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viernes, 10 de septiembre de 2010

Para leer con tiempo


Sobre el tiempo sólo se puede leer con tiempo, despacio. San Agustín decía en sus Confesiones, o más bien se lamentaba, que si uno se pregunta qué es el tiempo lo sabe, pero si tiene que explicarlo, no lo sabe. Hoy Rafael Alvira ha impartido la lección inaugural en el acto académico de apertura de curso de la Universidad de Navarra sobre ese tema. Y merece la pena leerlo.

jueves, 18 de marzo de 2010

Fiebre de tesis

Vuelvo a la mesa de la biblioteca después de dos días de parón. Un virus, que se dice, (cuando no se sabe qué decir con certeza). De pequeña, cuando me resfriaba y me encontraba muy mal, nunca tenía la prueba objetiva del termómetro para que me dejaran en paz ; sin que se cerniera la sospecha sobre mí de que me metía en la cama por pura flojera. Ahora me pasa lo contrario. No me encuentro tan mal, pero el termómetro me delata y me tengo que meter a la cama, aunque eso le siente muy mal a los plazos de la tesis.

Al volver a la mesa, nada más sentarme, me encuentro a mi jefe mostrándole la biblioteca a un profesor visitante. Me lo presenta y me pregunta si le entregaré el capítulo 4 como quedamos. Yo le miro con cara de duda y le digo que haré lo que pueda porque la semana se me ha reducido a la mitad; y para dar una prueba objetiva, de la que antes nunca podía echar mano, le digo: "es que he tenido fiebre". Al jefe se le ilumina la cara y me dice: " ¡con fiebre es como mejor se escribe!"

Yo me quedo con cara de póker y pienso, para qué habré dicho nada. Embarcarse en una tesis es lo más parecido a enrrolarse en el ejército como voluntario en plena guerra o proponerse llegar a santo en serio. Como decía Santa Teresa hay que seguir en la brecha
"...aunque me canse, aunque no pueda, aunque reviente, aunque me muera". Mi jefe se aleja tan contento con su profesor por los pasillos de la biblioteca mientras pienso: ¡eso me pasa por sacar a relucir el dichoso termómetro, con lo tranquila que he vivido yo siempre con mis pruebas subjetivas!

lunes, 22 de febrero de 2010

Coincidencias

Ayer al salir de Misa entré a un bar del Ensanche donde las señoras mayores juegan a las cartas y los señores mayores ven el juego de pelota con la chapela puesta y una caña. No tengo costumbre de hacerlo, pero ayer llevaba Autorretato con radiador en el bolso y tenía 15 minutos libres. Así que entré. Pedí un zurito y me senté a leer. Bobin habla mucho de las rosas. Y también habla mucho con ellas, como el Principito.

Mientras pasaba las páginas iba cavilando a la vez lo que tenía que hacer esta semana, y una tercera voz me reprochaba que en la lista nueva volvían a estar las mismas cosas que reposaban en la lista de la semana anterior. Cuando la tercera en discordia empezaba a ganarme la moral, apareció la entrada del diario de Bobin correspondiente al 22 de abril.
Lunes
Y aquí estoy ante un nuevo día. Caminar por él hasta la noche, constituye en verdad un arte mayor. Me siento como un colegial a quien cada día se le pusiera un examen. Ayer tuvo una buena nota, o una mala, da igual. Hoy es la prueba decisiva, imposible descansar en los resultados del día anterior, además se han borrado.
Con ligeras modificaciones me lo quedo para la semana que comienza. Es febrero y cada semana me examinan en la universidad de la vida de asignaturas variadísimas. Y el calendario de tesis pierde más hojas que las que gana. Pero con todo, después de leer este párrafo, la tercera voz no volvió a pronunciar palabra.

