Recibí hace un par de horas la triste noticia de que Pedro de Miguel murió esta mañana después de pelear con su enfermedad. A decir verdad, no le conocí personalmente. Seguramente me lo crucé muchas veces por un pasillo de la Facultad sin saber que era él. Le conocí como lectora suya, primero como autor de los editorales de Nuestro Tiempo, y después como colaborador. Sus reseñas me gustaban, incluso llegué a comprar un libro de reseñas suyo porque me fiaba de su criterio como crítico. Años después resulta que aquel señor al que yo leía con admiración empezó a pasar por aquí con tono desenfadado, preguntando por la tesis, sin darse ninguna importancia. Eso me impresionaba, además de su gracia para contar chascarrillos de Bilbao y de tantas otras cosas. Copio como homenaje un párrafo de la presentación de su Guía de Lecturas Contemporáneas. Sin duda él ha sido, sin saberlo, el alguien que ha ayudado a muchas personas a acercarse a la buena literatura, buena en todas las acepciones el término. Yo entre ellas. Y aunque no me considero una buena lectora, mejoraré con los consejos de un buen lector, crítico y escritor. ¡Gracias Peter!
"El buen lector -siempre algo voraz, siempre en disposición de dejarse fascinar por la buena literatura- agradece un buen consejo y lamenta, en algún momento de su vida, no haber tenido a alguien al lado en aquel momento en el que necesitaba alimentarse de otras vidas, quizá para olvidar un poco la propia o para distraerla o mejorarla."
5 comentarios:
Qué impresión, AnaCó. Yo solía visitar su blog sin tener ni idea de quién era. Vaya noticia.
Siento haber dado una noticia amarga. Pero también da alegría tener a un vecino de blog cuidando de sus colegas desde allá arriba.
Peter... Y su eterna sonrisa. Que ahora será más eterna y más sonrisa que nunca.
Lo siento Maj, sé que érais muy amigos. Dentro de la pena, no está mal...un amigo que te sonríe intesa y eternamente. Y gracias por pasarte.
Qué bueno que has linkeado al artículo con la transcripción de "Soledad". Puede sonar extraño a algún oído cómo a veces se puede sentir próxima a una persona que no has conocido en absoluto, que ya ha muerto, que puede aún más ahora comprenderte; pero es así, es así.
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