viernes, 25 de abril de 2008

El síndrome del espía

Los bloggs son son un agente de contagio insuperable. Se contagian ideas, términos, aficiones, afectos (y defectos, me imagino que también, por eso es muy recomendable ser exquisito al elegir compañeros de tertulia). Los temas también suelen ser fácilmente inoculados de un blog a otro. Esto genera un cuadro muy parecido al que presentan el diálogo, el intertexto o la emulación (cuando no la voraz asimilación o plagio). Esta vez el contagio se lo debo agradecer a EGM. Empezó como comentario en su entrada de hoy y, como fue creciendo desmedidamente, pensé traerlo aquí, por respeto al respetable, que manifiesto o escondido, (abundante en todo caso) visita su casa a diario.

En los bloggers es fácil que florezca una especie de
Síndrome del Espía. Ese que le lleva a preguntarse a uno de forma recurrente y obsesiva aquello de ¿sabrán quién soy?...
Los síntomas empeoran cuando el desdichado utiliza algún tipo de contador o rastreador de visitas. Y como cree el ladrón...

Un blogger saludable, aún inmune a las estadísticas, tiende a pensar que sus lectores se reducen a sus comentadores. Y si éstos son -habitualmente o en su mayoría- gente pacífica y amable, uno se ahorra las preocupaciones. (El pobre Camba no contaba con las ventajas de la fluidez de feedback que hay en un blog.)

Los rastreadores funcionan como un caldo de cultivo para el Síndrome del Espía. Cuanta más información recibe uno de sus anónimos lectores, más curioso y vulnerable se vuelve. ¿Quiénes serán?, ¿qué pensarán?, ¿qué habrán leído?, ¿qué idea se han llevado?, ¿cómo se imaginarán al autor del blogg?, ¿coincidirá en algo con el original?, ¿serán misericordiosos y compasivos o despiadados y severos? Y así sale uno a la calle. Desarmado y vulnerable, lo que equivale a decir...muy fragmentado.
La crisis suele tener por detonante el encuentro con alguien de carne y hueso, más o menos conocido, que fuera de los muros de Second Life, por los avatares de la vida misma, afirma que nos conoce del blogg...

Entonces se manifiestan los síntomas: exceso de sudoración, ansiedad, dificultad en el habla, sonrisa forzada, respiración acelerada, memoria confusa (¿sobre qué he escrito en las últimas dos semanas...?) y un largo etcétera de paranoias en las que el interlocutor pasa de Dr. Jeckyll a Mr. Hyde con una rapidez asombrosa.

Pasado el trance de las presentaciones y con algo más de dominio sobre la vana vanidad, uno mira al desconocido y asume la asimetría de la relación y avanza con preguntas que le permitan equilibrar un poco la balanza informativa. Normalmente la gente es educada y cordial. Por ahora el blogg no me ha generado aún enemistades (al menos conocidas) y sí unas cuantas amistades.
De modo que para concluir, tendré que aceptar que el Síndrome del espía y los síntomas que lo acompañan , no es para tanto. De modo que no me queda más que recetar sin titubeos: ponga un blogg en su vida, si le sale regular siempre se puede cerrar sin efectos secundarios importantes. Las interacciones pueden ser muy enriquecedoras y además, es más barato que los medicamentos genéricos. Pruebe a ver o consulte con su blogger de confianza.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Simpático post, con mucho sentido del humor. Felicidades, siéntete... "espiada".

Saludos

E. G-Máiquez dijo...

Esto es lo que yo quería haber dicho. Bien glosado, AnaCó.

Kuky Haindl dijo...

jajajaja! para eso yo mantengo semioculta mi identidad, porque me da pudor que me reconozcan por mi blog.

Corina Dávalos dijo...

Gracias por los comentarios, ya tengo asumido el síndrome así que creo que podré dormir sin saber la identidad de mis espías. Y Enrique, si no es por tu entrada, mi blog sigue hibernando por ve tú a saber cuánto tiempo.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Es curioso esto del anonimato en blogs dedicados a la literatura, el arte, el cine... Sería interesante saber si en otros países, como EEUU o Francia, ocurre en semejante porcentaje. Si bien hay una parte que prefiere mantenerse en penumbra por puro juego, es cierto que hay otra que lo hace por sentido del ridículo, algo, como sabemos, Spanish Spanish. El comentario de kuki recuerda el reproche evangélico a Pedro: "Tu habla te delata".
(Saludos desde el lejano "El Baile de los Silenos").

Corina Dávalos dijo...

Bienvenido a la blogósfera, Antonio. Y muchas gracias por el enlace. Me alegra encontrar un blog que hable de los clásicos. Lo visitaré con frecuencia. ¡Saludos!

Adaldrida dijo...

jaarl, a mí me da más miedo la gente por la calle, sin blog ni nada. Pero por eso no hay que poner nunca teléfonos ni direcciones, postales o electrónicas...

LARA CRAFT® dijo...

Soy una de tus espias pácificas. Suelo entrar desde otro de tus blogs amigos. Siento no dejar comentario, casi nunca. Pero no dejes de hacer este ejercicio tan sano de escribir. Nos transmitis en palabras, lo que habitualmente, sería incapaz de hacer. Entiendo tu sindrome, pero no hay peligro!!!
Sigue dejandome ser una "chupoptera" desde el sur.

¡Feliz Navidad!