jueves, 4 de octubre de 2007

Abandonos

Resulta que también los operadores telefónicos tienen su corazoncito. Pasa con ellos algo parecido que con los matrimonios que acaban descosiéndose: todo suece de puntada en puntada. Llevaba un par de meses con una factura que absorbía sin compasión dígitos cada vez más altos -de mi ya de por sí mermada cuenta corriente. Y mi operador tampoco es que me diera gran cosa a cambio. La última oferta que me hizo la pagué de mi bolsillo, el trato personal con los contestadores iba en aumento, y cada vez que entraba en su página web, observaba con nostalgia esas ofertas tentadoras que sólo se dirigían a los clientes potenciales, y a mí que llevaba fiel a mis pagos mensuales desde hace cuatro años, ni un gadget medio usado.

Así que un día, empecé a flirtear con las páginas de otros operadores, a mirar sus tarifas, sus magníficos regalos, hasta que un buen día decidí que lo dejaba. ¿Porqué seguir con un operador que me ha arrinconado como a un gris contribuyente? Salí por la puerta, fui a la oficina más cercana de "x" y pedí un contrato y un móvil 3g, mp3, bluetooth, cámara con mega píxeles, mega guay y me quedé, como dicen por aquí, más contenta que contenta.
Y luego, claro. Cuando mi operador se dio cuenta de que me iba empezaron las llamadas, los guiños, los cuidados y los ofrecimientos de tarifas convenientes, módulos exclusivos, para una clienta tan especial como yo. ¡Después de tantos años juntos! decía -con voz de plañidera- la comercial de turno.

Y digo yo que en los matrimonios que acaban como un árbol tras el otoño, algo de eso habrá. No es que el matrimonio sea una utopía, ni que el amor ahora venga con fechas de vencimiento prematuras. Me temo que mi operador llevaba demasiado tiempo pensando en sus beneficios sin contar con los míos. Si hubieran estudiado mi factura antes, como un servicio al cliente... Si hubieran hecho una mejor campaña de fidelización para clientes antiguos...si, si, si...
Si todo eso se hace día a día, sin esperar al portazo detrás de las maletas, quizá las cosas le habrían ido mejor a mi ex-operador de móvil. La lástima es que el contrato con mi operador es un papel que prescribe y no tiene mayor trascendecnia. El matrimonio es otra cosa. Pero no nos enteramos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, Anacó, más que su corazoncito tienen su bolsillo, para lo que aplican técnicas sentimentaloides, pero eso ya se lo suponíamos, ¿no?

Adaldrida dijo...

qué buena comparación...

Adaldrida dijo...

Pero no nos abandones a nosotros...

Corina Dávalos dijo...

Siento ser una anfitriona tan poco acogedora, pero tengo que dis-culpa. No abandono el blogg Ro, y no porque blogger me aplique técnicas sentimentaloides como dice j.l., ¡¡cómo dejar de hablar con vosotros!!
Lo que pasa es que ahora me dedico a hablar con funcionarios y eruditos, para renovar mi visado como estudiante y mi tema de investigación. Van por buen camino, ambos...

Anónimo dijo...

Nos alegramos de ello, suerte con esa especie de gallos de pelea que se hacen llamar funcionarios, jeje

Familias imperfectas

  A menudo, cuando se habla de la familia, se presenta un modelo ideal. Y está muy bien manejar arquetipos, historias y ejemplos dignos de i...