se marchitara. En una conversación de media hora, lo que dije durante esos dos minutos, en aquél encuentro de días lo que hice durante esa media hora. Dentro de aquél deseo, ese matiz.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Sólo en lo concreto hay redención. De lo contrario se rompen amistades, como bien dice Séneca, con otros y con uno mismo. Y es que en esa manera de juzgar el todo es seguro que hay más posibilidades de llegar a un juicio equivocado. Y empezar a corregir el rumbo con un juicio injusto, no parece que tenga muchas posibilidades de llegar a buen puerto.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Vamos siendo en el tiempo, distintos y los mismos. El tiempo trae esas pequeñas partes que formarán, algún día e inevitablemente, un todo irrompible. Entonces y sólo entonces observaremos el valor de cada parte, de cada cosa pequeña que hicimos u omitimos, que en cada minuto estuvimos siendo. Así mirado, además de entronizar lo pequeño y lo presente, podemos también liberarnos del pasado que pesa como muy poco o demasiado. La enmienda a la totalidad es síntoma de pereza y vanidad: pereza para examinar la parte y vanidad para creer que todo cabe en un juicio humano. </div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Mejorar en pequeñas oportunidades es asequible a cualquier bolsillo, incluso cuando el alma parece andar en números rojos. Quién fui o quién seré, esa no es la cuestión. Andar buscándose donde no se está, en un tiempo descolocado, es la mejor receta para no encontrarse nunca. Juan Ramón lo dice como sólo a él sale: </div><div style="text-align: left;"><br /></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div><span style="background-color: white; color: #1f2021; text-align: center;"><span style="font-family: trebuchet;">Yo no soy yo.</span></span></div><span style="font-family: trebuchet;"><span style="background-color: white; color: #1f2021; text-align: center;">Soy este</span></span><div><span style="background-color: white; color: #1f2021; text-align: center;"><span style="font-family: trebuchet;">que va a mi lado sin yo verlo (...)</span></span></div></blockquote><p style="text-align: left;">Cómo voy a ser yo si me empeño en negar mi tiempo, mi parte, mi pequeño tesoro escondido en este mismo segundo. </p><div style="text-align: left;"><br /></div></div>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-54628777034427709192021-09-14T19:22:00.007-05:002021-09-14T20:26:18.887-05:00Silencios<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-gS0oWK8mvBk/YUE9Y2V8UzI/AAAAAAAABZ8/988Z4EKdmIguUBc-V_BEnmtI5iSgD8tfQCLcBGAsYHQ/s1768/colillas-suelo.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1768" height="195" src="https://1.bp.blogspot.com/-gS0oWK8mvBk/YUE9Y2V8UzI/AAAAAAAABZ8/988Z4EKdmIguUBc-V_BEnmtI5iSgD8tfQCLcBGAsYHQ/s320/colillas-suelo.jpeg" width="320" /></a></div>Recordaba hoy una escena. Era Madrid en invierno. Por la<span style="text-align: justify;"> mañana, llegué a la estación de tren y vi la siguiente: un hombre, bien vestido, paseaba haciendo círculos delante de la puerta de la estación. Esperó a que saliera la gente. Cuando aquello se quedó vacío, empezó a recoger colillas del suelo, esas que se tiran a medio consumir por las prisas. Debió de encontrar cinco o seis. Se las metió al bolsillo de la chupa negra y se sentó a fumar en una banca donde pegaba algo del sol frío de la mañana. Se me encogió el corazón. </span><p></p><div style="text-align: justify;">Alguien más contempló la escena y la completó: una chica que había salido con la marabunta, entró nuevamente a la estación, se acercó al estanco, compró un paquete de tabaco y se dirigió hacia el hombre. Le entregó los cigarrillos con una mano, mientras con la otra le dio una leve palmadita en la espalda. A las crisis hay que ponerles nombre, vestirlas con una chupa negra, mirarlas a la cara y, mejor, a los ojos. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cada vez se ve más gente hurgando entre la basura, durmiendo en el portal de un banco o –como éste– recogiendo las colillas que otros desechan. A todos –a quien más, a quien menos– nos sobrecoge. Pero en general se guarda un silencio impotente, avergonzado. Parece que cuando vemos a cada persona se nos vienen encima las decenas, los cientos, los millones de personas que van por la vida apenas sobreviviendo. Y nos parece que el problema se nos va de las manos. Y pasamos de largo, en silencio. Pero en realidad nos hemos encontrado a una persona, <i>esa</i> persona. Y para un café, un bocadillo, un paquete de cigarros, una palmadita en el hombro, quizá, ya nos llega. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Lo que vi me recordó la frase J. M. Mora Fandos: <i>"Sospecho que el llamado silencio de Dios es principalmente nuestro silencio sobre Dios"</i>. Y yo sospecho que en las penurias de muchos, algo hay de nuestra indiferencia. Quizá lo más digno sea dignificar a quien podamos, uno a uno, en lugar de salir con la marabunta a dar gritos de indignación. Sacudirnos el silencio, pero en voz baja y hablando al oído, o dando palmaditas cuando se pueda.</div>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-83342994106035871312021-07-28T16:24:00.003-05:002021-07-28T16:24:49.945-05:00Ser como niños<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-Oo0hf__dyqo/TseXgOY_3VI/AAAAAAAAAEo/UbEQnBx3z_0/s1600/mafaldacurita.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><br class="Apple-interchange-newline" /><img border="0" height="200" src="http://2.bp.blogspot.com/-Oo0hf__dyqo/TseXgOY_3VI/AAAAAAAAAEo/UbEQnBx3z_0/s200/mafaldacurita.jpg" width="170" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">Pocos consejos del Evangelio me resultan más desconcertantes que aquél "debéis haceros como niños" (especialmente desde que tengo dos sobrinas pequeñas entre los dos y cuatro años). Tal como está el patio, cabría plantarse ante el Maestro y tener una conversación algo más larga y acalorada que aquella con Nicodemo, a la fresca de la noche mediterránea.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-bNokcicU5PE/TseXh4fBYgI/AAAAAAAAAEw/Tu7Ekrx1BFI/s1600/mafalda2.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="164" src="http://4.bp.blogspot.com/-bNokcicU5PE/TseXh4fBYgI/AAAAAAAAAEw/Tu7Ekrx1BFI/s200/mafalda2.jpg" width="200" /></a>Me siento de vez en cuando en el parque a observar a los niños y me parece más fácil convertirme en un esbelto camello para pasar por el ojo de una aguja. Los niños dicen siempre lo que piensan, algo que en el mundo de los adultos pocas veces se perdona. Pero a ellos les protege su inocencia. Y dejamos que suelten verdades como puños porque intentamos proteger esa manera inocente, recién estrenada de ver el mundo. Esas pequeñas indiscreciones son el museo donde guardamos las reliquias de la autenticidad.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-M-U6hdTPPEg/TseXi4JN3zI/AAAAAAAAAE4/JJD-jEBxtbU/s1600/Mafalda.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="144" src="http://1.bp.blogspot.com/-M-U6hdTPPEg/TseXi4JN3zI/AAAAAAAAAE4/JJD-jEBxtbU/s320/Mafalda.jpg" width="320" /></a>Los niños no se defienden de la verdad, no se preocupan de si queda bien o mal soltar sus ocurrencias, enfadarse o reir ante las ridiculeces de los adultos. Los niños echan margaritas a los cerdos y a los perros. Acarician a los mendigos, muestran compasión sin complejos; de manera natural son astutos y sencillos, perdonan con cierta facilidad, olvidan todo cuando lo que está en juego es volver a jugar.</div><div style="text-align: justify;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-KotS577wN4I/TseXkWN25QI/AAAAAAAAAFA/7s0EYlu8wtI/s1600/mafalda3.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="185" src="http://2.bp.blogspot.com/-KotS577wN4I/TseXkWN25QI/AAAAAAAAAFA/7s0EYlu8wtI/s200/mafalda3.jpg" width="200" /></a></div><div style="text-align: justify;">También los niños sufren. Son especialmente sensibles a la injusticia y la crueldad (a pesar de que ellos mismos pueden ser crueles e injustos como el que más). Viven confiados y esa confianza desmedida, en un mundo tan medido con baremos menos nobles, es todo un reto para los niños ya crecidos. Qué difícil ser niño. Qué hermoso ser niño. Qué arriesgado, ¡madre mía, qué arriesgado! Y sin embargo... quién pudiera, ¿no?</div>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-13668001343650812622021-07-26T23:44:00.001-05:002021-07-27T16:46:05.282-05:00Apocalíptica y esperanzada<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-Nzop5zDmWHM/YP-O6SxFatI/AAAAAAAABZk/25gkJvsp_eE8_z2rnZ5exkvRibvPckddgCLcBGAsYHQ/s512/unnamed.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Everest" border="0" data-original-height="256" data-original-width="512" height="160" src="https://1.bp.blogspot.com/-Nzop5zDmWHM/YP-O6SxFatI/AAAAAAAABZk/25gkJvsp_eE8_z2rnZ5exkvRibvPckddgCLcBGAsYHQ/w320-h160/unnamed.jpeg" width="320" /></a></div><br />Para ponerme a tono con los tiempos, he vuelto a ver algunas películas que cuentan historias de catástrofes y situaciones límite. Viven o Everest, por poner un ejemplo de historias reales, donde se muestra (hasta donde el cine da de sí), la capacidad humana de solidaridad para salir adelante aún cuando todo está en contra y empuja hacia el abismo de la apatía y la desesperanza. Una de las reflexiones que se repiten una y otra vez en los testimonios de los Supervivientes de Los Andes es que allí tuvieron dos experiencias muy claras y profundas: la primera, la experiencia de la compañía de Dios, a pesar de la prueba por la que estaban pasando. La segunda, lo poco que necesita el ser humano para vivir y ser feliz. <p></p><p>Después de más de medio siglo sin guerras en Occidente tras el trauma de la I y II Guerras Mundiales en el siglo XX, las generaciones que estamos construyendo la Historia de este primer cuarto de siglo, parece que hemos olvidado que la verdadera tragedia consiste en el olvido de lo esencial. Sustituimos el bien por el bienestar, la verdad por las certezas que nos permitan ejercer el control sobre lo desconocido, el dolor y el esfuerzo. Hemos ocultado la belleza con la banalidad de modas que se elevan a tal gloria que da pena. Hemos preferido que los medios nos digan qué pensar, porque pensar por cuenta propia sale caro, por el precio de los libros y el desprestigio social que conlleva, a menos que seas parte del mainstream amaestrado. </p><p>A Dios lo quieren fuera de escena a como dé lugar y se le ataca velada o descaradamente. Las libertades y derechos son machacados en nombre de la seguridad de la tribu, olvidando la máxima que tan bien expresa Javier Gomá en una entrevista (El País, 18 de septiembre 2019): </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-7A-_N6fqCrE/YP-D0TCvWuI/AAAAAAAABZc/STX8YBeoYcEpM6XZ7nIL5A4O_FU063J3gCLcBGAsYHQ/s1406/Captura%2Bde%2Bpantalla%2B2021-07-26%2Ba%2Blas%2B22.53.36.