Los gritos del silencio tiene como protagonista la amistad entre dos hombres de gran valía, los periodistas Dith Pran y Sydney Schanberg, ambos corresponsales para el New York Times durante la guerra de Camboya. Está basada en una historia real, como sucede, en parte, con Josemaría Escrivá y Manolo Torres en Encontrarás Dragones.
En una ocasión hablaba Joffé sobre Los gritos del silencio, refiriéndose a una escena de la película en la que la arbitrariedad de la guerra quedaba retratada con especial intensidad. Una escena en la que Dith Pran consigue, contra todo pronóstico, disuadir a un grupo de revolucionarios de no matar a varios periodistas amigos suyos:
La vida es un gran juego de azar, en el que no sabemos, por muy listos que seamos, qué pasará a continuación. La vida es un juego de azar que requiere todas las respuestas heroicas que tengamos. Todas las respuestas valientes que tengamos para resistir.
La guerra es caos y desorden, en todos los sentidos, y en todos los bandos, ha habido hombres y mujeres que se han hecho recordar por esas respuestas heroicas. Es el caso de Josemaría Escrivá, y tantos otros anónimos, que supieron frenar el caos y la deshumanización de la guerra, aferrándose a la certeza de que en cada hombre hay algo sagrado, inviolable, que se debe defender siempre, sea del bando que sea. No se trata de bandos. No de bandos políticos.
No se puede decir que haya exactamente un paralelismo entre las dos películas de Joffé. En Los gritos del silencio, los dos protagonistas crecen con las dificultades que se les presentan, dentro y fuera de la guerra. Encontrarás dragones tiene dos personalidades que se desarrollan de un modo totalmente distinto en la historia: mientras el uno crece, el otro se diluye. Y no por falsas posturas hagiográficas, sino por algo mucho menos tendencioso: el odio deshace el corazón, mientras que el amor lo hace grande y fuerte. Esa es la verdad que Joffé quiere mostrar. Quizá por eso, al menos en mi opinión, el peso de los dos personajes –Josemaría y Manolo- queda un poco desequilibrado en la película. Dudo que sea algo que se le ha escapado al director, sino algo que nos quiere decir intencionalmente: elegir el bien nos define y nos solidifica, mientras que lo contrario nos desdibuja.
Tal vez, si el personaje se llamara Pepe González y no Josemaría Escrivá, habría menos ruido ideológico en las críticas hacia la película. Yo me quedo con lo que quería reflejar Joffé: hay algo profundamente humano en el mensaje cristiano de la reconciliación.
Algo profundamente humano, esas verdades en las que coincidimos y asentimos todos, creyentes y no creyentes, de derechas o izquierdas. La película es una buena muestra del mejor cine de Roland Joffé. Humano, nunca demasiado humano.
Dejo algunos enlaces interesantes sobre la película:
Encontrarás dragones (web oficial)
Entrevista a Roland Joffé (II)
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