viernes, 16 de enero de 2009

Visiones

Estaba en medio de una conferencia. Era un gran salón de asientos aterciopelados, y techos altos con lámparas palaciegas. La luz se hizo más fuerte. Subieron las persianas bruscamente hasta chocar con lo topes y el chasquido acabó por despertarle. Abrió los ojos. Estaba todavía en la cama hecho un revoltijo de sábanas y mantas. Cerró los ojos. Quiso volver a la conferencia pero no podía porque alguien insistía en tirarle de la manga del pijama. Abrió los ojos nuevamente y pudo distinguir el ceño fruncido de su hermana. Unos segundos después, ya distinguía toda la cara que gesticulaba profusamente mientras su voz aguda y destemplada chirriaba repitiendo:

-¡Es tarde!, ¡levántate ya!

Hizo un esfuerzo para deshacer el nudo que se había hecho con las sábanas. Se levantó y fue torpemente hasta la ducha. Abrió la llave del agua caliente hasta que el baño quedó saturado de vapor. Cuando fue a quitarse el pijama, no pudo. Se le había enganchado con algo. Después notó que algo tiraba de la manga. Abrió los ojos y vio, aunque algo borroso por el vapor de la ducha, el rostro complaciente de su madre.

-¡Venga, venga... hora de levantarse!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

BUENOS DÍAS PRINCESA!

E. G-Máiquez dijo...

¡Feliz, feliz en tu día!

Corina Dávalos dijo...

¡Gracias, Enrique!

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