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="752" data-original-width="1406" height="214" src="https://1.bp.blogspot.com/-7A-_N6fqCrE/YP-D0TCvWuI/AAAAAAAABZc/STX8YBeoYcEpM6XZ7nIL5A4O_FU063J3gCLcBGAsYHQ/w400-h214/Captura%2Bde%2Bpantalla%2B2021-07-26%2Ba%2Blas%2B22.53.36.png" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><br /></span></div><p>Si alguien me preguntase cuál será la gran batalla intelectual, moral y existencial del S. XXI, respondería que, sin duda, será la gran causa de la dignidad humana. Como una gran obra maestra que ha sido retocada y restaurada tantas veces que ha llegado un momento en el que lo que aparece sobre el lienzo no se asemeja a la pintura original, hemos de limpiar, restaurar, y seguir pintando inspirados en este noble concepto que está pidiendo a gritos aparecer, no sólo enmarcado en pan de oro para ser contemplado, sino ser llevado a la vida real, al guion práctico de la vida en todo el mundo, en cada mundo personal. </p><p>Conservar y hacer brillar la libertad de espíritu es una misión que no se puede prorrogar. Porque necesitamos ver , palpar, escuchar cómo hay gente normal que llega a la cima del Everest y muere rescatando a un amigo. Porque si hay un tipo que cruza Los Andes en invierno con ropas de verano y jirones de un asiento de avión sólo para volver a ver a su padre, necesitamos verlo. Porque necesitamos prestar oídos a quienes se oponen a la corrupción del ser humanos a través de ideologías que desconocen, justamente, la grandeza de la dignidad. </p><p>En Everest, hay un diálogo muy bello con mucha enjundia. El grupo que intentará el ascenso, está reunido en el campamento base tomando un trago alrededor del fuego. Uno se pone en plan profundo y pregunta a cada uno: ¿Por qué subes el Everest? Y uno de ellos responde:</p><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><p style="text-align: left;"> <span style="color: #0b5394;">"Hay una escuela primaria donde vivo y estuve hablando con esos niños que me ayudaron para reunir el dinero para poder venir y me dieron una bandera para la cumbre. Así que pienso que, tal vez, si ellos ven que un tipo cualquiera puede perseguir sueños imposibles, tal vez eso los inspire a hacer lo mismo. Voy a escalar el monte Everest porque puedo. Porque siendo capaz de subir tan alto y ver ese tipo de belleza que nadie ve nunca, sería un crimen no hacerlo."</span></p></blockquote><p>No sigo con la historia de Doug para evitar el spoiler. Sólo añadiría algo a esta magnífica reflexión del personaje: también hay una belleza que casi nadie contempla en las simas, cimas y mesetas de cada persona. Sólo hay que aprender y prepararse para ser digno de confianza contemplar así ese sacro paisaje. Podemos y sería un crimen no hacerlo. </p><p> </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;"> </span></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><p> </p></div></blockquote></blockquote><br /><p><br /></p><p><br /></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-40724223706517813672021-03-23T13:15:00.008-05:002021-03-23T16:22:04.300-05:00Los mundos de los niños<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-W3ZPHlpJEr8/YFowKp_S51I/AAAAAAAABYE/URhxGQf8H58i_WWrpsyBstCkEyvqIEABACLcBGAsYHQ/s360/unnamed.png" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="224" height="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-W3ZPHlpJEr8/YFowKp_S51I/AAAAAAAABYE/URhxGQf8H58i_WWrpsyBstCkEyvqIEABACLcBGAsYHQ/w124-h200/unnamed.png" width="124" /></a></div><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Mi sobrina M., que en breve hará 4 años, tiene un poco de lío entre la velocidad digital y la velocidad vital. Ha echado los dientes con la magia del móvil que te da lo que deseas en un segundo y sin rechistar. Los niños van saltando del mundo representado, irreal, tan expedito para satisfacer deseos de inmediato; al terreno de lo cotidiano con su realidad firme y terca en su resistencia al deseo. A veces trastoca el manual de instrucciones, pisa tierra con el chip digital encendido, y el tortazo no se hace esperar. </span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">El otro día, M. quería jugar con un pony en concreto, de los varios que tiene en la colección que comparte con su hermana pequeña, L. La acompañé hasta el bolso donde los tenía guardados. Mientras yo buscaba con gran parsimonia, ella hizo un barrido rápido con la mano y la mirada, y a una velocidad equivalente a dos clicks, empezó a perder los papeles, dando por supuesto que había perdido al pony. Yo miraba su pequeño y dulce rostro, que mostraba sucesivamente un poco de angustia, enojo, frustración; hasta llegar a la desesperación y el llanto. </span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">-¿Qué te pasa?, le pregunté.</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">-¡No está mi pony!, respondió entre sollozos. </span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Le hice una caricia y le dije, con un tono sereno y una sonrisa, que no se preocupara tanto, que no lo había encontrado todavía porque la búsqueda aún no había terminado. Ella me aseguraba que no, como dando por supuesto que su búsqueda se había acabado y que del pony no había ni rastro. Me enterneció su certeza. Ella pensaba, con seguridad, que no había más exploración posible. Cuando se tranquilizó, le propuse buscar a mi manera, con calma. Incluso conseguí que se riera gritando como capitán de caballería arengando a su ejército: </span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">- ¿Cómo vamos a buscaaaar?</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">- ¡Con caaalmaaa!, gritaba ella entusiasmada con la misión. </span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Así que fuimos sacando los juguetes del bolso, uno por uno, llamándolos por sus nombres, conforme salían de su pesebrera abolsada. Casi no quedaba nada dentro y, al final, apareció la bendita Applejack, tamaño microbio, en una esquina, medio escondida en un rincón de tela. M. la sacó y se puso eufórica. </span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">- ¡Mira tía Co! ¡Aquí está, no se perdió!</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Yo celebré con ella y volví al juego de la caballería. </span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">- ¡A ver, M.! ¿Cómo la encontramos?</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Silencio... me acerqué a su oído para chivarle lo que esperaba que respondiera: buscando, ¡con calma!</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">- ¡M.!, ¿cómo encontramos a Applejack?</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">- ¡Buscando con calma!</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">- ¿Cómo?</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">- ¡Buscando con calma!</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Lo repetimos 5 o 6 veces, con cosquillas y carcajadas intercaladas, y volvimos a guardar la mini yeguada en su sitio. </span><span style="font-family: helvetica;">Poco después, vino L. (dos años y medio) y quiso incorporarse al juego. Quería a la princesa no sé qué. Y antes de que L. pudiese asomar las narices al bolso, saltó M. muy convencida: "a ver, L., no te </span><i style="font-family: helvetica;">peocupes</i><span style="font-family: helvetica;">, la vamos a </span><i style="font-family: helvetica;">encontas</i><span style="font-family: helvetica;">, buscando con caaaalma."</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Si siempre ha sido importante educar a los niños en las virtudes, que son los músculos de la voluntad, ahora es todavía más urgente. Hay una competencia desleal entre los dos mundos en los que viven, el real y el tecnológico-digital. Los niños necesitan aprender a diferenciar cómo actuar en cada uno, sin mezclarlos. Es fácil rechazar lo que es arduo y requiere esfuerzo, que es casi todo lo que merece la pena en esta vida. M. no era consciente de que, jugando, estaba aprendiendo a ejercitar la paciencia y la perseverancia. Da igual que no sepa ponerles nombre como a los ponys. Lo importante es que sepa hacerlo y que lo haga constantemente hasta que se vuelva parte de su diminuta naturaleza en crecimiento. Necesitan contar con esas capacidades, cuanto antes, mejor.</span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 5px 0px; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Necesitan saber cómo se maneja la tecnología que tienen a la mano, pero, fundamentalmente, necesitan saber manejarse a sí mismos, poder disponer de sí y, en la misma medida, estar disponibles para los demás. Saber apreciar lo real con sus resistencias y dificultades, sin pedirle que funcione como una búsqueda en Youtube. Necesitan aceptar que la realidad se resiste y que eso no es un problema, sino un reto. Necesitan experimentar la satisfacción de conseguir lo que no está a su alcance con un movimiento de su dedo, sentir cómo protagonizan sus acciones y sus logros. No lo tienen fácil y, menos aún, los padres. La vida propone, a niños y adultos, entrar en el juego en el que yo me zambullí con M. Todo llega, todo se alcanza, siempre que valga la pena buscarlo: con calma. </span></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-40777562821702905022021-03-19T12:11:00.003-05:002021-03-19T12:11:43.129-05:00Enredada en las redes<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-bjek_Sj30A0/YFTbCLIMljI/AAAAAAAABX0/QakOFSqzrtsTzJoETYypO3aJ92CGbmSQACLcBGAsYHQ/s667/pesca-Sorolla-realizada-puerto-Ayamonte_1368173716_102000379_667x375.