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sábado, 26 de marzo de 2011

Los dragones de Joffé

Joffé no defrauda. Encontrarás dragones, su última película, vuelve a plasmar algo que se encuentra desde hace tiempo en este director inglés. Joffé tiene una sensibilidad especial para captar las historias que sacan a flote las verdades humanas, como la necesidad del perdón. No es la primera vez que Joffé dirige una película que tiene la guerra como telón de fondo. Su mirada va más allá del juicio sobre los bandos enfrentados, sobre ideologías o colores políticos. Su mirada se dirige al corazón del hombre, que como él mismo señala, es el lugar donde se libran las grandes batallas entre el odio y el amor, la venganza y el perdón. Esas son las historias que le interesan a Joffé y que sabe contar con honradez, buen ritmo y mucho arte.

Los gritos del silencio tiene como protagonista la amistad entre dos hombres de gran valía, los periodistas Dith Pran y Sydney Schanberg, ambos corresponsales para el New York Times durante la guerra de Camboya. Está basada en una historia real, como sucede, en parte, con Josemaría Escrivá y Manolo Torres en Encontrarás Dragones.

En una ocasión hablaba Joffé sobre Los gritos del silencio, refiriéndose a una escena de la película en la que la arbitrariedad de la guerra quedaba retratada con especial intensidad. Una escena en la que Dith Pran consigue, contra todo pronóstico, disuadir a un grupo de revolucionarios de no matar a varios periodistas amigos suyos:


La vida es un gran juego de azar, en el que no sabemos, por muy listos que seamos, qué pasará a continuación. La vida es un juego de azar que requiere todas las respuestas heroicas que tengamos. Todas las respuestas valientes que tengamos para resistir.

La guerra es caos y desorden, en todos los sentidos, y en todos los bandos, ha habido hombres y mujeres que se han hecho recordar por esas respuestas heroicas. Es el caso de Josemaría Escrivá, y tantos otros anónimos, que supieron frenar el caos y la deshumanización de la guerra, aferrándose a la certeza de que en cada hombre hay algo sagrado, inviolable, que se debe defender siempre, sea del bando que sea. No se trata de bandos. No de bandos políticos.

No se puede decir que haya exactamente un paralelismo entre las dos películas de Joffé. En Los gritos del silencio, los dos protagonistas crecen con las dificultades que se les presentan, dentro y fuera de la guerra. Encontrarás dragones tiene dos personalidades que se desarrollan de un modo totalmente distinto en la historia: mientras el uno crece, el otro se diluye. Y no por falsas posturas hagiográficas, sino por algo mucho menos tendencioso: el odio deshace el corazón, mientras que el amor lo hace grande y fuerte. Esa es la verdad que Joffé quiere mostrar. Quizá por eso, al menos en mi opinión, el peso de los dos personajes –Josemaría y Manolo- queda un poco desequilibrado en la película. Dudo que sea algo que se le ha escapado al director, sino algo que nos quiere decir intencionalmente: elegir el bien nos define y nos solidifica, mientras que lo contrario nos desdibuja.

Tal vez, si el personaje se llamara Pepe González y no Josemaría Escrivá, habría menos ruido ideológico en las críticas hacia la película. Yo me quedo con lo que quería reflejar Joffé: hay algo profundamente humano en el mensaje cristiano de la reconciliación.

Algo profundamente humano, esas verdades en las que coincidimos y asentimos todos, creyentes y no creyentes, de derechas o izquierdas. La película es una buena muestra del mejor cine de Roland Joffé. Humano, nunca demasiado humano.


Dejo algunos enlaces interesantes sobre la película:

Encontrarás dragones (web oficial)

El semanal digital

Melchor Miralles

Entrevista a Roland Joffé (I)

Entrevista a Roland Joffé (II)


martes, 15 de marzo de 2011

Dos entrevistas

He pasado de entrevistadora a entrevistada. Vueltas que da la vida. Ahora puedo ponerme en los zapatos de los que están al otro lado. Los papeles cambian continuamente. ¡Este gran teatro del mundo!

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Sin palabras...