viernes, 19 de febrero de 2010

martes, 15 de diciembre de 2009

Asunto de tres

Acabo de leer la declaración que han hecho, frente a la ley del aborto, los decanos de las facultades de Medicina, Enfermería, Ciencias, Farmacia, junto con el director general de la Clínica Universidad de Navarra. Para ser veraz hay que ser valiente, y para ser compasivo, fuerte. La declaración entera me parece un acierto, pero en especial me ha gustado ver una universidad que no pacta con simplificaciones, ideologías, ni con la presión aplastante (en su sentido más violento) del political correctness. Dos ideas que se recogen en el documento me han tocado especialmente, quizá porque ni se oyen ni se leen, a pesar del peso de la evidencia:

"La vida que comienza es un asunto de tres" (ni sólo la mujer, ni la mujer sola)

"La historia juzgará nuestra pasividad cómplice o nuestro compromiso solidario con el débil."

No hay lugar para la indiferencia, ni para la neutralidad. En el mejor de los casos, un resquicio para la duda. Pero al parecer, ni eso. La ciencia tiene ya suficientes respuestas como para salir del titubeo. Después del climagate se ha generado un clima de sospecha en la sociedad respecto de la fiabilidad del discurso científico. No se trata de lanzar ahora la duda por sistema, sobre la ciencia ni sobre los científicos, sino de evitar absolutizarla y recordar que también cabe utilizar la ciencia para intereses distintos del conocimiento.

Hay que exigir transparencia y honradez, y es la sociedad quien debe hacerlo, no sólo los responsables de las instituciones, de allí que no valga la posición de espectador: en democracia, todos somos protagonistas, y no sólo el día de las elecciones. No es un panorama cómodo, pero es que lograr el bienestar real y para todos nunca lo ha sido. Pasividad o compromiso: la elección del día a día.

lunes, 25 de mayo de 2009

Latest news III

Los que estéis por aquí, que no se os olvide:

“El arte y el poder”, a cargo de D. César Antonio Molina (escritor).
Aula 30 del Edificio Central
12.30

Seminario organizado por la Cátedra Félix Huarte de Estética y Arte Contemporáneo.

lunes, 11 de mayo de 2009

Latest news 2


Abrir lunes con una buena noticia se agradece siempre. Yo lo agradezco especialmente éste lunes de bochorno(s). Ya aparece en mi columna de lecturas, pero creo que merece la pena decirlo también desde aquí. Javier de Navascués ha sumado su blog a la galaxia: El sur es el norte. Una primicia literaria que promete mucho. Leed el microcuento de la primera entrada y veréis que no exagero.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Latest news

Mañana jueves, a las 17 horas, en el aula 4 de la E.T.S.A. (Arquitectura) de la Universidad de Navarra, tendrá lugar una sesión del seminario de investigación de la Cátedra Félix Huarte en la que la fotógrafa Anna Malagrida nos presentará su poética fotográfica. No os lo perdáis.

viernes, 20 de marzo de 2009

Elogio de la desmemoria

No sé quién me lo dijo. Sea quien fuese, le debo muchas horas de divertidas reflexiones. Aquello de que nos pasamos media vida aprendiendo cosas inútiles y la otra media tratando de olvidarlas, no es tan exagerado como parece a primera vista. Los espíritus más románticos suelen pensar enseguida en las matemáticas. Me imagino que en mi caso las matemáticas no entran en la lista de cosas inútiles, en primer lugar porque no llegué a aprender nada de nada, como no fuese a sumar y restar con ayuda de los dedos de ambas manos. Y eso de necesitar media vida para olvidar, tampoco me cuadra. A mí me costaba como mucho tres minutos después de entregar un examen.

La desmemoria la reservo para algunas asignaturas de periodismo y unas cuantas más de filosofía. Lamento la de noches que pasé en vela para aprender los tipos de archivos, almanaques y anuarios de los que un periodista necesita echar mano para documentarse, y que ahora pertenecen a la era a.G (antes de Google). O también, las enrevesadas peripecias mentales de los filósofos modernos y posmodernos, tantos argumentos, teorías y sistemas que nacieron degollados de antemano por la navaja de Ockham.