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="667" height="225" src="https://1.bp.blogspot.com/-bjek_Sj30A0/YFTbCLIMljI/AAAAAAAABX0/QakOFSqzrtsTzJoETYypO3aJ92CGbmSQACLcBGAsYHQ/w400-h225/pesca-Sorolla-realizada-puerto-Ayamonte_1368173716_102000379_667x375.jpeg" width="400" /></a></div><span style="font-family: Helvetica; font-size: 12px;"><p><span style="font-family: Helvetica; font-size: 12px;"><br /></span></p>La profusión de redes sociales exige una gran disciplina para no terminar en un enredo entre tiempo perdido y tiempo ganado, jerarquía de prioridades o caos. Personalmente, soy como el pescador novato, al que pone entre las cuerdas, su meritorio afán de pescar. Para evitarlo, trato de mantenerme a raya, poniéndoles cota de tiempo y hora del día. Me sale fatal y sigo enredándome. A pesar de los buenos propósitos; la tentación de las notificaciones, los debates apasionados, los artículos que escriben mis amigos (y otros grandes columnistas como ellos), me atrapan, sin que yo oponga mucha resistencia.</span><span class="Apple-converted-space" style="font-family: Helvetica; font-size: 12px;"> </span><p></p><p class="p1" style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Ahora tomo distancia y veo lo absurdo del asunto. Publicar lo que se escribe, se ha vuelto lamentablemente corriente. Merece la pena ser un editor exigente consigo mismo y no publicar nada que resulte, a la larga, vulgar y ordinario. No hace falta insultar expresamente para insultar al lector inteligente. Basta con publicar cualquier cosa, sin pensarlo mucho, ni releerlo para evitar erratas y errores de bulto.</p><p class="p2" style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Es importante reconocer que, en las redes sociales, podemos caer en la ilusión de creernos tiburones, cuando –en realidad– somos un atún más en un banco de atunes. Por eso, sobretodo, es fundamental hacer oídos sordos al canto de sirena que entonan los móviles, atrayéndonos hacia una vida de esclavitud tecno-ilógica. Mejor escribir poco, si lo que escribimos está bien escrito y es bueno. Breve o extenso, si bueno, vale, aunque contradiga a Gracián.<span class="Apple-converted-space"> </span></p><p class="p2" style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Y vuelvo al propósito, pero por otro motivo. Cambio de políticas en mi unipersonal editorial digital. Menos, es más: más calidad, aunque implique menos cantidad. Más tiempo para pensar y escribir con tiento y cariño. Publicar sólo lo que, dentro de mis limitaciones, pueda ser apreciado por mis lectores (no mis seguidores, que no son –necesariamente– quienes me leen).<span class="Apple-converted-space"> </span></p><p class="p2" style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px;"><br /></p><p class="p2" style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 14px;">Desenredarse, en ambos sentidos, puede constituir una virtud específica en los tiempos que corren, y corren mucho. Darle su sitio al <i><b>Κρόνος</b></i> y al <i><b>καιρός</b></i>, es decir al implacable e imparable tic-tac, que vuelve pasado al futuro con tanta rapidez; y también al remanso del tiempo en pausa, que es el que cuenta para contar nuestra propia historia. De ahora en adelante, procuraré escabullirme de los pescadores, de los que pescan con red y de los que pescan con línea.<span class="Apple-converted-space"> </span></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-40294033112138087902021-02-26T19:45:00.005-05:002021-02-27T04:43:50.889-05:00Líber et libertas<p><span style="text-align: justify;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-MuzWYr0YnmQ/YDmWK7sppiI/AAAAAAAABXA/p5G5rlpzAz86xRg3PsN-YyhRObt3brsiACLcBGAsYHQ/s2048/academic_freedom_feature-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1102" data-original-width="2048" height="215" src="https://1.bp.blogspot.com/-MuzWYr0YnmQ/YDmWK7sppiI/AAAAAAAABXA/p5G5rlpzAz86xRg3PsN-YyhRObt3brsiACLcBGAsYHQ/w400-h215/academic_freedom_feature-1.jpg" width="400" /></a></div><br />Lo mejor de mi conferencia para mi ingreso formal en el Grupo América, hace ya algunos años, fue el coloquio. No suele ser lo habitual, pero como estábamos muy a gusto, el presidente accedió a que hubiese un turno de preguntas. Susana Cordero, Directora de la Academia de la Lengua (Ecuador), había tomado algunas notas durante la conferencia. Yo me había referido a la afinidad entre el latín<span style="text-align: justify;"> </span><i style="text-align: justify;">liber</i><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">y</span><span style="text-align: justify;"> </span><i style="text-align: justify;">libertas. </i><span style="text-align: justify;">No hay entre ambos parentesco etimológico, pero sí una afinidad de sentido muy profunda. Años después, Luciano Canfora usaría ese dúo, libro y libertad para su ensayo publicado en español en 2017 por la Editorial Siruela. </span><p></p><p><span style="text-align: justify;">Los buenos libros nos liberan: de la abrumadora practicidad del presente y sus circunstancias, del espacio y el tiempo en que vivimos, de los límites para poder conocer a más personas y personalidades. Los libros nos proporcionan el billete para un viaje a otras épocas, a otras situaciones -a veces tan parecidas a las nuestras- desde una mirada diferente. Nos presentan interlocutores interesantísimos con los que se puede extender el diálogo interior por tiempo indefinido.</span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Susana, sin embargo, preguntaba por la relación entre el libro y la libertad, pero desde el punto de vista de la creación. Su pregunta (no es literal): ¿Cómo se gana libertad cuando escribes, cuando creas? Me quedé un momento pensando en la respuesta. Todavía sigo dándole vueltas. Es una pregunta profunda. Lo que me vino a la mente en ese momento, lo sigo sosteniendo y procuro ampliarlo. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuando hay cierta sensibilidad ante la Belleza, hay momentos de epifanías concretas. Puede ser algo vivido en primera persona, o contemplado en otros lugares, en otras personas, en ciertas situaciones. Entonces, la Belleza se concreta y te invita a procurar <i>decirlo</i>. Quedas atrapado por ese <i>glance</i> momentáneo, capturado por él para a su vez liberarlo del espacio reducido de tu personal experiencia. Y como no hay libertad sin lucha, empieza la pelea denodada, con las palabras en mi caso, para intentar llevar esa experiencia a otra nueva concreción. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El reto está en no traicionar la grandeza de aquello que se ha visto, en no traicionar lo bello, en ser un mensajero fiel. No siempre se consigue. Pero cuando sucede, cuando un poema refleja algo de esa grandeza a pesar de las limitaciones propias y del lenguaje, entonces se experimenta una liberación y una alegría que no se compara con casi ninguna otra experiencia humana. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por una vez, cuando sucede, la necesidad de compartir algo grande, más o menos se consigue. Se ha transformado en algo tangible, realizado en el lenguaje, destemporalizado por la escritura. Allí, justo allí, se abraza la libertad de la creación. Cuando tienes la gracia, en todos los sentidos, de contemplar y hacer posible la contemplación. Aunque sea de una parte pequeñísima de la belleza intrínseca de la vida, incluso cuando la belleza duele. </div>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-70477993240947618402021-02-19T14:27:00.007-05:002021-02-20T12:19:06.135-05:00Una pluma y un amigo<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-t1xEpBEcBP0/YDARFYsdA8I/AAAAAAAABW0/CXTNYpC921w-UeFQaFMI1L-A3BlJ4Jr1ACLcBGAsYHQ/s464/pluma%2Bfuente_adictamente%2B%25282%2529.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="464" src="https://1.bp.blogspot.com/-t1xEpBEcBP0/YDARFYsdA8I/AAAAAAAABW0/CXTNYpC921w-UeFQaFMI1L-A3BlJ4Jr1ACLcBGAsYHQ/s320/pluma%2Bfuente_adictamente%2B%25282%2529.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="text-align: justify;">Tengo una pluma nueva, barata y azul, de punto medio. La última que tuve se me perdió en la mudanza. Echaba de menos escribir con pluma, el ritual de rellenar el cartucho con tinta, esa sensación diferente que hace que los trazos sean más míos, según va dando de sí el plumín hasta acoplarse a mi pulso. Hace ilusión estrenar cosas nuevas. Pero, no hay nada como sentirlas ya tuyas, un poco envejecidas, sin resistencias. Como dice un aforismo de</span><span style="text-align: justify;"> </span><a href="https://www.casadellibro.com/libro-el-vaso-medio-lleno/9788412271201/12036102" style="text-align: justify;" target="_blank">Enrique García-Máiquez</a><span style="text-align: justify;">: "Los objetos también se domestican."</span><p></p><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Son esos objetos y lugares con las que nos sentimos como con las viejas amistades. Esos amigos con quienes no hace falta acomodarse y discernir prolijamente qué decir o qué hacer. Con ellos basta juntarse y todo lo demás se acomoda al nosotros. De esas amistades hay pocas. Y qué pena cuando, como la pluma, se pierden en una mudanza de carácter o de circunstancias. Y por otra parte, qué bueno; porque las personas no se domestican, no sin dañarlas. Se conocen, se acompañan, se aceptan y se quieren. Y, en todo caso, a través de la amistad, se domestica el carácter de cada uno, libremente. Cada uno lo hace consigo mismo, para estar a la altura del otro. Aquel refrán, uno poco gastado que dice que "quien tiene un amigo, tiene un tesoro", se podría interpretar desde esta perspectiva. Sí, es un tesoro, y esas grandes amistades han contribuido, sin duda, a pulir el diamante en bruto. </div>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-91307149237135496752021-02-17T14:35:00.006-05:002021-02-19T14:26:30.680-05:00Ya casi...<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-XV2GxxJo50w/YC1v1FuHXJI/AAAAAAAABWk/vGgbnXaDPVk1Wh7N4DbQ_D6PxhYHVhcYgCLcBGAsYHQ/s279/capilla_sixtina-2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="187" data-original-width="279" src="https://1.bp.blogspot.com/-XV2GxxJo50w/YC1v1FuHXJI/AAAAAAAABWk/vGgbnXaDPVk1Wh7N4DbQ_D6PxhYHVhcYgCLcBGAsYHQ/s0/capilla_sixtina-2.jpg" /></a></div>Quién no pronuncia esta frase a diario o, por lo menos, con mucha frecuencia. Ya... casi cierro el contrato, ya casi está la comida, ya casi he terminado, ya casi llego, ya casi la he olvidado, ya casi soy feliz. Se podría decir que este estado de inconclusión permanente, en algún aspecto de la vida, paradójicamente nos define. Es decir, estamos determinados a estar indeterminados. Las acciones que realizamos en el tiempo viven mientras dure el "casi". Nuestra vida se mantiene mientras dure el "casi". <div><br /></div><div>Esto puede causarnos, a veces, cierto malestar. Porque, no sé qué espíritu de nuestro tiempo, nos aprieta y nos mete prisa por terminar, por cerrar, por acabar lo que sea, como sea. Y, sí, también, los plazos están para cumplirlos, benditos ellos. No se trata de dilatar innecesariamente tareas, decisiones y, lamentablemente, tampoco las vacaciones. Todo tiene su cajoncito en el tiempo, que se abre y se cierra.