César Oroz es uno de los mejores caricaturistas y uno de los más agudos periodistas del Diario de Navarra. Pocas secciones tienen tantos lectores y la capacidad de crear opinión como la tira de Oroz. El chiste de hoy no tiene desperdicio.
(*)La viñeta no cabe entera en el blog, pero si hacéis click en la imagen podréis leerlo sin problemas.

martes, 6 de octubre de 2009

Lecciones de pragmática


En estos días he estado estudiando el fenómeno de la polisemia. Ricoeur explica -maravillosamente- cómo el contexto es el filtro necesario para acertar con cuál, de las diversas acepciones que admite una misma palabra, es la adecuada en cada caso. Cuando he visto esta foto en la portada de hoy del Diario de Navarra, he pensado: ¡puff! Menos mal que las protestas son en Bruselas y los jueces no son estructuralistas. La descripción castiza de la foto sería:


"Un manifestante le dio una leche a un policía antidisturbios"

Y la consiguiente medida, una denuncia por agresión a la autoridad pública. La descripción de los hechos, en castizo, es exacta; la expresión ambigüa y la interpretación más probable -si no se tiene el contexto- casi con seguridad, falsa. ¡Hay que ver!... ¡lo que da de sí la filosofía!...

miércoles, 20 de mayo de 2009

Cría cuervos...

En un descanso de la tesis me asomé a la ventana de mi habitación y encontré una urraca muerta en el patio. Me quedé muy sorprendida al ver al pobre pajarraco. Y ya que ella ya no iba a volar más, dejé que mi imaginación volara en su lugar, aventurando la causa de su muerte: un pequeño cazador con tirachinas o el calor (tan inusual por estas latitudes). Pero subió más alto, más alto y pensé que quizá la pobre se cruzaría en pleno vuelo con una página del diario traída y llevada por el viento. Quizá tuvo la mala fortuna de que fuese la página que recogía las declaraciones de la ministra de igual-dá. Y claro, el corazón le daría un vuelco, ante semejante disgusto.
Habrá quien lea esta entrada y piense que no digo más que tonterías. Y quizá tenga razón. Pero creo que tendría, como se cree que tiene la ministra, el beneficio de la duda y el apoyo de los científicos para respaldar mi teoría del infarto de la urraca. Probablemente no hay evidencias suficientes para afirmar o negar que la urraca murió de susto, tras leer las palabras de Aído. Quizá me sorprendería que las urracas puedan leer el diario en pleno vuelo. Me sorprendería menos que se infartaran con las declaraciones de Bibiana. Porque eso de que con 13 semanas un embrión de nuestra especie (humana mientras no se demuestre lo contrario) es tan sólo un ser vivo, sinceramente, ¡no lo aguantan ni los cuervos!

viernes, 27 de marzo de 2009

Lecciones de periodismo

El Mundo sacaba hace un par de días la primicia que ahora está en el candelero. Un colegio concertado que llevan las adoratrices de Logroño había emitido un video escandaloso durante una clase de educación para la ciudadanía. Y efectivamente el video es escandaloso, pero no precisamente por lo que ahora llena las páginas de los periódicos.

El mundo se escandaliza porque el video muestra fotos de algunos miembros del gobierno junto a los miembros de niños abortados. Y el escándalo es que pongan las fotos de unos y otros miembros sugiriendo que los unos tienen algo que ver con el estado de los otros. No sé si se me escapa algo, pero me suena que la ley de plazos ha sido una iniciativa de los miembros del gobierno, y los beneficiados son los miembros de los niños. Pues, no es tan ilógico que las fotos se relacionen.

Es cierto que las citas de las bienaventuranzas, junto con la mano y la rosa del PSOE y las fotos de las criaturas forman un collage confuso (a mí tampoco me gusta el cocktail).Y ahí viene la segunda lección de buen periodismo. Pero antes voy a hablar de la primera. No es casualidad que El Mundo diera la noticia basándose en una sola reacción, precisamente la de una madre enfadada. Me habría gustado ver, por darme el gusto de ver un buen periodista en acción, al menos tres o cuatro fuentes más, que den una visión más ajustada de lo que piensan otras personas implicadas. Pero, para qué gastar en móvil, localizar a otras madres que opinen de otro modo, si con una madre cabreada ya tenemos la noticia sensacional en bandeja.

La segunda lección de buen periodismo es la manera de contextualizar la noticia. No es lo mismo emitir un vídeo con una explicación en una clase, que sacarlo por ahí sin más, para dar leña al fuego. La tercera y la más sorprendente es que nadie se atreva a hablar del escándalo mayor: el saldo del aborto. A una sociedad esterilizada como la nuestra no le gusta que le pongan delante estos horrores. En un video que denuncia la inhumanidad del aborto y defiende el derecho a la vida de los más débiles, Eduardo Verástegui hace un silogismo nítido, al alcance de cualquier bolsillo: Si la realidad del aborto es tan horrible que no se puede ni ver, ¿no será que no se debe hacer?

