martes, 29 de abril de 2008

Reflejos

Hay palabras que apresan un universo cuando las pones frente a frente. Como las manos, espejos vivos. Busco y encuentro. Siempre dos manos, separadas, salvo cuando rezan. Las manos se juntan y abarcan todo el mundo. Busco y encuentro. Entre las manos, mientras busca una y encuentra otra, desfila el mundo. En el encuentro, a la vez que cesa la búsqueda, empieza. De otro modo. Como cuando se juntan las manos. Y rezan. No acaba la búsqueda, más cerca, la mano y su espejo, sin embargo, ya sólo encuentran.

2 comentarios:

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Esas manos tuyas son como el aleph borgiano. Búsqueda y encuentro cuando se unen, por ejemplo, para rezar. Pero, ¿y cuando se unen con el estruendo del aplauso? Entonces ese mundo escapa precipitado y se queda a la espera, cerca, para volver a ocupar su sitio. Saludos.

Corina Dávalos dijo...

Gracias por ampliar los encuentros con el aplauso. Un encuentro efímero y un mundo agazapado...es un bonita imagen.

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