<p>Yo agradezco esa posibilidad de estar en el casi. Primero, porque quiere decir que la parca todavía no me ha llevado. Y segundo, porque eso me permite aspirar a ser mejor, a estirarme un poco y saber que, si experimento el "casi" como oportunidad, cada día puedo ir un poco más allá, sin frustraciones. </p><p>Las acciones puntuales empiezan y acaban, y continúan sucediéndose en ese juego del principio y el final. En cambio, la tarea del perfeccionamiento humano, lo abarca todo, lo mezcla y lo aglutina durante cada día con sus noches. Y el casi, puede ser una ayuda para no desanimarse en ese afán de crecer. Porque –sabemos de antemano– que no alcanzaremos la meta, y no por renunciamos al avance. Hoy casi... Si todos los días vivimos con esa hermosa tensión del que no deja de saltar, para llegar cada vez más alto y más lejos; casi... habremos alcanzado la sabiduría. </p></div>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-4394455619762194212021-02-14T14:37:00.009-05:002021-02-14T15:14:40.055-05:00Qué pinta aquí Valentín, el santo<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-AssDcs03iuw/YCl75s_DLOI/AAAAAAAABWY/CdyCbyO9kr4lCBm4eAhJ7FSmHTWLhpIWACLcBGAsYHQ/s1185/Saint-Valentine-patron-of-epileptics-woodcut-of-394-318-cm-1470-1480-artist.png" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1185" data-original-width="850" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/-AssDcs03iuw/YCl75s_DLOI/AAAAAAAABWY/CdyCbyO9kr4lCBm4eAhJ7FSmHTWLhpIWACLcBGAsYHQ/s320/Saint-Valentine-patron-of-epileptics-woodcut-of-394-318-cm-1470-1480-artist.png" /></a></div><br />Celebrar San Valentín, como el gran día del amor y la amistad, me produce cierto rechazo. Será porque mi convicción acerca de la celebración cotidiana que requieren ambos, hace que lo vea con cierta sospecha. Hoy, además, me di cuenta de que no sabía nada acerca del santo, de su historia y, por qué, en algún momento, se le adscribió este patronazgo. <p></p><p>Resulta que, para empezar, no se sabe si el santo, efectivamente existió. La primera en la frente. Se supone que fue uno de los tres mártires ejecutados por, no se sabe si, el <span style="background-color: white; font-family: inherit; text-align: justify;">Emperador romano, Claudio II, o su sucesor, Aureliano, alrededor del año</span><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">270 d.C. San Valentín habría sido un obispo que casaba, en la clandestinidad (cosa que ya tiene su toque de romanticismo), a los soldados romanos. En la época, un soldado se casaba con las armas de Roma y no más. El amor humano se consideraba un estorbo y, el matrimonio, traición. </span></span></p><p><span style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">De ahí que Valentín, valientemente, daba a los soldados (doblemente valientes, por ser soldados y por optar por el matrimonio), la posibilidad de formar una familia, saltándose la ley –nunca mejor dicho– alegremente. Al parecer, se llegó a conocer lo que Valentín hacía por los enamorados militantes que, por militares, estaban condenados a privarse de mujer e hijos y lo apresaron. Lo acusaron de ser cómplice de incumplir los mandatos del emperador y de profesar la fe cristiana. Se supone que lo ejecutaron un 14 de febrero, después de negarse a renunciar al cristianismo. </span></span></p><p>En 1969 se retiró a San Valentín del santoral, pero, para entonces, ya la fiesta se había secularizado y siguió celebrándose al margen del bueno de Valentín de Recia, tal como se celebra hoy. Después de conocer la historia, pienso que más que el patrón de los enamorados, le pega más serlo de los casados por convicción, los partidarios del yo contigo para siempre, incluso si las circunstancias lo ponen muy difícil. Yo, por lo que he visto, el matrimonio es una institución maravillosa, pero que requiere no poca valentía y perseverancia, ambas hijas directas de la virtud de la fortaleza. </p><p>Así que, aunque ya no esté en el santoral, yo ya veo la fiesta con otros ojos. Que sea el patrono de los que se enamoran, con el compromiso de llegar juntos mucho más allá del enamoramiento, me parece fantástico. Y en los tiempos que corren, este santo tiene mucho trabajo, más que casando parejas, intercediendo porque se mantengan así, fieles a su compromiso y luchando, como aquellos soldados, por ahondar en el amor conyugal, en el valor de la familia y la alegría que emana de un hogar, en el que la brasa nunca se apaga. </p><p>De modo que, con estos matices, ¡feliz día de San Valentín a todos!</p><p><br /></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-79739947112955702702021-02-12T12:51:00.003-05:002021-02-12T12:51:52.974-05:00Mentiras, pero de las buenas<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-KqZmkRfyqsI/YCa_YHrN0pI/AAAAAAAABWM/6nkWYWOtlN4I-xFw2agzq2PouJBC-DcCwCLcBGAsYHQ/s640/Literatura-y-turismo-640x330.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="330" data-original-width="640" height="165" src="https://1.bp.blogspot.com/-KqZmkRfyqsI/YCa_YHrN0pI/AAAAAAAABWM/6nkWYWOtlN4I-xFw2agzq2PouJBC-DcCwCLcBGAsYHQ/w320-h165/Literatura-y-turismo-640x330.jpg" width="320" /></a><span style="text-align: justify;">Leía en estos días a McEwan,</span><span style="text-align: justify;"> </span><a href="http://www.anagrama-ed.es/titulo/PN_655" style="text-align: justify;" target="_blank"><i>En las nubes</i></a><span style="text-align: justify;">. He pasado muy buenos ratos dejando que me engañe. La literatura es la cara amable de la "mentira"; ese juego de engaños entre el escritor y su imaginación al que, luego, se une entusiasmado el lector. Ambos comparten un mundo de mentiras que, al menos durante un tiempo, les acerca. Quizá esa sea la gran diferencia entre las mentiras malas y las buenas. Las malas rompen la posibilidad de compartir y siempre, separan y dividen, sin excepción. </span></div><p></p><div style="text-align: justify;">Esa clase peculiar de mentiras, las ficciones, que nos ofrecen las buenas historias, unen de muchas maneras. Nos unen a la comunidad de lectores, nos unen a la vida -que es, según Aritóteles– la base de la poética, porque las mejores historias son las que imitan la vida de manera verosímil. Nos unen a nosotros mismos, con nuestras luces y sombras, esas que resaltan en una lectura, –porque nos identificamos con personajes, situaciones o acciones– que nos hacen cosquillas o nos aguijonean. Vamos andando, en paralelo por el curso de la trama y por el curso de la vida, hasta que se cruzan y se entrecruzan, haciendo más ancho el camino por el que discurren nuestras andaduras. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div>Stephen King lo resume en un frase redonda: "La ficción es la verdad, dentro de la mentira". La ficción nos propone un juego que empieza como muchos juegos de niños: vamos a imaginarnos que... Al abrir un libro, nos disponemos a imaginarnos que, el mundo en que me introduciré, es verdadero. Y a partir de allí, nuestra experiencia de vida se alarga, se ensancha, se hace más profunda y se hace más rica en perspectivas y experiencias imprevistas. </div><div><br /></div><div>La única situación en la que somos felices de que nos engañen, es cuando nos miente un buen escritor, con la verdad de sus ficciones. </div><div><br /></div>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-48179712176450066452021-02-09T18:14:00.002-05:002021-02-09T18:19:08.681-05:00Los libros son maestros, en otro sentido.<p><span style="text-align: justify;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="text-align: justify;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-Vk8UrfPuh1A/YCMYTHDiGSI/AAAAAAAABVc/qGgahKFuMf4jxnlUaXbygg1MKiBWroo5QCLcBGAsYHQ/s1046/Captura%2Bde%2Bpantalla%2B2021-02-09%2Ba%2Blas%2B18.12.03.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1046" data-original-width="990" height="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-Vk8UrfPuh1A/YCMYTHDiGSI/AAAAAAAABVc/qGgahKFuMf4jxnlUaXbygg1MKiBWroo5QCLcBGAsYHQ/w189-h200/Captura%2Bde%2Bpantalla%2B2021-02-09%2Ba%2Blas%2B18.12.03.png" width="189" /></a></div>Es un lugar común hablar de los libros como maestros y se señala toda la sabiduría que contienen. El libro como contenedor de palabras sabias, de conocimiento, de historias que enriquecen la propia experiencia de la vida. Poco se habla de las lecciones que nos da la humildad de los libros. Esperan, quietos, en la estantería, como el arquetipo de la paciencia. Siempre dispuestos a compartir, a abrirse del todo sin guardarse la sabiduría, el buen humor, la historia, la frase, la anécdota, el verso. Siempre compañeros. Los libros son, en sí, el modelo más exigente para los propios escritores. Y son también el reclamo más elocuente. La quietud, y el polvo acumulado, son la materialización de nuestra irrevocable pereza.</span></div><p></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-9921031630542984402021-02-06T18:27:00.001-05:002021-02-06T21:45:54.080-05:00Crecer con el jardín<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-cGrsheCXacw/YB8dc7ZeJaI/AAAAAAAABUk/NL1kOOyy58wnikuMxS6KVdLR2OE2q8UXACLcBGAsYHQ/s1920/Arupo-Blanco-Multiflor-Vivero-0.