Tenía un profesor en primero de carrera, que para vacunar a sus hijos de la pátina romántica y sentimentaloide que mira a la naturaleza como un reino idílico de paz y armonía, les ponía de vez en cuando un video de National Geographic. Allí los animalitos, dulces y felpudos, sacan garras e instinto y no dejan pájaro con plumas, ni cebra reconocible tras la masacre. Y por supuesto, cuando llega la hiena y encuentra a una pandilla de gacelas tomando el sol de la tarde, no hay una sola que, solidaria corra en ayuda de la presa elegida para la cena del predador.
Ayer cuando conté mi hallazgo en casa, me dijeron, "anda que encima te has traído al torpe que se cayó". Yo, antropomorfizando más allá de lo razonable, pensé que si se cayó no sería por torpe, sino precisamente por espabilao, tan ansioso estaba de ver mundo que fue a dar al suelo por mor de su espíritu investigador. No es mala lección tampoco, para los que padecemos hipertrofia de la glándula de la aventura. Quizá los otros no eran más fuertes pero sí más medidos, les bastó quedarse en el nido y esperar al tiempo adecuado. Así que he llegado a la conclusión de que mi pichón no murió de frío sino de por padecer alucinaciones de envenenamiento por exceso de adrenalina.
jueves, 24 de mayo de 2007
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9 comentarios:
Recuerdas el pajarillo que encontramos muerto hace dos veranos?? Ahora me das la razón, eh? Ya sabía yo que había muerto por envenamiento! Lo que nunca se me ocurrió pensar es que fuera por sobredosis de adrenalina, jejeje... Ahí ganaste tú. ;)
Es como un cuento con moraleja! Pobre pajarillo que, por audaz se salió del nido... puestos a antropomorfizar, seguro que sil pajaros vivieran en una "ciudad de pájarps" leventarían un monumento al pájaro aventurero y harían una peli sobre "Pajarillo jones"... uy, creo que me esta haciendo efecto la vacuna de la fiebre amarilla...
Cuando dices "mi pichón": ahí el texto se convierte en proema. Emocionante.
El pajarillo intrépido, escarmiento para sus ejemplares hermanos de nido, ha tenido un final más glorioso gracias a este epitafio.
Eso de Pajarillo Jones me ha gustado, aunque no lo cambio por "mi pichón" ¡que me quedo sin proema!
Claro que me acuerdo del pajarillo, mi querida Palíndromo, ¡cómo olvidarlo! de ese verano no se me olvida ná de ná.
¡Lo que me he acordado de ti! Esta mañana he recogido de la piscina una cría de mirlo. Se ha debido de caer del nido y aleteaba como un loco en el agua. Lo tengo en una caja con leche migá.
Ayer lo llevé a enterrar...
¡Oh!
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