martes, 4 de julio de 2006

Memoria

No sé nada de pedagogía. Sin embargo, algo he aprendido acerca de la educación por experiencia propia y escarmentando en cabeza ajena. Nunca me gustó memorizar. Las retahílas de nombres, las reglas nemotécnicas y demás artilugios que inventábamos para retener datos durante el tiempo justo -hasta el día del examen- me parecían un sinsentido. Me gustaban más los razonamientos, llegar a desenredar hechos, causas y consecuencias, tanto en un problema matemático como en un situación histórica o un planteamiento filosófico. Hoy me doy cuenta de que memoria y razonamiento no son caminos paralelos en el aprendizaje, como si se tratara de un estilo libre: yo espalda, tú mariposa y ambos nadamos; yo memorizo, tú razonas y ambos estudiamos. No. El aprendizaje debe poner en juego ambas cosas. La memoria por la memoria, con el sólo aliciente de vomitar unos contenidos en un examen no tiene un sentido más allá del aprobado. Pero ya lo decía Aristóteles, el conocimiento es un fin en sí mismo, y el hombre por naturaleza desea saber. Tomás de Aquino -filosófo, teólogo y santo- dejó algunos consejos para un joven estudiante que le preguntó cómo aprovechar mejor sus estudios. Entre otras cosas le decía:
"Que no mires de quién lo oyes, sino que cuanto se diga de bueno, eso mismo lo guardes en la memoria. Haz todo lo posible por entender todo lo que oyes y lees. Procura esclarecer las dudas. Guarda en el armario de la memoria todo lo que puedas como quien desea llenar un vaso".

Se entiende el aprecio que se tenía , en épocas anteriores,
a la memoria. Los soportes escritos eran escasos y de difícil acceso: un libro, un lujo. La transmisión del conocimiento, por tanto, dependía fundamentalemente de la memoria y las buenas explicaderas. Ese modo de transmisión, además, hacía el conocimiento asequible a quienes no sabían leer y escribir, o carecían medios para ampliar sus conocimientos. Entre móviles, palms, portátiles y bibliotecas on-line podemos perder esa buena preocupación por retener contenidos que tengan algo más de fondo que la canción del mundial o los gingles de los anuncios de prime time. La memoria es la despensa del pensamiento, cuanto mayor y mejor sea la calidad de sus contenidos, más exquisitos serán los frutos de la reflexión.
Hoy la educación adolece, como tantas cosas, de la tendencia a lo unilateral. O razón técnica o memoria estratégica de corto plazo para salir airoso del combate con los exámenes tipo test. Acerca de esto, en una entrevista con la maestra de literatura Cécile Ladjali (*), decía George Steiner:
"(...) lamento tanto el que ya no se aprenda nada de memoria. Aprender de memoria significa, en primer lugar, trabajar con un texto de una forma absolutamente excepcional. Lo que uno ha aprendido de memoria cambia con uno mismo, y la persona se transforma con ello, a su vez, a lo largo de toda la vida. En segundo lugar, nadie será capaz de arrebatárselo. Lo que uno sabe de memoria es lo que le pertenece a uno mismo, a pesar de los indeseables que gobiernan el mundo, de la policía secreta, de la brutalidad de las costumbres, o de la censura, que también existe entre nosotros y en todas sus formas. Constituye pues una de las grandes posibilidades de la libertad, de la resistencia. (...) Nuestra escolaridad hoy es amnesia planificada."

Con demasiada frecuencia escucho a los estudiantes comentar: "Esto para qué me lo voy a aprender si está en los libros". Eso sí, hasta ahora nunca he visto a ninguno que cargue una colección de antologías poéticas mientras pasea con su novia por el campus. ¡De lo que se pierden ambos!

(*) George Steiner, Cécile Ladjali, Elogio de la Transmisión, Ed. Siruela, 2003.

11 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Gran entrada: para aprendérsela de memoria. Y muy bien ilustrada por Dalí.

Anónimo dijo...

