martes, 28 de octubre de 2008

Notas

Sábado por la tarde. Leo un maravilloso libro sobre Kafka que me tiene atrapada en la espiral de sus Enigmas. El sol de la tarde me da de frente. No he querido correr las cortinas, me gusta el sol en la cara y el borde de las montaña que se dibuja sobre el tejado de la casa de al lado. No encendemos la chimenea. Porque no hace frío y porque, como dice la Pradera, "no se estila..."

Aunque "ya sé que no se estila" echo en falta la chimenea. Recuerdo siempre la que había en la hacienda de mis abuelos, con esa boca grande para abrigar a todos los de la casa. El cuarto de estar era el polo de atracción para todos, el único lugar caliente de la casa desde que se ocultaba el sol. Todo confluía allí, todo acababa allí, alrededor del hogar. Las conversaciones más gratas y los silencios más elocuentes surgen alrededor del fuego. No es extraño el poder del fuego. También como metáfora.

No hay magia en los radiadores, no.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Las chimeneas "se estilarán" siempre: allí donde las haya; porque es imposible estar cerca de una y no desear verla encendida y crepitando.

En este cuarto de estar no hay radiadores sino magia: libros, sofá, poesía... Entonces, en algún rincón, habrá chimenea. Seguro :)

Adelarica dijo...

Te he dado las gracias? Pues, si no, te las doy ahora

Corina Dávalos dijo...

Ya te digo, Castri, hay una chimenea metafórica que anda siempre encendida;)

Álvaro, las gracias te las doy yo a ti.

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