
Llego al aula. Me siento. Somos ocho: cuatro chicos y cuatro chicas (¿será por emulación a la política de simetrías del gobierno o puro azar?) Empieza la clase. Comentamos una historia de Stefan Zweig (todo en alemán, claro). La gente incluso habla -¡ en alemán!- a pesar del conocido pánico escénico propio del español medio a hablar en clase. El profesor sale un momento y nos quedamos los ocho en el aula. Pasan los minutos y todos callados como muertos. Todavía no sé si nos callamos en español... o en alemán que tiene más caché.
8 comentarios:
Bromas aparte, te diré que el asunto este que planteas de en qué idioma nos callamos me parece muy interesante. Yo por ejemplo soy capaz de callarme (sin demasiada fluidez) en inglés... Pero de alemán no sé ni un silencio.
Supongo que os callasteis porque todos dudabais de si seguir hablando en alemán o pasar al castellano y nadie se atrevió a dar el paso.
No déis ideas...Temo que algún político de por aquí lea esta entrada y se le ocurra que también tenemos que callar ¡en català!
Genial!!! me ha encantado la entrada jajajajaja. Pues sí, es curioso lo de los silencios y lo de los idiomas... dicen que cuando realmente se aprende es cuando sueñas en el mismo idioma que quieres aprender, lo cual creo que es equivocado... yo sueño que hablo inglés... y sin embargo, no salgo del Hello y poco más.
Mucha suerte con el Alemán, espero que te vaya mejor que a mi con el Inglés.
Por cierto, a mí me encanta el catalán, que pena que los políticos se lo carguen con el nacionalismo idiomatico extremo...
La idea del idioma de los silencios es muy brillante. Mucho ánimo con el alemán, una lengua que antes rechazaba pero que cada vez me atrae más. Y con un poco de mala milk (lo reconozco) apunto que lo del alumnado paritario quizá no sea ni por emular al gobierno ni por azar, sino porque más o menos hay tantos hombres como mujeres en el mundo mundial. Lo que no es por azar, sin duda, es que el poder sea fundamentalmente masculino.
Pues yo creo que nos callamos en español, porque el silencio resultó incómodo, el español, por lo general no calla. Si hubiese sido en alemán habría sido un silencio cordial,de disposición a la escucha. Pero no os preocupési, que ayer ya se montó un guirigay bilingüe de tintes muy hispanos.
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