Lo bueno de subir hasta el final de la escalera, es –tomando el ejemplo de Wittgenstein- que entonces puedes tirarla y prescindir de los peldaños. A veces hay que pasar por ese “sueño de la razón que produce monstruos” para dedicarse a pesadillas más sensatas. Y es que cada vez me convence más la amable sabiduría que reparte a manos llenas la buena literatura. A veces me veo haciendo esfuerzos por zafarme de los cánones estrechos del razonamiento excesivamente formal. Y me aferro a la cuerda locura que defiende el buen Chesterton en La Abuela y el dragón:

“El problema que plantea el cuento de hadas es: “¿Qué hará un hombre sano cuerdo con un mundo fantástico?” El problema que plantea el novelista moderno es: “¿Qué hará un loco con un mundo aburrido?” En los cuentos de hadas el universo se vuelve loco, pero el héroe no. En las novelas modernas el héroe está loco antes de que comience el libro y no deja de sufrir por la áspera sensatez y cordura del cosmos. (…) La literatura moderna parte de la locura como centro. Por eso pierde el interés incluso por la locura. Un loco no se sorprende de sí mismo porque es muy serio: eso precisamente es lo que le convierte en un loco.
Sólo la sensatez es capaz de ver la salvaje poesía de la locura. Por eso, esos cuentos sabios y viejos hacen que el héroe sea normal y el cuento anormal.”

miércoles, 4 de marzo de 2009

CAP

Después de dos semanas de sol, las tormentas vuelven al norte. Y yo, como siempre, me apunto a mi personal naufragio en un vaso de agua. Para hacerlo verosímil dibujo olas gigantes mientras se disuelve un Espidifén y me hago la ilusión de que sobrevivo sobre un cascarón de nuez en la mar embravecida. Y todo por menos de nada. Esta semana la consagro a los trabajos del CAP y me sorprendo a mí misma echando mano sin piedad, con la derecha del remo de la locuacidad y con la izquierda del remo de la retórica. Sólo creo que hay una cosa peor que dedicarme a esto durante tres días: dedicarme a esto durante todo un año (que es lo que durará el nuevo máster de enseñanza.) En fin, que sin ofender, para gustos las carreras. Pero tanto PEC, tanto CAP y tanto papeleo aturde, seguro, hasta al más pintado. Tácticas de demolición intelectual, las llamo yo. Cada vez me convence más la sana inseguridad de los trabajos freelance y la independencia de los dictatoriales dictados de los ministerios (y ese sutil método de tortura que es el ahorcamiento por trámites y papeleo inútil. Por ahora sigue fuera del código penal... ya se verá.) Quizá Amnistía Internacional vuelva a nosotros sus ojos. Yo vuelvo a mi vaso de tormenta diluida y a los capítulos de El Adolescente y sus Retos que sirven también para la crisis de los 30. En fin, al lío. Y que Dios nos guarde de la burocracia. No por casualidad me toca terminar los trabajos en plena Cuaresma; sírvanme de penitencia...

viernes, 14 de noviembre de 2008

Facebook y la loca del ático

Ha pasado ya una semana desde el último post y mi jefe se inquieta pensando que mi ausencia del blog es un síntoma de estrés post-traumático. Pero -como suele decir Rafael Alvira- la realidad es bien distinta. Resulta que llevo una semana just like the mad woman in the attic (por robar una expresión que me gustó mucho cuando la vi, pero que ya no sé ni dónde ni cuándo la leí, de modo que la cita es imposible por culpa de mi desmemoria.) Me he encerrado en la habitación con dos libros, un atril y el ordenador. Sin señales de wifi, sin bases de datos a la mano, y bien lejos de la segunda planta de la biblioteca, que para mi ruina académica está llena de grandes libros de literatura.

Pero el motivo de mi reclusión tiene además otro aliciente. Feliz desgracia la mía, cuando ya tenía más o menos controlado el tiempo que dedico a leer los blogs que me interesan y escribir en el mío, pensé que ya no había más batallas que pelear. Los molinos de la blogósfera, tras varios embates que en otros tiempos pudieron haberme robado el seso, tenían ahora un aspecto apacible.