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="226" src="https://1.bp.blogspot.com/-cGrsheCXacw/YB8dc7ZeJaI/AAAAAAAABUk/NL1kOOyy58wnikuMxS6KVdLR2OE2q8UXACLcBGAsYHQ/w400-h226/Arupo-Blanco-Multiflor-Vivero-0.jpg" width="400" /></a></div><br /></div><p><span style="text-align: justify;">Dice Josep Pla, que sus recuerdos más nítidos empiezan en la adolescencia. Yo no sabría decirlo, me parece que los míos se remontan a los dos años o tres. Es difícil saber si lo que conservo son recuerdos, o reconstrucciones a partir de fotos e historias que me han contado después. </span><span style="text-align: justify;">Las memorias más entrañables están, casi siempre, relacionadas con mis abuelos y mis tías. La casa de la calle Pinto fue la casa citadina de mi infancia. Una casa grande, de tres pisos, que ahora ha sido declarada patrimonio cultural de la ciudad, como tantas casas del barrio de La Mariscal. </span></p><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="text-align: justify;">Crecían en el patio delantero, un aguacate y dos arupos jóvenes, uno rosa y uno blanco; a los que mi abuelo cuidaba con mucho esmero. A mí me gustaba trepar por sus ramas, para disgusto del abuelo, que veía que el peso de mi cuerpo diminuto no dejaba de ser una amenaza para las ramas más débiles de los árboles. No deja de tener su no sé qué, ahora que lo pienso, que su preocupación se dirigiera más bien a que se rompiera del arupo, una rama, y no, de la nieta, una pierna. Creo que tenía bastante claro quién corría más riesgo y, hombre justo como era, se ponía del lado del más vulnerable. </span><br style="text-align: justify;" /><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="text-align: justify;"><br /></span><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="text-align: justify;">Rezongaba un poco cuando me pillaba en plena escalada, pero le podía la gracia que le hacía verme subir y bajar como un mico. También había un gran árbol viejo, que florecía durante todo el año. Me venía muy bien porque llenaba mi tienda imaginaria con un stock inacabable. Sus flores rojas, como redondos cepillos sin mango, daban mucho juego, al igual que las calas. Los </span><span style="text-align: justify;">pétalos eran</span><span style="text-align: justify;"> tazas. Mientras que, el pistilo, tras desgranarlo, colmaba </span><span style="text-align: justify;">los vasitos de cristal que le robaba a la abuela del chinero del comedor, con </span><span style="text-align: justify;">unos minúsculos granos amarillos que yo trataba de vender; como especie exótica, a precios desorbitados, a propios y extraños.</span><div><br style="text-align: justify;" /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://2.bp.blogspot.com/-QaReC4aBuFs/WgvWIljCONI/AAAAAAAAAf0/B96LVPiyaNEcQimgRJbG3n2SDd7mvtQUQCLcBGAs/s1600/fresas%2Bsilvestres.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="447" data-original-width="600" height="148" src="https://2.bp.blogspot.com/-QaReC4aBuFs/WgvWIljCONI/AAAAAAAAAf0/B96LVPiyaNEcQimgRJbG3n2SDd7mvtQUQCLcBGAs/s200/fresas%2Bsilvestres.jpg" width="200" /></a></div><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="text-align: justify;">En el patio de atrás de la casa, en un pequeño espacio entre dos higueras, crecían con disimulo y discreción unas fresas pequeñitas, que eran mis preferidas. Nunca comprendí por qué no tuvieron más espacio e importancia en el jardín de la abuela. ¡Eran tan sabrosas y tan bonitas! A las higueras jóvenes, nunca llegué a verlas cargadas de higos maduros. Unos años después, cuando yo andaba rozando los primeros padecimientos de la adolescencia, vendieron la casa. Y los higos tampoco llegaron a ver cómo maduraba yo.</span></div>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-20442979727567483672021-02-03T20:42:00.002-05:002021-02-03T21:45:18.479-05:00Ráfagas completas<p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/--E26Q8LsxsA/YBtOhyoEyvI/AAAAAAAABTw/mcNFdQUZ1gAFLE-WuVxGWb9Jd4pmwwilACLcBGAsYHQ/s620/Arika.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="456" data-original-width="620" src="https://1.bp.blogspot.com/--E26Q8LsxsA/YBtOhyoEyvI/AAAAAAAABTw/mcNFdQUZ1gAFLE-WuVxGWb9Jd4pmwwilACLcBGAsYHQ/s320/Arika.jpg" width="320" /></a></div> <p></p><p style="text-align: justify;">Hace tiempo que pasó la moda de los blogs. Lo bueno es que, poco a poco, el tiempo empieza a convertirlos en un clásico, con esa pinta vintage que tanto gusta ahora. Aquí empezamos a escribir muchos. Encontramos amistades, afinidades, dificultades y escollos que nos pulieron, como personas y como escritores. Como observadores de la vida para contarla. </p><p style="text-align: justify;">Cuando cerré este blog en 2011, pensé que nunca más volvería a abrirlo. Se me pasó por la cabeza, alguna vez, hacer una selección de entradas que pudiesen aspirar a ser libro. En otro momento, se me ocurrió reabrirlo tras editarlo sin piedad, para que no se notara tanto el proceso de la aprendiz de bloguera, poeta, escritora, filósofa y a saber qué más; que se desnuda cuando escribe. El año pasado, aprendí que siempre seré aprendiz y que, por tanto, no pasaría nada si se notase. Es más, si se nota, mejor. </p><p style="text-align: justify;">De modo que hoy, diez años después, decidí restaurarlo tal como era. Ya lo había reabierto, con trampa. Había conservado el envoltorio y escondido el regalo. Guardé como borrador todas las entradas y empecé a escribir con la ilusión (en sus dos acepciones) del tener un cuaderno en blanco, un presente sin pasado. Hoy queda todo expuesto y me gusta más. Con borrones, con hojas arrugadas y comentarios al margen. Usado, visitado, resucitado. </p><p></p><div style="text-align: justify;">460 entradas en las que anida cierta nostalgia y mucha memoria. En esta entrada que escribo ahora, aflora el miedo, como cuando publiqué la primera vez. ¿Estaré a la altura? ¿Sobre qué y para quién escribiré? ¡Qué dirán quienes pasen por aquí! Y bueno, qué más da. Creo que me importa más, a estas alturas, volver a mi blog, a mi casa con sofá, biblioteca y rescoldo. Al cuadro de Arikha y todo su significado simbólico, a las ráfagas de frecuencia intermitente, como el crepitar del fuego. Aquí me encuentro y me encuentran. En esta época de distanciamientos, nada como poder quedar aquí y hablar, de todo un poco, con cierto desenfado. Como tomando un café con los amigos. </div><p></p>Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-25598825138316495502020-04-20T00:39:00.002-05:002020-04-20T00:51:03.021-05:00Una vieja entrevista para una época nueva. <div class="posttitle" style="background-color: white; margin: 0px; padding: 0px;">
<div style="margin: 1em 0px 0px; padding: 0px;">
<span style="color: #333333; font-family: "verdana" , "tahoma" , "arial" , sans-serif; font-size: 12.16px; text-align: justify;">He decidido alternar la serie sobre las virtudes con otros temas variados para no aburriros. Siempre he pensado, con </span><strong style="color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify;">Dostoyeviski </strong><span style="color: #333333; font-family: "verdana" , "tahoma" , "arial" , sans-serif; font-size: 12.16px; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify;">y <b>Frankl</b>, que la Belleza es uno de los pilares que pueden sostenernos cuando la realidad pesa y amenaza con ocultar todos los signos de esperanza que, a pesar de estar presentes, cuesta distinguirlos entre la oscuridad del dolor y la incertidumbre. Robo la entrevista y dejo aquí el enlace al blog de <a href="https://bit.ly/2VkTacg" target="_blank">LESEG</a> que tiene contenidos estupendos. La foto es de Manuel Castells. La entrevista fue hecha en 2011, como evidencia el corte de pelo, la ausencia de arrugas y el desfase de la presentación. Ya me gustaría andar ahora presentando mi libro en Madrid y Sevilla. Estoy encerrada, como todos, y viajando muy lejos gracias a los libros. </span><br />
<span style="color: #333333; font-family: "verdana" , "tahoma" , "arial" , sans-serif; font-size: 12.16px; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify;"><br /></span>
<span style="color: #333333; font-family: "verdana" , "tahoma" , "arial" , sans-serif; font-size: 12.16px; text-align: justify;"><br /></span>
<span style="color: #333333; font-family: "georgia" , "verdana" , "arial" , serif; font-size: 1.4em; letter-spacing: 1px;">“La poesía es ver esa chispa de vida sobreabundante en las cosas y saber decirla”</span></div>
<div class="post-info" style="background: url("/wp-content/themes/pub/mistylook/img/underline1.jpg") left bottom no-repeat; color: #999999; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 0.9em; line-height: 1.6em; padding: 0px 0px 12px;">
15/03/2011 por <a href="https://leseg.wordpress.com/author/leseg/" style="color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;" title="Entradas de LESEG">LESEG</a></div>
</div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;"></strong></div>
<div class="entry" style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; margin: 1em 0px; overflow: hidden; padding: 0px 1em 0px 0px;">
<div style="line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;"><span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;"><em style="margin: 0px; padding: 0px;"><a href="https://leseg.files.wordpress.com/2011/03/foto10.jpg" style="border-bottom: 1px dashed rgb(153, 102, 51); color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;"><img alt="" class="alignleft size-medium wp-image-4003" data-attachment-id="4003" data-comments-opened="1" data-image-description="" data-image-meta="{"aperture":"0","credit":"","camera":"","caption":"","created_timestamp":"0","copyright":"","focal_length":"0","iso":"0","shutter_speed":"0","title":""}" data-image-title="Foto10" data-large-file="https://leseg.files.wordpress.com/2011/03/foto10.jpg?w=296" data-medium-file="https://leseg.files.wordpress.com/2011/03/foto10.jpg?w=288" data-orig-file="https://leseg.files.wordpress.com/2011/03/foto10.jpg" data-orig-size="296,308" data-permalink="https://leseg.wordpress.com/2011/03/15/la-poesia-es-ver-esa-chispa-de-vida-sobreabundante-en-las-cosas-y-saber-decirla/foto10/" height="200" sizes="(max-width: 287px) 100vw, 287px" src="https://leseg.files.wordpress.com/2011/03/foto10.jpg?w=287&h=300" srcset="https://leseg.files.wordpress.com/2011/03/foto10.jpg?w=287&h=300 287w, https://leseg.files.wordpress.com/2011/03/foto10.jpg?w=96&h=100 96w, https://leseg.files.wordpress.com/2011/03/foto10.jpg 296w" style="background: url("/wp-content/themes/pub/mistylook/img/shadow.gif") right bottom no-repeat; border-bottom: none; border-image: initial; border-left: 1px solid rgb(238, 238, 238); border-right: none; border-top: 1px solid rgb(238, 238, 238); display: inline; float: left; height: auto; margin: 0px 7px 2px 0px; max-width: 100%; padding: 4px 10px 10px 4px;" title="Foto10" width="191" /></a></em></span></strong></div>