Nos llevamos las manos a la cabeza porque -con más o menos acierto- hay voces en la sociedad que no están dispuestas a callar ante el crimen generalizado contra los no-nacidos (no nacidos, pero vivos). Porque nos lo muestran con toda su fealdad, sin maquillajes, sin intereses electorales por medio. Por necesidad moral. Resulta que el profesor Neira es un héroe por defender a una mujer maltratada. Y lo es, sin duda. Pero quienes defendemos a quienes estás aún más desvalidos que las víctimas de la violencia de género, somos prácticamente unos sádicos. Gente sin escrúpulos que se atreve a ventilar esas imágenes que muestran la realidad en toda su crudeza. A mí que me llamen como les dé la gana. Pero la brutalidad está en el aborto; en callar, en procurar que nadie se entere de lo que estamos permitiendo, no vaya a ser que nos escueza la conciencia. Pues que escueza, que escueza. Es lo que hay.

jueves, 26 de marzo de 2009

Contradicciones

A veces pienso que Chesterton habría disfrutado como polemista de nuestro siglo. El gran maestro de la paradoja tendría el campo sembrado para mostrar las inconsistencias y contradicciones en las que hoy se mueve la sociedad como pez en el agua. El problema con las contradicciones es que generan nudos, y terminamos poniéndonos tontamente la soga al cuello por falta de debate y diálogo verdadero. Esta época de destape, liberación sexual y armarios abiertos también guarda sus pequeños cofrecitos cerrados, para más desdicha de la democracia. Por ejemplo, las transparencias que abundan en la Cibeles no abundan en el Congreso de los diputados, en las comisiones que estudian leyes que regirán a todos los españoles.
Tampoco abundan en las declaraciones del gobierno respecto a las cosas que de verdad importan: qué pasa con la crisis, qué pasa con las tropas, qué pasa con los jueces, qué pasa con la declaración de más de mil científicos españoles que se oponen a la ley del aborto con argumentos científicos. Nos tratan como niños, la ley se elabora para el pueblo y a espaldas del pueblo, no vaya a ser que se nos estropee la sorpresa del día de Reyes. Eso sí, la envoltura se cuida mucho. Tanto la ministra de Cultura como la ministra de Defensa, no dejan cabo suelto cuando se trata de empaquetar con lazos retóricos sus declaraciones a los medios. Luego, mira por dónde, pasa lo que pasa, se enredan con su propio lazo y de nuevo: nudos.

Hace poco leía en una entrevista a Alejandro Llano una afirmación que tendríamos que tomar en serio. “Para salir de una crisis como la actual, es preciso tener ideas claras y saber hacerlas operativas, sin miedo a una polémica abierta.” Basta ver los foros de los periódicos on-line, las evasivas de los políticos, y el sesgo de pensamiento único que imponen los medios en temas controvertidos para darse cuenta que lo de la apertura, ya será menos. Las cuestiones que debieran ser objeto de debate público son precisamente las que por todos los medios se intenta que no se discutan. Tanta democracia, pero mira, los argumentos quedan tímidamente relegados por el silencio de los medios, el silencio de la sociedad civil y el ruido ensordecedor que montan los que tienen la sartén por el mango.

Como dice Llano, en el caso de la misteriosa ley del aborto, no se trata sólo de un atentado contra la vida, sino contra la lógica. Si a la vez mantenemos que un embrión es jurídicamente protegible y a la vez establecemos excepciones cada vez más arbitrarias, entonces estamos ante una contradicción pura y dura. Ya no protegemos al embrión, sino la posibilidad de establecer excepciones a la protección a la que decíamos que tenía derecho, y por tanto lo dejamos desprotegido. Otra vez: nudos.

Hay que señalar los silencios. Hay que hablar y argumentar sobre lo que no quieren escuchar. Hay que sacar el sentido común de su letargo invernal, hay muchas cosas en un armario que también se deberían ventilar. Hay que sacar la voz del niño políticamente incorrecto de El traje nuevo del emperador. Que dejen en paz la época del NODO y hagan el favor de mirar sus nudos.

sábado, 21 de marzo de 2009

Eco...

Hoy me hago eco de mi vecino de blog J. J. García-Noblejas y le agradezco que ponga a nuestra disposición en castellano el artículo de Ferrara. No os lo perdáis:

Y Paco Sánchez aporta también fuentes y preguntas muy interesantes:

martes, 17 de marzo de 2009

Entrevista

Lo dicho. Aquí dejo algo de la conversación que mantuve con Joseph Pearce (que no Pierce como lo ha re-bautizado el editor de la noticia) durante su visita a la Universidad de Navarra, el jueves pasado.

martes, 27 de marzo de 2007

Crispación

Lo ofrecido es deuda. He encontrado el artículo de Alejandro Llano sobre las crispaciones y aquí lo dejo. Esto es un buen ejempo de inteligencia y desenfado, al menos a mí me lo parece...