Pero, ¡ay, amigos! la calma es el espejismo más real que yo conozca. Ahora ha llegado la era de Facebook con sus muros (hablaré algún día de esta curiosa metáfora) y las batallas empiezan otra vez. Feliz desgracia -decía- porque he reencontrado amigos de todas las épocas de mi vida, todos juntos en cosa de 15 minutos. Direcciones de correo que había perdido, gente con la que no sabía cómo contactar porque sus huellas andaban ya tan lejanas en el tiempo, que ni poniéndome en plan sabueso había conseguido recuperar su rastro. ¡Feliz, claro, feliz hallazgo! El primer día tuve un poco de mareo existencial al ver a tanta gente con sus niños, con su vida encaminada, tan distinta o tan igual, según los casos, de lo que apuntaba en la adolescencia. Y como la ocasión la pintan calva, me he puesto las botas de
conversar con viejas amistades.

En mi casa no fue muy bien visto mi deslumbramiento con Facebook. Los nuevos medios, tengo que reconocer, suelen tener mala prensa. Que si son una pérdida de tiempo, que si son una fuente de cotilleo inaguantable, que si la pérdida de la intimidad, que si se estarán embruteciendo las nuevas generaciones... No puedo negar que hay razones para pensarlo. Sobre todo cuando uno sólo piensa en los efectos nocivos de las nuevas tecnologías. Pero yo no puedo condenar un medio o una herramienta sin plantearme -que quizá- ya he sido víctima del embrutecimiento y quién sabe si de forma irreversible.

Aunque el medio se vista de seda... medio se queda. Facebook es un reflejo sorprendente de la vida social, con sus glorias y sus vergüenzas, que son -al fin y al cabo- las glorias y las vergüenzas de las personas que se mueven en ella. A través de las redes sociales se entera uno de muchas cosas que son irrelevantes para las sobrias necesidades informativas de la vida de una persona: cierto. ¿Pero no sucede también en la vida real? Nos enteramos de cosas que no necesitamos, sencillamente porque vivimos y eso lleva consigo que vemos y oímos. Luego -en Facebook y en la vida- elegimos, entre todo eso, lo que miramos y escuchamos: la atención que prestamos a las cosas es siempre un acto libre, o al menos puede serlo. No nos engañemos, quien es cotilla o impúdico en Facebook no es así
por Facebook, sino que desgraciadamente esa persona es así. Virtudes y vicios los llevamos a cuestas allá donde vamos: omnia mea mecum porto.

El medio no es el mensaje, con el permiso de McLuhan. Indudablemente cada medio predispone a quien lo usa, lo encamina hacia ciertos tipos de hábitos o actitudes, mejores o peores, con más o menos facilidad. Pero eso no es un problema sino un dato, cualquier cosa en este mundo posee esa virtualidad. El problema está en que, quienes lo utilicen no sean tan libres como creen serlo y se dejen arrastrar en sus elecciones por los reclamos de lo que se encuentran dentro o fuera de sí mismos, dejándose infectar ingenuamente por todo tipo de venenos sin acudir a la prudencia que es el mejor filtro antivirus.

Personalmente tengo buenas experiencias con los blogs, messenger y ahora las redes sociales. También sé que hay que ponerse en jarras con el jetas que todos llevamos dentro para no dilapidar el tiempo de trabajo o de dedicación a quienes tenemos a nuestro lado -
de cuerpo presente- con la tontería de que "me reclaman mis hobbys cibernéticos". También sé que las relaciones y los vínculos de amistad no son virtuales porque se desarrollen o sobrevivan gracias a un medio al que le han puesto ese sambenito. Son verdaderas o son falsas, punto. Y eso no depende de si hablamos en una cafetería o en Facebook, depende de si hablamos sinceramente y queremos al otro en serio y buscamos su bien, o no. Como toda la vida de Dios.