<div style="line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<a href="http://innopac.unav.es/record=b2138955~S1*spi" style="border-bottom: 1px dashed rgb(153, 102, 51); color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;"><strong style="margin: 0px; padding: 0px;"><span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;"><em style="margin: 0px; padding: 0px;">Memoria del paraíso</em></span></strong></a> es el título del primer poemario escrito por <strong style="margin: 0px; padding: 0px;"><span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;">Ana </span><span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;">Corina Dávalos</span></strong>, licenciada en <strong style="margin: 0px; padding: 0px;"><span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;"><a href="http://www.unav.es/fcom/programas/grado/dobles/filoper/index.htm" style="border-bottom: 1px dashed rgb(153, 102, 51); color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;">Filosofía y Periodismo</a> </span></strong>por la Universidad de Navarra y <span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;">doctoranda</span> del departamento de <a href="http://www.unav.es/facultad/fyl/" style="border-bottom: 1px dashed rgb(153, 102, 51); color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;" target="_blank" title="Filosofía">Filosofía</a> del centro académico.</div>
<div style="line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
Ana Corina está estos días <a href="http://3.bp.blogspot.com/-o8IhjNQpaQc/TVwMp2GRQmI/AAAAAAAAA9M/xx5X9CmRc_Q/s1600/INVITACI%25C3%2593N%2BSILTOL%25C3%2581%2B-Memoria%2B2-.jpg" style="border-bottom: 1px dashed rgb(153, 102, 51); color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;">presentando su libro</a> en Sevilla y Madrid.</div>
</div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;">1.¿Qué poetas, escritores, experiencias han marcado tu vida poética?</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
Me ha marcado la literatura en general, poder hablar con buenos lectores, los buenos libros. Haber abierto un blog que me permitió estar en contacto con todo eso que te he dicho.<strong style="margin: 0px; padding: 0px;"> <span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;">Enrique García Máiquez</span></strong> me ayudó mucho al principio, <span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;"><strong style="margin: 0px; padding: 0px;">Javier de Navascués, Joseluís González</strong></span>. Experiencias… no sabría destacar ninguna. Muchas veces te encuentras ante un pequeño acontecimiento, un gesto, una paisaje que te sugiere algo distinto, que te envuelve. Entonces viene la inquietud: ¿Cómo podría compartir esto que he visto? Y las distintas artes lo intentan con su propia materia; los poetas, con las palabras. No hay una sola experiencia, es como el amor, es difícil decir por qué amas a una persona, elegir un solo motivo. Con la poesía pasa algo parecido, la belleza está presente en todas las cosas. Cuando eres capaz de percibirla, el deseo de comunicarla viene detrás, como algo irrefrenable.</div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;">2.¿Todos tenemos algo de poeta o sólo unos pocos son poetas?</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
Todos podemos disfrutar de la poesía, o de la belleza, pero no todos son capaces de escribirla. Hace falta una sensibilidad concreta hacia el lenguaje y el mundo. La poesía tiene mucho de aprendizaje, de trabajo, de pelea si quieres. Los poetas, creo yo, son los que tienen esa sensibilidad ante el mundo y el lenguaje y además eligen entrar en la pelea por expresar. Allí entra en juego el conocimiento de la tradición, de la gramática, del léxico, de las formas que históricamente se han fraguado, la métrica. Quizá con cierta sensibilidad se nace, pero educar la sensibilidad y la capacidad técnica tiene su parte de trabajo. A eso me refiero con la pelea por expresar. No todos entran en batalla.</div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;">3. ¿Por qué la poesía es para públicos minoritarios? ¿Nos falta sensibilidad en nuestra sociedad actual para la belleza?</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px;">
No creo que sea una cuestión de sensibilidad, sino de profundidad y ritmo. La poesía requiere pararse, y descubrir, pensar y disfrutar con cosas que no son inmediatas. Vamos con muchas prisas, no sé si se lee poco, creo que el problema es que no se lee bien. O no se lee a quienes más tienen que aportar: los clásicos, por ejemplo.</div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;">4. En este mundo tan convulso ¿hay lugar para la poesía?</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
Sí, claro, para desconvulsionarlo.</div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;">5. ¿Cómo se elaboró, gestó y publicó tu primer poemario <a href="http://innopac.unav.es/record=b2138955~S1*spi" style="border-bottom: 1px dashed rgb(153, 102, 51); color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;"><em style="margin: 0px; padding: 0px;">Memoria del Paraíso</em></a>? ¿Por qué los<em style="margin: 0px; padding: 0px;"> haikus</em> que aparecen en él?</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
No fueron poemas escritos para ser un libro unitario, aunque luego haya cierto hilo conductor entre ellos. Los iba publicando en mi blog, <a href="http://rafagadeletras.blogspot.com/" style="border-bottom: 1px dashed rgb(153, 102, 51); color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;">Ráfaga de Letras</a>, luego los iba recopilando, cuando eran ya unos cuantos los empecé a presentar a concursos, quedé finalista en unos cuantos, gané alguno. Tuve la suerte de que mi libro le gustara al editor de <span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;">Isla de Siltolá</span> y me propusiera publicarlo. Cuatro años, gestación lenta. ¿Por qué los haikus?… por la misma razón que un romance, para esto, o el endecasílabo para lo otro: esa forma me permite decir algo que he visto y quiero decir, de una manera especialmente intensa, sencilla.</div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;">6. Tu poeta favorito es… Aconséjanos un libro de poesías para gente no lectora de este género.</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
No sabría decir un solo nombre. Me encanta <span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;">Szymborska</span>, <span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;">Juan Ramón, Cernuda, Rosales, Eliot, Yeats</span>… Pero si es para gente no lectora… <a href="http://innopac.unav.es/search~S1*spi?/tplatero+y+yo/tplatero+y+yo/1%2C6%2C16%2CB/exact&FF=tplatero+y+yo&1%2C5%2C" style="border-bottom: 1px dashed rgb(153, 102, 51); color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;"><em style="margin: 0px; padding: 0px;">Platero y yo</em></a>, de<strong style="margin: 0px; padding: 0px;"><span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;"> Juan Ramón Jiménez.</span></strong></div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;">7. Al igual que Rilke en su <a href="http://innopac.unav.es/search~S1*spi?/tcartas+a+un+joven+poeta/tcartas+a+un+joven+poeta/1%2C2%2C6%2CB/exact&FF=tcartas+a+un+joven+poeta&1%2C5%2C" style="border-bottom: 1px dashed rgb(153, 102, 51); color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;"><em style="margin: 0px; padding: 0px;">Cartas a un joven poeta </em></a>¿Qué aconsejarías a un poeta novel?</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
Que se encuentre antes de empezar a buscar palabras. O que busque su voz encontrando palabras para expresarla. Y que lea, que lea mucho. Ricoeur decía que toda innovación nace de un proceso de sedimentación de los logros anteriores que forman parte de nuestra cultura. Una nueva forma de ver y expresar el mundo y sus complejidades tiene que estar asentada en un buen conocimiento de lo que ya se ha dicho.</div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;">8. Sugiérenos uno de tus poemas, de tu obra<span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;"> <em style="margin: 0px; padding: 0px;">Memoria del Paraíso</em></span>, uno que te guste especialmente.</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;">Niñez</span>, el que cierra el libro (pag.62-63)</div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
<strong style="margin: 0px; padding: 0px;">9. ¿Crees que “<span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;">la belleza salvará el mundo</span>” como indicaba Dostoyeviski?</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
Tal vez. Hoy en día el culto al placer es algo que está muy extendido. Y la belleza proporciona un placer inmenso, más profundo, más alto, más permanente, porque está relacionado con la verdad y el bien, no sólo con la satisfacción sensorial. La belleza hoy en día tiene quizá más posibilidades de estremecer y tiene muchos lugares en los que puede tener protagonismo: la publicidad, la vida política, las relaciones de amistad. Muchas veces decimos: ¡que gesto tan bonito…! ahí está la belleza que salva. Pero hay que empeñarse, no brota de la nada: hay que crearla. Los poetas, escribiendo; cada uno, con lo que tiene entre manos. Como decía el fundador de esta universidad: haciendo endecasílabos de la prosa diaria.</div>
<div style="background-color: white; color: #333333; font-family: verdana, tahoma, arial, sans-serif; font-size: 12.16px; line-height: 1.6em; margin-bottom: 0.7em; margin-top: 0.7em; padding: 0px; text-align: justify;">
Para oír la entrevista a Ana Corina que le hizo <span style="color: #003300; margin: 0px; padding: 0px;">Radio Universidad de Navarra 98.3</span> pincha<a href="http://www.unav.es/98.3/doc/11/02/110201cartadelibros.mp3" style="border-bottom: 1px dashed rgb(153, 102, 51); color: #265e15; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none;"> aquí</a></div>
Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-30839101086900850582020-04-17T17:51:00.004-05:002020-04-17T18:53:22.784-05:00La prudencia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-VL2X6E4cT3U/XppBGGwN4kI/AAAAAAAABP8/Sad27kIQGQc95kZG_Sq3JeW9eImYkHWCwCLcBGAsYHQ/s1600/Alegoria%2BPrudencia.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1266" height="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-VL2X6E4cT3U/XppBGGwN4kI/AAAAAAAABP8/Sad27kIQGQc95kZG_Sq3JeW9eImYkHWCwCLcBGAsYHQ/s200/Alegoria%2BPrudencia.JPG" width="158" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-align: center;">He querido comenzar con la iconología de la Prudencia. Durante mucho tiempo, se usaron iconos y alegorías de manera didáctica para recordar, a través de los símbolos en la pintura, las características de las virtudes. "</span><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif; text-align: center;">La Prudencia, por ejemplo, está encarnada por una mujer que tiene dos caras, igual que el dios romano Jano. Está mirándose en un espejo que sostiene con una mano, mientras una serpiente se le enrolla en la otra, tal como se la representa en esta pintura del italiano Girolamo Macchietti. Los dos rostros simbolizan la capacidad de considerar tanto las cosas pasadas como las futuras, y el acto de mirarse en el espejo a la hora de tomar decisiones significa conocimiento de sí mismo, sobre todo de los propios defectos, a la hora de tomar decisiones." (<a href="https://www.arteiconografia.com/2011/05/las-virtudes-cardinales.html" target="_blank">Arte e Iconología</a>) </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif; text-align: center;">L</span>as virtudes no son un conjunto en el que los elementos se sitúan en cualquier lugar dentro del círculo. <b>Las virtudes tienen aspecto de lista, y la Prudencia, es la primera</b>, porque de ella dependen todas las demás. Es decir, si no está ella, las que vienen detrás, se desdibujan.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En principio, podríamos decir que hay sólo cuatro virtudes principales, de las que las demás son una especie de hijas, nietas y bisnietas. Por eso se llaman virtudes cardinales (principales o fundamentales) a la prudencia, justicia, fortaleza y templanza; según la ética clásica. De modo que vamos a por la prudencia, lo cual es ya, en sí, un acto imprudente de mi parte, porque explicarlo así, sencillamente, en una entrada, es pretender lo imposible.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>La prudencia es una virtud muy simpática</b>, porque es, por así decir, la que <b>recoge cabeza, corazón y voluntad</b>, las pone de acuerdo y las dispone para hacer lo que está bien en una situación real, concreta, presente y teniendo en cuenta todas las circunstancias relevantes, tanto propias como del entorno. Por tanto, la prudencia implica conocer la verdad, querer el bien, encauzar las emociones para que ayuden a elegirlo y ejecutar lo que es bueno, moralmente, aquí y ahora. O también, para elegir y hacer lo que es mejor o lo menos malo. No siempre nos encontramos en situaciones en las que podamos elegir algo bueno, sino que tendremos que optar por el mal menor porque la realidad no nos deja más opciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Básicamente <b>la prudencia consiste en:</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
1. Detenerse a pensar y discernir lo más objetivamente la situación en la que debemos actuar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
2. Dirimir si nuestra intención al actuar es buena (para uno mismo y los demás), y si no lo es, corregirla.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
3. Sopesar las distintas opciones y los medios de los que disponemos para actuar para conseguir el bien que propone la intención buena.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
4. Elegir la opción y los medios más idóneos para conseguirlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
5. Decidir llevar a cabo la acción (para de pensar y disponerse a hacer).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
6. Hacer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>La prudencia puede elegir no hacer</b>. O bien porque nuestra acción, por muy bienintencionada que sea, puede empeorar la situación, o bien porque la intención y el fin de la acción que estamos pensando es moralmente malo. En ese caso, la prudencia elige <b>omitir la acción para evitar hacer el mal</b>. Normalmente, podemos tener muchos impulsos que asoman en forma de una intención torcida. (Los que tenemos muchos hermanos, sabemos de sobra las de veces que se nos ha ocurrido pegarle un bofetón que deje sentado a uno de ellos). Y tras pensarlo, nos damos cuenta de que debe quedarse en eso, en una intención torcida y fallida, que no va más allá del pensamiento. Ahí es cuando la prudencia examina la situación, la intención, la finalidad y decide que lo mejor es no actuar, omitir una acción mala, que haría daño al que lo hace y al que la padece.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los <b>verbos típicos</b> que indican que alguien está ejercitando la parte de la virtud de la prudencia <b>que</b> <b>corresponde a la inteligencia</b> son: sopesar, calcular, analizar, consultar, calibrar, considerar, dirimir, priorizar, discernir, etc. Los verbos <b>relacionados con la voluntad </b>son: decidir, desear, apetecer, querer, elegir, omitir, mandar, hacer, determinar, resolver, ejecutar, etc.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los <b>enemigos de la prudencia</b> son varios y están bien identificados. Normalmente impiden que la virtud se ejercite en todo su recorrido, que no inicie o deje a medias el proceso y evitar que llegue a término.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En primer lugar, <b>las prisas</b>, la precipitación, el atolondramiento. Pensar es pararse a pensar. El tiempo es necesario, para dirimir, sopesar adecuadamente. Al principio, cuando la virtud aún no está arraigada, toma más tiempo, cuando la hemos ejercitado en una multitud de ocasiones, se vuelve casi automático porque ya es parte de un hábito. La prisa es mala consejera, dice el refrán. Este es el motivo. La prisa evita que pensemos y nos lleva directamente a la acción. Y vamos, como el conejo de Alicia, corriendo sin saber muy bien hacia dónde, por qué, si merece la pena o si esa es la mejor manera de hacer para obtener lo que queremos conseguir. La prisa es una gran aliada del error.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Otra es <b>la debilidad de la voluntad</b> junto con la fuerza descomunal de las emociones, suelen ir de la mano. A la voluntad no le cuesta ningún esfuerzo desear, apetecer, sentirse atraída por lo bueno. En cambio, llevar a cabo la tarea de deliberar sobre las opciones y los medios, elegirlos, hacer frente a las emociones que, en ocasiones la empujan hacia el mismo lado, facilitándole la tarea, y, en otras, le ponen todo tipo de obstáculos. Luego, ejecutar la acción, mantener la motivación que la inició y seguir yendo paso a paso, medio tras medio, hasta llegar al fin, es esforzado. Cuando hemos ejercitado la voluntad en todos lo pasos, desde la intención, la elección y disposición de los medios, la ejecución de todo el proceso hasta el final, muchas veces, a pesar de que sea esforzado, hacemos la voluntad más fuerte. Cuando dejamos que renuncie a mitad de camino habitualmente, dejamos que se debilite.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De modo que tenemos inteligencia, voluntad, emoción, jugando cada partido, y sólo pueden ganar si son un equipo que entrena en conjunto y está convencido de querer hacerlo cada uno en su posición, unido, hasta el final, tome el esfuerzo que tome y sin trampas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como se puede ver, la prudencia, al discernir acerca de la realidad objetiva, lo bueno que ha de hacer la voluntad y ocuparse de que lo haga, es un virtud que está presente en el ejercicio de todas las demás virtudes que le siguen y sus hijas, nietas y bisnietas. Sin prudencia, no hay virtud. Por eso es la primera y es fundamental tomársela en serio y practicarla en todas las ocasiones en las que se nos presenta la oportunidad de elegir entre elegir el bien o evitar el mal en casa situación concreta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #212529;"><span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif;"><b>Casi siempre, los errores</b>, el daño que podemos causarnos a nosotros mismos y a otros, el dolor que acarrea un elección torpe, <b>provienen de la imprudencia</b>. A veces, nos gustaría que nos diesen una receta que se pueda aplicar a todo, o que pudiésemos buscar en Google, en lugar de en la propia conciencia, lo que es bueno hacer y lo que por ser malo hay que evitar. Pero, no. Y en esta travesía, como parte también de la prudencia, <b>es bueno buscar consejo </b>de alguien que ya tenga esta virtud en estado maduro. </span></span></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #212529; font-family: times, "times new roman", serif;"><br /></span></div>
<span style="background-color: white; color: #212529;"><div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: times, "times new roman", serif;">Es fácil ver </span><b style="font-family: times, "times new roman", serif;">ejemplos de ejercicio de la prudencia en medio de la pandemia</b><span style="font-family: times, "times new roman", serif;">: el aislamiento social. Es una elección esforzada. Y es una elección, sí. Hay quienes deciden salir, a pesar del riesgo de contagio para ellos y las personas con las que conviven. Cuando salimos, ¿qué hacemos? Primero, pensamos si en realidad es necesario y sopesamos si la necesidad de salir es suficientemente importante como para asumir el riesgo de salir. Pedimos consejo: ¿te parece que es tan importante?</span></div>
</span><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #212529; font-family: times, "times new roman", serif;"><br /></span></div>
<span style="background-color: white; color: #212529;"><div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: times, "times new roman", serif;">Si decidimos salir, pensamos en las opciones: un lugar poco concurrido, donde más garantías de limpieza y desinfección haya, en la hora en la que menos posibilidades de aglomeración se puede prever, etc. Luego los medios: qué necesito. Una lista concreta de la compra para evitar estar más tiempo del necesario en un lugar cerrado y sin ventilación, llevar gel antibacterial o alcohol, guantes y mascarilla, una bolsa donde pueda desechar inmediatamente los guantes y la mascarilla, ir en coche o andando, etc. Y luego, habrá que vencer, quizá, la pereza, el miedo. Ir hasta el supermercado, guardar las distancias recomendadas, tomar todas las precauciones en el manejo de efectivo, desinfectar todo lo que hemos traído al llegar a casa, darse una ducha, cambiarse de ropa, etc. </span></div>
</span><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #212529; font-family: times, "times new roman", serif;"><br /></span></div>
<span style="background-color: white; color: #212529;"><div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #212529;"><span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif;">Hemos hecho esto cada vez que nos hemos quedado en casa y cada vez que hemos salido. Todo el proceso de la prudencia, cada paso. El verlo en abstracto p</span></span><span style="background-color: white; color: #212529; font-family: "times" , "times new roman" , serif;">arece muy difícil, pero en muchas cosas lo hacemos de manera habitual sin siquiera darnos cuenta. El reto es procurar hacerlo siempre y empezar a incluirla en los ámbitos de nuestra vida en las que aún está ausente. <b>Es la mejor aliada que tenemos para no equivocarnos más de la cuenta y evitar penas y dolores como consecuencia de una mala decisión.</b> Así que tratad de tomarle cariño a doña Prudencia, es la señora que siempre necesitaremos que nos acompañe. </span></div>