Pasamos la mitad de la vida memorizando sin comprender, y la otra mitad comprendiendo sin memorizar.

Corina Dávalos dijo...

Muy bueno, esto de las dos mitades de la vida. Gracias por la aportación.

Corina Dávalos dijo...

Bien vista la relación entre el corazón y la memoria. Seguramente encontrarás muchas sombras del Taller de la Filosofía de Nubiola, es un libro que constantemente re-cuerdo. a ver si consigues el librito de Steiner. Hay perlitas por doquier.

Anónimo dijo...

Después de haber memorizado durante cinco años tantas leyes para la oposición de Judicaturas, que no llegué a aprobar he llegado a la conclusión de que la memoria es el esqueleto del conocimiento humano y el razonamiento los músculos. Así que pasé cinco años como esqueleto viviente.
Igual de lamentable es el sistema educativo actual que prescinde de la memoria, pretendiendo apoyar voluminosos argumentos en unos esqueletos raquíticos, pretendiendo caminar sin fracturas por las agrestes vías del conocimiento.
Y de acuerdo con Manel que sólo lo que se aprende con el corazón queda en la memoria, pero, desgraciadamente, también lo que se graba a fuego en él con dolor. "Sólo lo que no cesa de doler permanece en la memoria" decía Nietsche en sus no muy numerosos momentos de lucidez

Corina Dávalos dijo...

Gracias por sacar la parte dolorosa del recuerdo, en el corazón efectivamente se graban penas y alegrías. Me ronda la cabeza un poema que lo dice a la perfección, pero tendré que buscarlo porque soy incapaz de citarlo...de memoria ¡Y eso que lo llevo en el corazón!

Anónimo dijo...

Tía, Debo, ¡como mola tu blog! ¿Por qué todo el mundo escribe tan bien????
¿Te vienes al chupinazo?
(Sí, Anacó también tiene amigas tan poco poéticas como yo)

Corina Dávalos dijo...

¡Debo, maja! qué bien tú animándote a pasar por aquí dejando rastro...y que sepas que de poco poética nada, es incompatible una afición tan profunda como la tuya con la ausencia de poesía nel cuore...Y no, majica, no al chupinazo no voy, tengo un huertico de última hora en la facultad y allá que voy. Que no te ensucien mucho, eh!

Inma dijo...

Gracias, Anacó, por tu estupenda entrada.

Me hace pensar en la defensa que hace Pavese de la "memoria" y la objeción que pone a Rousseau quien por lo visto en el "Emilio" dijo: "La memoria es la ausencia de fantasía; en lo que se ve todos los días no es la imaginación que actúa, sino la memoria; la costumbre mata a la imaginación",
que lleva a la siguiente reflexión en Pavese (y es la que me gusta):
"Sí, pero la memoria de las cosas lejanas presenta objetos renovados, "desacostumbrados", por el tiempo y por el olvido interpuesto, por lo que es estímulo de la fantasía, tanto más cuando las cosas recordadas son nuevas pero misteriosamente nuestras"

Corina Dávalos dijo...

No había oído hablar de Pavese, ¿es filósofo? coincido contigo y con Pavese. José Benigno Freire suele explicar la imaginación como un obrero que construye objetos con los fragmentos de recuerdos que ha dejado a salvo el olvido. Muy interesante también el tema, que apenas deja sugerido, de la renovación por la memoria.

Inma dijo...

Llegúe a Cesare Pavese por su amistad con Natalia Ginzburg. Fue un poeta (1908-1950)de vida bastante turbia, perseguido por el régimen fascista de Italia, acabó suicidándose nueve días después de haber anunciado en su diario el fin de su escritura (que también le llevaría al fin de su vida): "Todo esto da asco./No palabras. Un gesto. No escribiré más" ...
Saqué la cita de su libro "El oficio de vivir" (Seix Barral), recopilación de sus pensamientos y diarios. Tiene cosas interesantes.

¡Feliz Navidad!