Ayer al salir de Misa entré a un bar del Ensanche donde las señoras mayores juegan a las cartas y los señores mayores ven el juego de pelota con la chapela puesta y una caña. No tengo costumbre de hacerlo, pero ayer llevaba Autorretato con radiador en el bolso y tenía 15 minutos libres. Así que entré. Pedí un zurito y me senté a leer. Bobin habla mucho de las rosas. Y también habla mucho con ellas, como el Principito.
Mientras pasaba las páginas iba cavilando a la vez lo que tenía que hacer esta semana, y una tercera voz me reprochaba que en la lista nueva volvían a estar las mismas cosas que reposaban en la lista de la semana anterior. Cuando la tercera en discordia empezaba a ganarme la moral, apareció la entrada del diario de Bobin correspondiente al 22 de abril.
Mientras pasaba las páginas iba cavilando a la vez lo que tenía que hacer esta semana, y una tercera voz me reprochaba que en la lista nueva volvían a estar las mismas cosas que reposaban en la lista de la semana anterior. Cuando la tercera en discordia empezaba a ganarme la moral, apareció la entrada del diario de Bobin correspondiente al 22 de abril.
LunesCon ligeras modificaciones me lo quedo para la semana que comienza. Es febrero y cada semana me examinan en la universidad de la vida de asignaturas variadísimas. Y el calendario de tesis pierde más hojas que las que gana. Pero con todo, después de leer este párrafo, la tercera voz no volvió a pronunciar palabra.
Y aquí estoy ante un nuevo día. Caminar por él hasta la noche, constituye en verdad un arte mayor. Me siento como un colegial a quien cada día se le pusiera un examen. Ayer tuvo una buena nota, o una mala, da igual. Hoy es la prueba decisiva, imposible descansar en los resultados del día anterior, además se han borrado.
1 comentario:
Ayer ya ha pasado y el mañana está por llegar. Carpe diem es la frase del "Club de los poetas muertos", y la mía.
Un saludo
Publicar un comentario