Andamos desconcertados. Habíamos conseguido que la tecnología sincronice los tiempos. Con el teléfono lográbamos unir los tiempos de continentes enteros: mientras unos se preparaban para afrontar el día, podían cambiar impresiones con quienes andaban ya clausurando la jornada. Y su tiempo entonces se volvía uno. Nunca había sucedido algo así con el espacio. Los antecedentes remotos los encontramos quizás en el cine de los Lumière, la escena de aquel tren entrando en la estación que provocó una estampida -con razón- entre quienes estaban en la sala porque el "tren virtual" se les venía realmente encima. Estamos en lo de siempre. Las dificultades que tenemos para distinguir entre realidad y representación son grandes y permanentes. Como dice Alejandro Llano, con doble acierto en los títulos de dos libros suyos: la representación es un enigma y el diablo, un conservador.



martes, 4 de noviembre de 2008

Una bomba de paz

Mira por dónde, los salmos proféticos nunca pierden actualidad. Hay salmos a los que les doy vueltas, en concreto el Salmo II lo he leído varias veces, lo he meditado. He hablado sobre esto de las profecías con un experto en estas cosas, en Kafka y en música para outsiders. Pero es que además, lo he visto ahora con una evidencia que me ha imprimido en el corazón una certeza que no hubiera alcanzado ni con el asesoramiento personalizado del bueno de Descartes.

Así reza uno de los versículos del Salmo 2:
"Qui habitat in caelis, irridebit eos, Dominus subsannabit eos"
que se traduce con cierta libertad por:
"El que reina en el cielo se sonríe; el Señor se burla de ellos."

Y m
e río yo también, sin sarcasmos, cuando veo la abrumadora explosión de adhesión, afecto, unión, y -por qué no decirlo- de conversiones que ha traído consigo la visita de ETA a la universidad. Esperemos que ellos -los terroristas- más pronto que tarde aprendan tanto como hemos aprendido los universitarios de la lección magistral de aquel jueves. No todos los días se tiene de un modo tan patente una segunda oportunidad, o una primera, o sexta, o vaya ud. a saber. La paciencia de Dios es infinita, su soberanía innegable y sus métodos pedagógicos más revolucionarios que los más revolucionarios sueños del terror.

Ayer pasé por la ermita del Campus para dar gracias y me encontré con un manto de flores y una oración de composición anónima, de parte de los estudiantes de la Universidad de Navarra. Eso sí que es una bomba. De paz. Leedla, no os dejará indiferentes. Yo, dicho eso, no tengo nada que añadir.


jueves, 30 de octubre de 2008

Seguimos...después del atentado




A las 10.55 de la mañana salí de mi despacho. Ese despacho de ventanales amplios de los que hablaba el otro día, cuando no imaginaba el aspecto desolador que dejaría ver unos días más tarde. Iba a rezar. Tengo por costumbre hacerlo todas las mañanas, a primera hora, pero hoy no escuché el despertador y lo tenía aún pendiente. La Universidad de Navarra es una universidad de inspiración cristiana. De respiración cristiana, diría yo. En cada edificio hay un pequeño oratorio en el que siempre se reserva al Santísimo. Profesores, empleados y alumnos pueden asistir a Misa o pasar allí unos minutos de tranquilidad para"hablar con quien sabemos nos ama", que decía Teresa de Ávila.

Rezar. Eso iba a hacer yo. En mi edificio empezaría la Misa a las 11, así que pensé acercarme a otro oratorio del campus. ¿A dónde voy? ¿Al Edificio Central o a Comunicación? Voy a Comunicación -pienso- y así paso luego un momento a Nuestro Tiempo a ver a mi amiga Sonsoles. Salgo y empiezo a andar con calma, por la explanada de Comunicación arrebujada en mi abrigo y sosteniendo un paraguas. De pronto un golpe. Un estruendo que se siente hasta las vísceras. Un temblor. Sé que es una bomba. Es la misma sensación de hace seis años. Me vuelvo y veo la columna de humo que se levanta, opaca, amenazante desde la zona del Edificio Central.

