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jueves, 21 de abril de 2011

Quiasmo

Curioso. Este año, el cielo despejado de Navarra sonríe, mientras llora el de Sevilla. Yo escucho marchas de Semana Santa mientras procuro seguir escribiendo una tesis sobre la narración de la propia vida. La Amargura es mi banda sonora de Jueves Santo. Estoy donde no querría y quiero estar donde no estoy. La Poética de Aristóteles me consuela, recordándome que la unidad de una narración está llena de discordancias. Y el Jueves Santo me recuerda cuál debería ser siempre el norte y el sentido de mi pequeña historia personal. También a pesar de que no discurra en los lugares añorados, ni tenga alrededor a los personajes más importantes de una trama compartida. A pesar de tanta peripecia, de tanta discordancia, todo se lee desde el final. Y lo definitivo es el Domingo. La Pascua. No sin antes haber pasado por la amargura de la Pasión, pero siempre como un lugar de paso, no como el final trágico del fracaso, sino como promesa del estallido de plenitud.

martes, 8 de diciembre de 2009

The snowman

La carta de Benedicto XVI a los artistas llega hondo y lejos, como la piedra que se lanza al arroyo en calma. Y no porque este mundo ande escaso de turbulencias. Pero es lo que tiene la belleza, abre una brecha en la vorágine, y de repente, la quietud. Y no hace falta que venga en forma de espectáculo de luces, como una aurora boreal, también la belleza viene en pequeñas dosis cotidianas, de realidad y de arte. Esta misma mañana, con la banda sonora de The Snowman, una película de mi infancia, algo se sacudió en mi interior, para dar paso luego a algo más grande, más pleno. No sé qué tiene la música, me recuerda los colores, la sencillez de la animación, esa representación breve y profunda de la amistad que deja una pequeña herida... No hay palabras, fuera de la letra de la canción, Walking inthe air, y sin embargo, es un preciosa narración ilustrada. Comprobadlo vosotros. Yo no me canso de tocarla una y otra vez en el piano.

domingo, 31 de mayo de 2009

Pentecostés

"We didn't start the fire" cantaba Billy Joel en los 80. Y Paul Ricoeur con su intrincada agudeza lo corrobora a su manera. Al analizar el relato del Génesis en el que se cuenta cómo irrumpió el mal en el mundo, Ricoeur apunta a la serpiente como el símbolo del mal que no originó el hombre, sino que ya estaba allí. Los primeros que sucumbieron no encendieron la hoguera, sólo se ocuparon de propagar el fuego. Hoy la Iglesia celebra la irrupción de otro Fuego, una Llama que consume esa flama destructora de la que cada generación es protagonista y testigo. No, no comenzamos el incendio, pero ahí están de nuevo: North Corea, South Corea y tantas cosas más...

Queda la tarea de la lluvia, multiplicar las gotas, esparcir el agua como una suave brisa. Como las notas de la guitarra que acaricia Knopfler, como las palabras que acercan el paraíso.



Dire Straits (Mark Knopfler), Brothers in Arms.

¡Feliz Navidad!