viernes, 16 de mayo de 2008

Jilguero

Llevaba tiempo tratando de saber cómo se llamaba. Lo había escuchado varias veces, pero como se posaba en las ramas más altas del castaño, apenas si podía distinguir su colorido. Le gustaban los castaños,y le gustaba cantar cuando el aire queda como suspendido, después de amainar la lluvia. Cantaba tan fuerte, que su trino llenaba toda la calle. La arboleda de Fuente del Hierro era su escenario y él cantaba a pleno pulmón. Me impresionaba que con esas dimensiones, tan pequeñito él, fuese capaz de llenar toda la calle con su canto. Eso sí, cantaba cuando había silencio...(un respeto por los artistas) es decir, muy pronto por la mañana o en la hora de la siesta.

Hoy, cuando volvía a la universidad, lo pude ver de cerca. No lo reconocí hasta que se puso a cantar. Y entonces me fijé en el colorido, en ese pico rojo que le va ni que pintado. Sólo ahora he comprendido aquella comparación del buen cantor con el jilguero. Y está muy bien. Imagino un tenor entrajetado o una prima donna de traje largo. Porque, hay que ver, lo bien que viste el jilguero. Cuidadoso con todos los sentidos. ¡Lo que se aprende de la naturaleza!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Has escuchado/visto esto?
http://www.youtube.com/watch?v=2Pw9RFx181w

Néstor dijo...

Se llama Alberto, Anacó, Alberto, Jilguero es la raza.

Isabel Colette dijo...

La verdad es que, aunque me encanta escuhar a los jilgueros, y me parece increíble que hayas encontrado el tuyo (yo siempre ando buscándolos por entre las ramas, y no alcanzo más que manchitas marrones moviéndose, debo parecer una loca por la calle), no he entrado aquí para comentar este post en concreto.

Como es la primera vez que entro en tu blog he estado leyendo bastantes cosas. Ojalá, me diera la vida para comentarlas todas! "Reflejos", "El cliente", ¡"El juego del escondite"!, me han apasionado.
Anacó ya tines una nueva lectora asidua. La verdad es que estoy impresionada, aunque al mismo tiempo lo esperaba. ¡Enhorabuena!

Por cierto, mi blog para Jaime Nubiola (y luego para la posteridad) ya ha empezado a andar... Y te he linkeado. Aunque sea nuevo y pequeñito, así al menos tiene buenas referencias^^

Un saludo!

Anónimo dijo...

Y es curioso cómo no necesitamos de la vista para reconocer al jilguero sino sólo sus cantos.
Debemos tener los ojos y los oídos bien abiertos para percibir todo lo que tiene vida en el mundo.

Corina Dávalos dijo...

Gracias al anónimo por la ventana al documental, ¡está muy bien!
Néstor, yo es que me voy a quedar con la raza, porque eso de reconocer a Alberto allí donde vaya, lo veo francamente difícil.
Isabel, bienvenida a la Blogósfera. Ojo que si caes en un agujero por buscar al jilguero entre las ramas dirán que ha sido porque eres una digna descendiente del oficio de Tales, jeje.
Bienvenida, Eterna. Gracias por tu comentario, efectivamente hay que ir con las gafas puestas para lo que merece la pena, que es mucho.

Adela Fernández dijo...

A mi me encanta la avutarda. Hay una cerca de donde vivo y todas las mañanas disfruto con su música cuando salgo a correr...

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