Crispación y Dignidad

Desde La Vanguardia nos han preguntado a quince intelectuales hacia dónde nos conduce la crispación. El periódico de Barcelona adelanta que no se detiene la presión del Partido Popular para erosionar al Gobierno. A mí me parece, en cambio, que la cosa no es para tanto. No creo que nuestra presunta crispación acabe por reavivar viejos fantasmas. La sociedad española es suficientemente madura como para caer en añoranzas, en manifestaciones de violencia o en rupturas del orden institucional.

A contrapelo de lo que declaran casi todos los entrevistados, no pienso que la crispación sea tan grave. Me parece que la palabra en cuestión es un lugar común al que recurren el Gobierno y sus portavoces oficiales u oficiosos para descalificar a la oposición. En definitiva, se trata de un fenómeno provocado por políticos instalados en el poder, y glosado por ellos y por los comentaristas más dóciles. Pero la gente de la calle, que yo sepa, no está tan crispada como creen quienes rara vez pisan los medios públicos de transporte. Yo hablaría más bien de indignación y localizaría el climax de este desasosiego en el tratamiento penitenciario de De Juana Chaos. Hay algo en este incidente, en sí mismo sin mayor relevancia, que ha herido la dignidad ciudadana de muchos españoles. Pero no les ha crispado. Lo cual pudo observarse en la manifestación de hace una semana. Una cosa que no reflejaron las cámaras de televisión, y que varios participantes me han comentado, es que mucha gente se puso a bailar al son de la música que sonó después del reestreno del himno nacional.

La radicalización de las posturas políticas es un efecto del empobrecimiento del discurso político, que ofrece en España poco recorrido. La retórica brilla por su ausencia y el empleo del castellano por parte de las Administraciones Públicas es lamentable. (Baste con caer en la cuenta del abuso del verbo trasladar, especialmente por parte de la Vicepresidenta). La racionalización de los temas sociales y económicos es muy escasa. Se tiende a destacar los aspectos más morbosos de la cosa pública y los análisis al uso son elementales. Los políticos que nos han tocado en suerte son más bien flojos, lo cual no favorece precisamente que se genere un debate interesante y sosegado. No les da la vida para tanto.

Con todos mis respetos, los medios de comunicación tampoco ayudan. Incluso los mejores periódicos (porque los restantes medios no alcanzan el umbral intelectual mínimo) ofrecen aproximaciones a los problemas que resultan toscas y previsibles. Antes de abrir el periódico sabes lo que cada uno de ellos va a decir. Y es que hay muy poca libertad real de expresión política. Existe de hecho una fuerte censura en la opinión pública. Son demasiadas las cosas que los comunicadores no se atreven a decir, dependiendo en cada caso del medio en el que trabajen y del lugar que ocupen. Esto es lo que nos debe preocupar, y no tanto la presunta crispación, que vendría a ser más bien una válvula de escape de energías cívicas.

Pero, a fuerza de apretarla, la tuerca se pasa de rosca. Se llega un punto en el que la sensibilidad ciudadana no es capaz de encajar tantos tópicos y medias verdades. La población no es tonta. Existe un límite invulnerable del ethos social. Frontera que se pisa cuando se comienza a jugar con la dignidad de las personas y de los grupos sociales. A base de tirar por la calle de en medio, cualquiera puede gobernar media España. Pero la otra media se resiente. Parafraseando el viejo adagio democrático, se puede manipular a algunos durante cierto tiempo, pero no a casi todos durante casi todo el tiempo. Las alarmas saltan. Y entonces los encargados de pacificar al personal comienzan a hablar de crispación. No es éste precisamente el problema de un país en el que ha dejado de ser verdad el verso del republicano e izquierdista Miguel Hernández: “Nunca medraron los bueyes en los páramos de España”.

Si alguien se tropieza conmigo durante la manifestación de esta tarde en Pamplona, que me aplique el polígrafo, y comprobará que mi nivel de crispación y de odio es cero absoluto. Encontrará, en cambio, muy alto el grado de admiración por el País Vasco y de respeto a la dignidad de Navarra. Si es un aparato fino, quizá detecte algunas décimas de desconfianza hacia quienes repiten que no harán lo que casi todos saben que ya están haciendo. Porque la confianza no se pide, la confianza se inspira.

En una democracia, la dignidad de las personas -de todas- es intocable. Y especialmente vulnerable y delicada es la dignidad de los que están en minoría, de los que carecen de poderosos medios de expresión, de quienes no se arriman a la torrentera del dinero y del poder. Navarra sólo tiene seiscientos mil habitantes. Pero cada uno de ellos, como dice el lema de los Infanzones de Obanos, forma parte de una estirpe libre y tan digna como la que más.

Alejandro Llano, publicado en La Gaceta de los Negocios, 17 de marzo 2007.



¡Feliz Navidad!