jueves, 1 de marzo de 2007

Homo-sincerus-navarrensis

Hoy he perdido el control de mi cabeza... o al menos de parte de ella. Es igual, por mucho que lo he intentado, me he dado por vencida; hoy no hay quien controle este desbarajuste. No sé si es la primavera, que desde ayer ha decidido hacer mudanza e instalarse en el norte por unos días; o la luna y sus trucos para alterar las consecuencias de la ley de la gravedad. El asunto es que aunque me he esforzado por no perder la paciencia, ir poco a poco, probar todo tipo de productos, darle a todos los botones del secador: nada. Quizá Murphy se ha levantado de buen humor -pensé- y ha decidido colaborar con la Providencia en un proyecto conjunto de cura de humildad de comienzo de temporada.

Total, que tras media hora de lucha denodada e infructuosa he decidido que se acabó. Me he mirado con resignación al espejo y he bajado a la universidad con este look de palmera recién podada. Como nos recordaba un vecino hace poco, el carnaval no tiene sentido si dura los 365 días del año, pero sin duda tiene sus ventajas cuando uno sufre un percance capilar irremediable. Así que yo aprovechando las ambigüedades de la moda, he pasado -si no discreta- sí dignamente por los pasillos de la universidad.


Para qué voy a mentir, alguna que otra mirada de asombro he notado. Pero eso sí, todo el mundo, muy educadamente disimula y quizá piensa incluso, salvando la intención del prójimo, que tal vez, por aquello de que hago la tesis sobre algo que tiene que ver con la moda, me ha dado por hacer una experiencia íntima y personal del fenómeno. Otros más retorcidos pensarían -¿será un brote de nostalgia por el trópico? porque parece que lleva una piña en la cabeza. Los más intelectuales habrán pensado enseguida que seguramente es mi presunta admiración por el genio de Einstein lo que me ha llevado a tratar de emular su look de genio desaliñado.

Hasta que por fin se encuentra una con un especimen del homo-sincerus-navarrensis (homo como genérico, puesto que se trataba de una fémina de la especie) que va y exclama sin rodeos:

-¡Pero qué pelos llevas!

Yo tímidamente respondo:

-Ya... he estado media hora tratando de hacer algo, pero no lo he conseguido, así que como se me hacía tarde me he bajado a trabajar... ya lo sé, parezco el pájaro loco.

La susodicha se ríe y vuelve a la carga:

-¿El pájaro loco?, ¿de dónde te has sacado eso, te lo ha dicho alguien?

-No..., es la primera metáfora que se me ha ocurrido al mirarme en el espejo.

Y ella tan delicada, apostilla:

-¿Metáfora? No hija, de metáfora nada, es una descripción en toda regla...

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo esto me suena... "¿Qué te has hecho en el pelo, mi chica? Lo tienes partido". Y desde entonces, hecha una farruquita de la vida. Ánimo, si necesitas ayuda, silba.

Anónimo dijo...

No comments

Anónimo dijo...

Muy gracioso, aunque imagino que a ti no te lo habrá parecido al principio. Has tomado el camino más inteligente: el del buen humor. Y como es gracioso, muchas gracias por contarlo.

Adaldrida dijo...

Es genial!!!

Anónimo dijo...

Seguro que estabas estupendamente...

Adaldrida dijo...

Lo de palmera recién podada es lo más

Corina Dávalos dijo...

Gracias, homo affabilis, pero, la verdad es que lo de la palmera no es hipérbole y sí Carlo, estas cosas, aunque pueden ser una fuente de carcajadas bien encajadas. Desde luego, la gente no se ha rído de mí, sino conmigo...que no era pa' menos. Hoy ha vuelto la normalidad...

Inma dijo...

Qué entrada más simpática, AnaCó. Y qué sano y divertido es saber reírse de uno mismo sin que la "dignidad" decaiga ni en un solo momento. Lo has contado muy bien y las imágenes son geniales. Bravo también por el homo-sincerus-navarrensis.

Anónimo dijo...

Ya decía Miguel d'Ors que los navarros cogen las preguntas por los cuernos...

Anónimo dijo...

Exigimos foto acreditativa.

Corina Dávalos dijo...

Como no, D. Juan Luis, sus deseos son órdenes ...

Anónimo dijo...

Eso no vale...

¡Feliz Navidad!