No tuve miedo por mí. Me entraron unas ganas inmensas de llorar al pensar los destrozos que podría encontrarme. Tardé unos 40 segundos en llegar a la explanada de la Biblioteca Antigua y ver los coches ardiendo, las ventanas rotas, cristales y un silencio sobrecogedor. "No han avisado", pienso. La vez anterior dio tiempo a acordonar la zona. Esta vez no. No han avisado. "No saben lo que hacen", perdona, porque es evidente, viendo lo que tengo delante, que no saben lo que hacen.

Van saliendo poco a poco la gente del Edificio de Bibliotecas. Miro la zona que arde: Oficinas Generales en pleno ajetreo, el aula 18 llena de alumnos, el Servicio de Personal, Tesorería; es decir, muchas, muchísimas personas. Algunas personas sangran, por los pequeños cortes que le han producido los cristales rotos por la onda expansiva. Sorpresa, dolor, asombro. Luego llegó la policía y acordonó la zona. Yo no vi nada más. Sólo volaba mi imaginación hacia las personas que conozco que podrían estar por allí. Estamos en el ojo del huracán y no se sabe nada. ¿Hay muertos?, ¿hay heridos graves? Nos vamos enterando poco a poco de que no ha habido daños personales de entidad. Me quedo tranquila. Eso es lo único que importa. Lo demás lo reconstruiremos, volveremos a trabajar, y volveremos todas las veces que haga falta. A trabajar por lo que creemos. Y ahora ¿qué hacer? Pues con más razón, a lo que iba. Rezar. En primer lugar por los que han puesto la bomba. Y dar gracias. Qué menos.

martes, 6 de mayo de 2008

XI Lecciones de Poética

La Cátedra Felix Huarte ha organizado, como viene haciendo cada año, las XI Lecciones de Poética. Esta vez, Jean Clair impartirá las sesiones que tendrán lugar en la Universidad de Navarra, los días 6 y 7 de mayo. El tema no puede ser más sugerente:
"LA FIGURA DEL GIGANTE EN LAS ARTES.
DE LA ILUSTRACIÓN A LA MODERNIDAD"
Procuraré dejar aquí algo de lo que se dirá en las conferencias. También podréis encontrarlo en la prensa local. Por ahora abro una una puerta a las obras publicadas por Jean Clair. Yo no me lo perdería. Como va siendo habitual, la CFH trae gigantes de la cultura actual a la universidad. ¿Nos subimos a sus hombros?

lunes, 31 de marzo de 2008

Flamenquito

Para remontar un lunes con lluvia, me basta y me sobra con esta noticia, tan poco común en el tercio norte y en la universidad.

Jornadas sobre Flamenco
Del 7 al 9 de abril tendrán lugar las jornadas “Pensar en flamenco. Entre la tradición y la vanguardia” que contarán con varias confencias y un concierto a cargo de D. Jorge Pardo. También se podrá visitar la exposición fotográfica de D. Paco Ocaña. Universidad de Navarra.
La única duda que me queda es si en el título eso de pensar el flamenco es un guiño cortés a la universidad, donde todo se piensa y se repiensa. Porque el flamenco no se piensa, se siente. Ya contaré aquí si me convencen de otra cosa, aunque lo dudo.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Retales de un concierto de Navidad

I. Preludio:
Diez minutos antes del concierto, los instrumentos piensan en voz alta.

II. Entre bambalinas:
El fagot habla para sí. Se interpone a su mónólogo un oboe. Al fin llega la tromba y da la nota que acaba con tanta palabrería del aire.

III. Desconcierto:
Un tenor llega al final de la segunda pieza. Sonríe -colorado- y se coloca en su sitio. Todos le miramos y él responde con un gesto complaciente, como diciendo: -Ya está, señores, podemos continuar...

IV. Traducción o traición; o, el dilema de las interpretaciones.

a) Una pieza en inglés, muy sentida, de John Leavitt. Empieza bajito (piano e dolce) : "Set-me-as-a-seal-upon-your-heart..."

b) Una pieza muy bonita. La música muy sentida, pero la metáfora que utiliza es un poco curiosa: "Sé-mi-asa-sin-apoyooo-aaa..."




¡Feliz Navidad!