lunes, 23 de abril de 2007

Terapias

Primero saltó Wittgenstein con eso de que la filosofía es labor de desintoxicación de la propia filosofía. (Bebo para olvidar que bebo (¿!)) Hace un momento leo en un comentario que si un poema sirve como terapia es garantía de su calidad. La amistad es terapia preventiva contra la depresión, o según la paciencia del amigo/a, terapia curativa. Los libros son terapia para la salud mental, un factor de desconexión, los paseos son una terapia anti-estrés muy recomendados para el fin de semana; para descansar del viernes y prevenirse del lunes. El zumo de naranja, un buen vaso de vino, todo, estupendo en tanto que vitamínico y anti-oxidante. Y a mí me llevan los demonios de que estemos todo el santo día dándole razones a Freud para creer que acertó con su manera de ver al mundo como si fuera un inmenso manicomio. Y que conste, que el exabrupto en lunes, no lo lanzo en busca de una catarsis terapéutica. ¡Faltaba más!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque yo sea partidaria de la blogoterapia, no creo que sea saludable perseguir los grandes placeres de la vida por sus aspectos curativos. Es la mejor manera de romper su encanto y de acabar más "estresado" que antes.

Más aún si se trata de placeres artísticos, tan ajenos al pragmatismo. Porque digo yo... ¿para qué sirve un poema, para qué la contemplación de un paisaje, para qué un amigo?

Supongo que habrá alguna manera de prevenir tanto utilitarismo, ¿no?

¡Ay, otra vez! No salimos de esta cultura ruín.

Corina Dávalos dijo...

¡Qué fallo! ¡Se me había olvidado la blogoterapia! Ahora que dices aspectos curativos, quizá se pueda ver en esto una manifestación, aunque sea de un modo trivial, de cuán necesitada está la "cultura ruín" de ser curada.

E. G-Máiquez dijo...

Qué alivio leerte!!!

Anónimo dijo...

Aunque yo no sea partidario de la blogoterapia, estoy de acuerdo con batiscafo--muy bien dicho!

Aparte diría que es fácil salir de la cultura ruín; basta con ignorarla.
U.A.

Jesús Beades dijo...

Batiscafo, ya Chesterton prevenía de ese "uso" de las cosas buenas. Por ejemplo, del deporte, para adelgazar, en vez de para disfrutar (y de paso, por añadidura, se adelgaza). El alcohol, sobre todo, era el ejemplo perfecto de Chesterton. Si uno bebe por que es saludable, trata al alcohol como una medicina, al igual que el borracho, que lo necesita para estar "bien". Lo bueno del vino es el disfrute y la hermandad, la celebración. Aunque es muy cierto que como ansiolítico no tiene igual.
No me acuerdo de quién, pero hay una cita de un polaco, que trae a colación Juan Pablo II en su Carta a los artistas, que da en el clavo: "La belleza es para entusiasmar en el trabajo. El trabajo, para renacer." Es incompleto, pero cierto.

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