domingo, 29 de octubre de 2006

Como siempre

Para no perder las malas costumbres, he vuelto a hacer lo mismo que hace dos meses, y he regresado a España sin una entrada vistosa, de corte romántico, bien ilustrada con un cuadro de Rubens como despedida de la estancia en Múnich. Y para contrarrestar, he procurado reforzar alguna buena costumbre nada más llegar a Pamplona me colé en un conferencia que daba Rafael Alvira dentro del ciclo de Católicos y Vida Pública. (Más adelante contaré aquí algo del contenido de la conferencia.) Hoy sólo quería dejar aquí un par de apuntes que salieron, a lo largo del discurso, sobre el aburrimiento:


"El aburrimiento es desesperación encubierta."

"El aburrmiento es el pasar de un tiempo en el que no pasa nada."


(*) Para quien tenga el feo vicio de pensar estos asuntos tan fáciles con cierta profundidad, quizá le baste un par de frases para adentrarse en el tema con interés y acierto. Para el que no ande todavía tan viciado, dejo aquí una puerta a un artículo del mismo autor sobre este tema.

10 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

¡¡Bienvenida!! Yo iba a ver el artículo, pero, en fin, acepto el reto de pensar sobre el asunto sobre las dos frases que nos ofreces y esperar a tu próxima entrega. Seguro que no me aburro.

Anónimo dijo...

Yo sí lo leí, y no me aburrí, pero relacionar todo eso con el amor de Dios me sacó de quicio. No sé si estoy de acuerdo con la segunda cita; la cambiaría así: "El aburrimiento es el pasar de un tiempo en el que los aburridos piensan que no pasa nada."

Corina Dávalos dijo...

Gracias por la bienvenida. Y al u.a. por su comentario, ¿puedo preguntar por qué le molestó el "relacionar todo eso con el amor de Dios"?
En el ensayo a mi me parece quizá precipitado pero no fuera de lugar.
Y respecto a la sugerencia para la segunda cita, no se puede utilizar lo definido en la definición. Quizá se le ocurre otra posibilidad...

Anónimo dijo...

¿Mejor tarde que jamás? o peor?
Bueno debo confesar que relacionar casi qualquier cosa humana con Dios me da tifo. ¿Cómo pretender relacionar algo que no podemos entender ni por casualidad(Dios)con algo que apenas empezamos a entender (lo humano)? Ayer vi una producción maravillosa de 'Laramie Project'. Me encantó menos la cita absurda del papá--que Matthew no estaba solo pero con la naturaleza y con Dios. Estaba solo. Estaba apenas vivo, cubierto de sangre, y abandonado. Creo que Dios (algo espiritual que llamamos Dios) existe, pero no creo que Dios le tuviera compañía a Matt esa noche. Involucrar a Dios en todos horrores--o maravillas--o banalidades--de la vida me saca de quicio cuando se trata de gente inteligente que no deberìa caer en la trampa de cambiar esta vida tan preciosa contre ilusiones. No hay un dios-papito con barbita que nos mira; no hay angelitos que vuelan con sus alitas; no colombas llenas de luz. Sé que no estás de acuerdo y no quiero molestarte, entonces paro....

No quería definir; mi intención fue de dar una máxíma--intento otra vez. No hay aburrimiento, sólo aburridos.

Anónimo dijo...

No quice inventar una palabra--quería escribir PALOMAS hacia el fin....

Corina Dávalos dijo...

Respecto a la máxima, me gusta así en la nueva versión. Respecto a Dios me parece que aún no has llegado a comprender lo que otros sí, y es un poco aventurado negar que Dios sea un buen compañero, que lo es. Eso no quiere decir que quizá en el futuro llegues a saberlo por experiencia propia.
De Dios saben mucho los filósofos y saben más los niños. El conocimiento racional de Dios resulta pobre, pero sin duda es un comienzo. Los católicos, no porque seamos mejores que nadie, por haber recibido y cuidado el don de la Fe sabemos mucho más de Dios, porque lo que nosotros no podríamos descubrir lo ha desvelado Él mismo y de una manera tan sorprendente como la Encarnación de su Hijo. De modo que -no quiero molestarte, lo digo con mucho respeto- hay un Dios que no es un espíritu lejano, eterno, una versión aguada de Dios. Sino que es mucho más atractivo, cercano de lo que se piensa. No hace falta involucrar a Dios en los horrores y maravillas, se ha involucrado Él voluntariamente, como Redentor de los horrores y como Creador de tantas cosas buenas. Lo que hacemos en todo caso es reconocer lo que hay. Y muchas gracias por tu respetuoso comentario.

Corina Dávalos dijo...

Yo también tengo una errata, no quise decir eterno sino etéreo.

Anónimo dijo...

(en serio)
Tienes suerte; quisiera poder pensar como tú. Pero no puedo.

(molestando, pero serio)
Dios tiene mucha suerte. Recibe crédito por las maravillas pero no tiene la culpa por los horrores--hasta es heroe (redentore). ¿Quién tiene la culpa, entonces? ¿El flaco rojo con cuerna? ¿Nosotros mismos?

Corina Dávalos dijo...

Yo diría que ambos, de distinta manera. Pero pienso que lo interesante es que, por lo menos en lo que a nosotros, seres humanos de a pie, respecta podemos tener culpa por lo que hacemos mal, pero también podemos elegir hacer el bien y eso es meritorio cara a Dios y un gran servicio a todos los que dependen de nuestras decisiones, actitudes, etc. Es el misterio de la libertad.

Anónimo dijo...

De acuerdo. La diferencia esencial entre nuestros puntos de vista es, me parece a mí, la capacidad humana de interpretar--o mal interpretar--la voluntad de Dios. El misterio de la verdad es más importante para mí que el misterio de la libertad.

[Pues, de acuerdo menos lo del hombrecito rojo con cuernas--no creo en él.]

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