 Los almanaques todavía pregonan el invierno,  pero la primavera irrumpe sin la venia de los libros. Los almendros abren sus párpados rosados. Es invierno y febrero, se empeñan las altas ramas de los chopos. Brotan abundantes las lágrimas verdes de los sauces. A pesar de la sequía, parece que la savia siempre llega a impregnarlo todo, con su torrente callado de vida. Pero el tiempo es caprichoso. Dentro de unos días volverá el rigor del almanaque, reclamando sus fueros. Y volverá febrero, con el frío, la lluvia, con su invierno.
Los almanaques todavía pregonan el invierno,  pero la primavera irrumpe sin la venia de los libros. Los almendros abren sus párpados rosados. Es invierno y febrero, se empeñan las altas ramas de los chopos. Brotan abundantes las lágrimas verdes de los sauces. A pesar de la sequía, parece que la savia siempre llega a impregnarlo todo, con su torrente callado de vida. Pero el tiempo es caprichoso. Dentro de unos días volverá el rigor del almanaque, reclamando sus fueros. Y volverá febrero, con el frío, la lluvia, con su invierno.viernes, 22 de febrero de 2008
Febrero
 Los almanaques todavía pregonan el invierno,  pero la primavera irrumpe sin la venia de los libros. Los almendros abren sus párpados rosados. Es invierno y febrero, se empeñan las altas ramas de los chopos. Brotan abundantes las lágrimas verdes de los sauces. A pesar de la sequía, parece que la savia siempre llega a impregnarlo todo, con su torrente callado de vida. Pero el tiempo es caprichoso. Dentro de unos días volverá el rigor del almanaque, reclamando sus fueros. Y volverá febrero, con el frío, la lluvia, con su invierno.
Los almanaques todavía pregonan el invierno,  pero la primavera irrumpe sin la venia de los libros. Los almendros abren sus párpados rosados. Es invierno y febrero, se empeñan las altas ramas de los chopos. Brotan abundantes las lágrimas verdes de los sauces. A pesar de la sequía, parece que la savia siempre llega a impregnarlo todo, con su torrente callado de vida. Pero el tiempo es caprichoso. Dentro de unos días volverá el rigor del almanaque, reclamando sus fueros. Y volverá febrero, con el frío, la lluvia, con su invierno.
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1 comentario:
AnaColina, así, sin disimulos ni "deberías"... me uno a tu conciencia traidora y festejo ruidosamente que no chapes el garito.
Contenta me tienes entre "Campanadas" y "Febrero". No queremos fisgar la tesis más de lo que nos la quieras enseñar. Peter la supervisa, sin duda. Mientras, todos te leemos encantados.
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