miércoles, 18 de marzo de 2009

Terapia anticrisis

El talante cenizo se expande como el polen en primavera. Tal vez por eso empiezo a notar reacciones alérgicas a la palabra crisis con todas sus derivaciones. Antes ante el cartelito de "se alquila" o "disponible" que colgaban de los escaparates de las tiendas, apenas notaba un ligero escozor en la imaginación que remitía en cuanto recordaba los efectos colaterales que trajo para el pequeño comercio la apertura de El Corte Inglés. Ahora los síntomas son mucho más preocupantes. El ligero escozor degenera en una comezón insoportable: ya está la crisis, otro más, desde luego, dónde vamos a parar, esto no ha hecho más que empezar...

Ya me había resignado a esta congestión crónica del optimismo, cuando de repente la vida misma me aplicó una terapia de shock. Mientras volvía de la universidad -cazando cartelitos de "se vende"- me encontré con un escaparate pequeñito. Era una de esas boutiques de señora, típica de las ciudades pequeñas que recuerdan a otros tiempos de rancio esplendor. Entre los maniquíes viejos y las lycras de leopardo, se podía ver un cartelito, discreto y solitario. Escrito con rotulador negro, a mano y con un pulso tembloroso ponía con un estremecedor laconismo: "Cerrado por defunción". Contra la alergia a la crisis, mano de santo.

3 comentarios:

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Buena entrada, y muy realista. Hay en Triana un bar que ha colgado un cartel en la puerta que dice: "PROHIBIDO HABLAR DE LA COSA".
Y es que aquí, como en todos lados, la frase que más se comenta es: "Vaya tela, cómo está la cosa".
Un abrazo Corina.

Corina Dávalos dijo...

Gracias, Javier. Muy bueno lo de "la cosa" es lo que tiene Triana... un salero que pa' qué.
Pd. Cada vez me tienta más lo de Siltola. ¿Seguro que no e colará ningún político?

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Seguro que no, hemos tenido varias y reiteradas presiones, pero no.
La política no es lo nuestro.
Un abrazo.

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