martes, 20 de junio de 2006

Vital-minas

PERORACIÓN

"Una sola cosa. «Todo pasa. Pasan pompas y vanidades. Pasa la nombradía como la obscuridad. Nada quedará a fin de cuentas, de lo que hoy es la dulzura o el dolor de tus horas, su fatiga o su satisfacción. Una sola cosa, Aprendiz, Estudiante, hijo mío, una sola cosa te será contada, y es tu Obra Bien Hecha.»"

Eugenio d'Ors, Trilogía de la residencia de estudiantes, Aprendizaje y Heroísmo, (1915).

8 comentarios:

Inma dijo...

Gracias por traernos esta animosa cita de D'Ors, que me apunto en mi libreta de notas. Imagino que, él como J.R.J, hacen suyo uno de los pilares de la Institución Libre de Enseñanza", la moral del "trabajo" (y la "ética por la estética").

Dice J.R.J:
"La vida y el trabajo no pueden tener otro ritmo que el suyo, no pueden ser hostigados ni desviados de su órbita. En este 'en lo que le gustara' a cada uno, está el fuego alimentador de la calidad poética que debe acompañar siempre al trabajo, que le da al trabajo utilidad y encanto. Trabajar a gusto es armonía física y moral, es poesía libre, es paz ambiente (...) El gusto por el trabajo propio trae el respeto, gustoso también, por el gustoso trabajo ajeno".

Corina Dávalos dijo...

Efectivamente, Inma. Y gracias a ti por traer a J.R.J. Espero traer pronto otro texto del mismo artículo, en el que habla de la moral del trabajo de un modo más explícito. Y que tengas una gustosa tarde de trabajo...

Anónimo dijo...

¿De verdad? Si fuera así, me pondría más contenta--tendría más esperanza. Pero pienso en "Ozymandias"; hasta las obras bien hechas pasan. Y ¿vale algo para nosotros lo que queda en la vida depués de nuestra vida? Creo más en la poesía del trabajo, en la calidad poética de la vida. Crear para ser, no para servir....

Corina Dávalos dijo...

Las obras bien hechas lo son en la medida en que nos hacen hombres buenos, en todos los aspectos en los que se puede usar ese adjetivo... no buscamos la perfección sino el perfeccionamiento, y la mayor perfección es el amor. Al final ser y servir -por amor- no están tan lejos como piensas. Esa es una de las grandes aportaciones del cristianismo: el Amor eterniza lo que de suyo es efímero y caduco.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo, Anacó, pero estás mezclando las cosas, me parece. Admito la posibilidad de algo eterno por espíritu o amor, pero creer que hacer obras buenas nos hace buenos me supera. ¿Quién determina si la obra es buena--o bién hecha? O si somos buenos? Dios sabe (dirás), pero la traducción de su sabiduría a través de cualquier doctrina general, mística, o idealisada me parece peligrosa. El profesor se equivoca, pienso. Habría debido decir: 'muchísimas cosas te serán contadas; desafortunadamente, es imposible saber cuáles'.
Llegó otro Anonymous ('... abrir puertas...') en otra parte del blog; tendré que afiliarme cómo Melinda.

Corina Dávalos dijo...

¿qué hace un hombre honrado o ladrón? ...precisamente sus obras, si ante una situación eliges dar a cada uno lo que es suyo, te "haces" justo porque obras la justicia, y lo mismo al contrario. No veo tanta dificultad. Las obras mal hechas son una forma de injusticia o engaño.

Anónimo dijo...

El comentario de Anaco me parece mas existentialista que cristiano. Una paradoja interesante, en este caso.
Una pregunta mas (muy vieja): Un pobre que roba un pan para su familia hizo mal o bien? Su hecho: malo o bueno?

Corina Dávalos dijo...

Reconozco que mi comentario simplifica mucho algo que en sí mismo es muy complejo. No pienso que sea existencialista, un pobre que toma lo que no es suyo, quizá no esté robando sino tomando lo que le corresponde y otro se lo niega, no necesariamente roba, en la acción no cuenta sólo el hecho externo ni sólo la intención, ni sólo las circunstancias. Podría ser una acción justa. Hay ríos de tinta respecto a este tipo de acciones y la casuística sería interminable. Sería existencialista si dejese que las acciones por sí solas, por pura relación a la libertad sin otra referencia configurase a la persona, pero yo no digo eso. Tenemos referencias: la naturaleza humana, la razón y la ley divina, acertamos cuando las tres conciden.

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