¡Con lo que me gusta a mí estrenar! -digo yo- va y me traiciona la costumbre en pleno lunes. Que tampoco cuesta tanto mantener esa actitud de niña pequeña, la que tiembla de emoción con las sorpresas. La semana anterior -os lo aseguro- no se parecerá casi en nada a esta que comienza. Y sin embargo... ¡qué cuesta arriba se hace empezar a deshacer el lazo!, el ruido del envoltorio me da dolor de cabeza. Arranco el papel y me encuentro la primera lluvia de la semana, el primer frío del invierno, y el primer golpe bajo de la pereza. Y la primera sonrisa de la mañana, que da al traste en dos segundos con todas las rutinas de la niebla.
lunes, 24 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Cocinando
Hoy he querido caramelizar unas nueces y se han quemado. Cada vez me gusta más la cocina, sobre todo porque allí no hay engaño posible. Cada...
-
A menudo, cuando se habla de la familia, se presenta un modelo ideal. Y está muy bien manejar arquetipos, historias y ejemplos dignos de i...
-
A las 10.55 de la mañana salí de mi despacho. Ese despacho de ventanales amplios de los que hablaba el otro día , cuando no imaginaba el asp...
-
De pequeña pensaba que sólo se podía escribir un libro si se sabía de antemano la historia que se desgranaría en cada una de sus páginas. Y...
3 comentarios:
Hay que conservar esta actitud, cueste lo que cueste. Hago mi propósito ahora mismo.
Aparte, qué bien suena esto. Tiene un nosequé d'orsiano.
DOLOR DE CABEZA??????????MÁS NO POR FAVOR!!!!!!!!!!!!!!!
SALUDOS CORINETTE
Gracias por el piropo, Cris. No sé si hay algún nosequé d'orsiano -como tú dices- en este agarrarse a un clavo ardiendo pa' aguantar el temporal. En todo caso, lo del dolor de cabeza era hiperbólico Dra. Parra, no se preocupe usté.
Publicar un comentario