Un capricho: pisar las hojas caídas de los árboles, crujientes como hojuelas de maíz sobre la hierba.
Una tristeza: la luz es más escasa, más fría.
Una alegría: los colores del atardecer.
Un asombro (o tres): Aquí, de Wislawa Szymborska y dos poemas de Natalia de Barbaro (gracias a Abel Murcia).
Una ilusión: no lo digo...
4 comentarios:
Suscribo una por una, todas las cosas; especialmente... la última.
¡Hasta prontito, Colina! :)
a ver si es prontito!
Ya sabes que digo no entender de poesía, que es casi lo mismo que decir "ya no me emociono con la poesía", sin embargo hay una belleza en el modo en que dispone los versos de Natalia...
¡Por favor! ¡Qué honor y qué ilusión tenerte por aquí! Me alegra que empieces a emocionarte con la poesía, todo vale. También la disposición. ¡Un abrazo grande!
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