
"La cultura de la vida más interior está en toda época en estrecha interacción con la significación que adscribe a la muerte. Cómo aprendehemos la vida y cómo aprendehemos la muerte: éstos son dos aspectos de un comportamiento fundamental unitario."En nuestra época, tan transida de muertes de telediario -entre el segundo plato y el postre- la muerte se nos ha disfrazado de una cosa más. Un número más en los titulares de los periódicos, un nombre más en la página de sucesos. Y así pasa inadvertida, salvo -claro está- cuando nos toca de cerca. Entonces reconocemos su rostro, su mirada tajante. Entonces esa mirada, nos devuelve la imagen de la vida como en un espejo de tiempo, con todas sus facciones bien dibujadas.
Se agradece que al menos una vez al año, la Iglesia nos recuerde que hemos de morir; no para meternos miedo a la muerte, sino precisamente, para recordarnos, una y otra vez, todo el valor de la vida: la que vivimos de contado y esa otra, la de inversión a largo plazo. Además, los cristianos tenemos unas condiciones únicas en este negocio: a ver quién más tiene un acreedor que se ofrezca también como garante...
3 comentarios:
Sí, será mejor que no escondamos tanto a nuestros muertos. Curiosamente vivimos en una sociedad donde se pretende alabar todo aquello que es bonito, la salud, la vida, cuando lo que se promueve realmente es una cultura de la muerte. Y eso es porque lo primero que se oculta, que se obvia, es que morimos.
Un saludo
Qué frase final más buena, Anacó.
Sabía que esta frase te iba a tocar, es más, creo que se me ocurrió al recordar tu entrada sobre las hipotecas. Así que el crédito -nunca mejor dicho- va a medias. Y bienvenido, Rictus Morte a esta casa, tener un invitado sevillano siempre me hace ilusión. Además, bien visto esa paradoja de la sociedad actual. Benedicto XVI puso el punto sobre las íes al hablar -y con razón- de la anti-cultura de la muerte. Saludos!
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