sábado, 14 de marzo de 2009

Pearce, Chesterton y la bola de cristal

Hace tiempo leí algunas páginas de un libro de Peter Berger que me llamó la atención por la lucidez de su título: Una gloria lejana: la búsqueda de la fe en época de credulidad. Tanto secularismo progre para acabar volviendo a los órdenes más primitivos de la religiosidad. Hoy en el Diario de Navarra publicaban una entrevista a una médium (página entera, por supuesto) que se dedica a servir a la gente con su don de profecía al módico precio de 80€ por sesión de media hora. Se entiende que saliera en los diarios porque el cartel de "no hay entradas" se mecía en la taquilla, como si se tratara de una corrida de José Tomás. El caso es que puestos a profetizar con elegancia, me quedo con los versos de Chesterton en The Ballad of the White Horse:
"The high tide!" King Alfred cried.
"The high tide and the turn!
As a tide turns on the tall grey seas,
See how they waver in the trees,
How stray their spears, how knock their knees,
How wild their watchfires burn!
Joseph Pearce habló de estos versos, con un tono optimista muy de agradecer en esta época en que todo está en crisis, menos los cenizos. La marea está llegando ya todo lo lejos que puede llegar, como las olas que suben y luego vuelven hasta perderse en el mar. La gente, como bien se ve, busca en qué creer, aunque tenga que pagar por ello. Como todo lo importante, está tan cerca que no lo vemos, es tan pequeño y humilde que lo ignoramos. Pero ahí está. Pearce, ex-anti-católico de la Orden de Orange, definía esta búsqueda en estos términos:
"El único hogar para el espíritu humano, para el alma humana es la Iglesia Católica. Quienes están fuera de ella, quienes se han ido o no la han encontrado son -aun sin saberlo- hombres y mujeres sin techo."

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿El único hogar para el espíritu humano? ¿Quiere decir que los tres cuartos de la población de la tierra son sin techo (sin saberlo, afortunadamente)? ¿De verdad Pearce cree una absurdidez tan prepotente? ¿O es un chiste? La oración podría tener un sentido entendible si dijera que el único hogar para el alma humana es la religión.
Yo no soy ni islamista, ni protestante, ni ..., pero sé que hay Pearces de todos los colores.

"But some see God like Guthrum,
Crowned, with a great beard curled,
But I see God like a good giant,
That, labouring, lifts the world."

Corina Dávalos dijo...

Querido Anónimo:
No creo que lo dijera en un tono prepotente, más bien todo lo contrario, de lo que habla es un hallazgo, no un logro. Y pienso que es una metáfora bonita y verdadera. La religión es precisamente el lazo que nos re-liga con Dios. Hay muchas maneras de acercarse a Dios, pero no muchos dioses, sino Uno. Y es importante no desfigurarlo. Entiendo que Pearce hable de la Iglesia como hogar del alma, porque si algo necesita el espíritu humano es la vuelta a la inocencia. Y eso no hay institución humana que lo pueda conseguir. Sólo Dios puede re-crear la inocencia perdida. Esa posibilidad, la gracia, tienes como destinatario a la humanidad entera y es custodiada por la Iglesia. Dios no es cualquier cosa, no podemos conocerle directamente, a menos que Él mismo se dé a conocer. Hay vías indirectas, pero, en la Iglesia -aún a pesar de los errores y pecados de los hombres que la forman- ha querido quedarse Dios: en la Revelación y en los Sacramentos. Muchas gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con todo lo que dices--menos la letra mayúscula (I). No explicaste (o no entiendí)por qué la gracia sólo se consigue en una iglesia (romana y apostólica). ¿No se puede acercarse al mismo Dios de maneras diferentes?
Q.A.

Corina Dávalos dijo...

Imagine que alguien construye una autopista para llegar de un lugar a otro y la ilumina, la dota de lugares para descansar, para reponer fuerzas, alimentarse, curar las heridas o accidentes que han podido producirse durante el viaje y puestos de información para el viajero. ¿Es la única manera de llegar a ese destino? Probablemente no. Puede que alguien no conozca la existencia de ese camino, o que haya escuchado por ahí que no es seguro, puede pasar; siempre puede constatarlo por sí mismo. También puede haber quien decide abrir su propio camino, cruzar los montes, no contar con la ayuda de los muchos viajeros que transitan por la autopista, tendrá muchas aventuras, pero quizá también menos opciones de llegar. Al menos de llegar bien, de no perderse. Pues es algo parecido. Dios no deja de buscar a cada uno, y los acompaña por los caminos secundarios, intenta que en algún punto conozcan su autopista, la ha construido para ellos. La iglesia no dice que Dios no tenga la más absoluta libertad de conceder su gracia de otra manera. Sería una afirmación sin fundamento. Sí opuede en cambio afirmar que Dios la ofrece a manos llenas en el tesoro de la Revelación y los sacramentos. Y por cierto...no hace falta salirse de la autopista para vivir una vida llena de aventuras. Es todo menos aburrida.

¡Feliz Navidad!