</span><br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-33111669190398912952020-04-06T13:13:00.001-05:002020-04-06T13:13:36.416-05:00Valores vs. Virtudes: ¿Cuál le gana a la Pandemia?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-saPliBJ1nrw/XotxLQHLG_I/AAAAAAAABPY/x_MHR2ArD-E4o5i3h9KeuBTXYYBIEyHpACLcBGAsYHQ/s1600/voluntad.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="168" data-original-width="299" src="https://1.bp.blogspot.com/-saPliBJ1nrw/XotxLQHLG_I/AAAAAAAABPY/x_MHR2ArD-E4o5i3h9KeuBTXYYBIEyHpACLcBGAsYHQ/s1600/voluntad.jpeg" /></a></div>
<br />
Nunca me ha gustado hablar de valores. El valor es lo que consideramos valioso y eso puede variar en cada persona de maneras que resultan casi increíbles. Hay quienes consideran valioso el individualismo a ultranza, que les permite pensar sólo en sus intereses y nada más. Otras personas consideran eso un defecto y ven con malos ojos vivir pendiente sólo del bienestar propio, olvidándose de los demás. Es difícil que haya un consenso en lo que cada uno considera valioso.<br />
<br />
Por otra parte, <b>los "valores" son algo que normalmente pensamos que son buenos y no necesariamente por eso los practicamos. </b>Por ejemplo, para alguien el valor "generosidad" puede ser muy bueno cuando lo piensa, y en contraste, puede que en su vida diaria no se ocupe de ayudar a los demás de manera habitual sin esperar nada a cambio, que en eso consiste ser generoso.<br />
<br />
A mí me gusta más hablar de virtudes, que nada tienen que ver con una creencia religiosa específica, sino que es algo que compartimos todos los seres humanos. <b>La virtudes, a diferencia de los valores, o son prácticas y se viven o no existen. No se piensan, se practican.</b> Claro que para practicarlas, se necesita saber cuáles son, qué significan y cuáles son los modos de practicarlas, que serán diferentes según la personalidad, las circunstancias y las capacidades de cada persona.<br />
<br />
Por ejemplo, el orden. (Algo que ha estado muy presente durante las semanas que llevamos en casa.) El orden es una virtud que mucha gente ha practicado, casi compulsivamente. Y una vez que ha generado un orden (por lo menos un orden exterior, en las cosas de la casa), sigue practicándolo de manera que se mantenga. Y esa práctica va haciendo que nos volvamos ordenados. No que apreciemos el orden como un ideal, sino que se convierte en un hábito, algo que nos empieza salir con el piloto automático. <b>La ventaja de las virtudes es que, cuanto más veces las repitamos en pequeñas acciones concretas, más fácil es practicarlas, más nos agrada llevarlas a cabo en todo tipo de circunstancias. </b> Además, nos alejan de los defectos que se contraponen a ellas y que, en el fondo, nos hacen más débiles y vulnerables.<br />
<br />
En estos días, tan inusuales, en los que nuestras costumbres de antes necesitan ir cambiando para adaptarse a una situación tan diferente, necesitamos reeducar nuestros hábitos, retomar la práctica de las virtudes. Los siguientes post del blog los dedicaré justamente a esto: a compartir con ustedes información que les ayude a conocer mejor las virtudes y a dar ejemplos de cómo practicarlas. No se trata de otra cosa que <b>fortalecer el músculo de la voluntad</b>, porque las virtudes son eso, los distintos modos en los que la voluntad se activa y con la práctica se fortalece y nos permite afrontar las nuevas circunstancias como lo haría un atleta entrenado al correr una maratón.<br />
<br />Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-65808373383594096712020-04-06T12:27:00.001-05:002021-02-03T19:47:39.707-05:00Ordenar. Es una palabra que provoca. Es decir, incomoda un poco, quizá por su doble significado. Si es dar una orden o mandar ( ya la que manda es la menda) se hace, ¡ay!, más atractiva al ego. Lo que sucede es que, salvo a mi perro, no tengo a quién dar órdenes, como no sea a mí misma. Y ahí conecto con la segunda acepción de ordenar: dar armonía a algo. Cada cosa en su lugar y todo eso que nos cantan los niños porque se lo enseñan en la guardería y nos lo recuerdan, de paso. Ordenar también puede ser establecer una jerarquía, una especie de ranking de importancia.<br />
<br />
Ahora que prácticamente todo nuestro quehacer se reduce a este verbo, no viene mal pensarlo, además de practicarlo. Hablo con mis amigas, mi familia, lo leo en redes sociales, mucha gente aprovecha estos días de confinamiento para ordenar la casa. Es decir, devolverle la armonía a los rincones que con el tiempo habían sido abandonados a su suerte, a su mala suerte, en concreto. La bodega, el garaje, el armario, el botiquín, los archivos, se desempolvan se limpian, se remozan, nos destapan un chorro de recuerdos Se descarta lo que no sirve y se guarda con mayor cuidado lo que sí. Además, en el momento de poner orden a las cosas, importa mucho poder encontrarlas. Por eso, según cada cual, el orden material puede tener un sinfín de formas. Desde los montoncitos de papeles que parecen un caos sobre la mesa de trabajo, a la perfecta repetición de latas de atún, unas sobre otras en estricto régimen vertical y homogéneo.<br />
<br />
Oigo y leo menos acerca del orden interior, es decir, ese que empieza cuando nos damos órdenes a nosotros mismos. A mí me gusta verlo no como un mandato sino también como un modo de auto-armonizarse. Encontrar el difícil equilibrio interior que, en estas peculiares circunstancias, tanta falta nos hace. Porque sin orden, sin armonía no hay paz ni serenidad posibles.<br />
<br />
<br />
<br />Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28690261.post-31724256037375382392020-03-28T16:39:00.002-05:002020-03-28T16:49:35.542-05:00Dante, mi perro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-zmnaMi7_Djo/Xn_DvdZMPPI/AAAAAAAABPE/AnuaDYeEbkEZUlF6GMOBhp3Kn82RkYB6gCLcBGAsYHQ/s1600/274B0DF3-39E6-4C1C-8F8F-22BA85A93A15_1_201_a.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1381" height="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-zmnaMi7_Djo/Xn_DvdZMPPI/AAAAAAAABPE/AnuaDYeEbkEZUlF6GMOBhp3Kn82RkYB6gCLcBGAsYHQ/s200/274B0DF3-39E6-4C1C-8F8F-22BA85A93A15_1_201_a.jpeg" width="172" /></a><a href="https://1.bp.blogspot.com/-afX73E55KFE/Xn_D2k4VHzI/AAAAAAAABPI/5UVx5lMbYb4gsomBs2q0-CEPdd8cD2clQCLcBGAsYHQ/s1600/75C7637A-195F-498A-9B96-4467744E8A6B.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-afX73E55KFE/Xn_D2k4VHzI/AAAAAAAABPI/5UVx5lMbYb4gsomBs2q0-CEPdd8cD2clQCLcBGAsYHQ/s200/75C7637A-195F-498A-9B96-4467744E8A6B.jpeg" width="150" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
Mi perro se llama Dante. En realidad su nombre completo es Dante Alighieri Calcetín de San Antón. Cuando fui a escoger el cachorro antes del destete, coincidió con el momento en que, por primera vez, él y sus hermanos salían del nido y podían explorar el jardín. Dante salió al trote, olisqueando y retozando sobre el césped con alegría. Volvía al grupo para meterse con sus hermanos, empujando, mordiendo, trepando. Después volvía al jardín a por los perros mayores. Y lo mismo. Venga a chinchar, instándoles al juego. En un clarísimo ejemplo de proyección, vi que era él, el travieso, el juguetón, el avezado el que se vendría a casa cuando cumpliera dos meses, dejando atrá a su camada.<br />
<br />
Parecía un labrador negro, en lugar de un pastor alemán, salvo por los calcetines. La genética le había enfundado unos calcetines pardos en las cuatro patas. Por lo demás era negro azabache. Mi madre quería un nombre fuerte, dos sílabas. Nos gustó Dante, por bisílabo, sonoro e importante. Alighieri vino, para completar el homenaje, y por el parecido fonético de Alighieri con alegría. Lo de Calcetín, lo reconozco, fue algo apresurado. Conforme iba creciendo, iban apareciendo los colores como en una paleta en degradado. Desde el pelirrojo albaricoque, pardo, espiga de trigo maduro y rubio platino. Lo de San Antón, venía de suyo, en honor a su patrono.<br />
<br />
Haciendo gala de nombre, nos hizo pasar por el infierno. Llegó, con sus dientecillos astifinos, su incontinencia inicial, sus pequeñas garras de navaja y su manía de morder lo que se pusiera por delante. Los muebles no sufrieron tanto como mis brazos, mi ropa y los cordones de los zapatos de cualquiera que pasase por casa. Luego vino el purgatorio. Entrenarlo, bajo un sol de justicia, para que hiciera sus cosas en el jardín y aprendiera a obedecer órdenes y doblegar así, un poco, su espíritu anarquista.<br />
<br />
Ahora, con casi tres años, ya vamos tocando el cielo. Aunque siga siendo un ludópata sin cura. Es alegre, listo, fuerte y cariñoso. Es mi manta por las noches, cuando posa su cabeza sobre mis pies helados. Es mi despertador inmisericorde por las mañana, cuando salta sobre mí –una pata en cada hombro– para evitar cualquier tentativa de quitármelo de encima. No deja de lamerme la cara y, como buen pastor, me lleva, dando tumbos, hasta la ducha.<br />
<br />
En estos tiempos de aislamiento, Dante en un gran compañero. Está conmigo mientras trabajo, casi me obliga a salir a jugar con él y hacer ejercicio, tomar el sol el aire. Su mirada tierna y ajena a todo lo que sucede en nuestro pobre mundo, me invita a la ternura y a mantenerme fiel a todos los que la necesitan porque, literalmente, no tienen perro que les ladre. Una llamada, un mensaje, a muchos amigos o familiares con los que no estoy habitualmente en contacto. Unos cuantos todos los días, hasta agotar stock.<br />
<br />
Dante me recuerda la importancia de estar presente. Sin alboroto, con discreción, sin invasiones catastrofistas. Simplemente el gesto de hacer saber a quienes queremos que estamos cerca a la distancia. Que podemos abrigarles, como hace Dante con mis pies helados, con una conversación, con un mensaje de serena esperanza, con la disponibilidad para escuchar un desahogo o simplemente charlar de pájaros y flores, reír con tonterías y para matar el aburrimiento, el tedio del #YoMeQuedoEnCasa.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />Corina Dávaloshttp://www.blogger.com/profile/13299516435206900306noreply@blogger.com0