Después de disfrutar tanto, y de sufrir un poco también, con los cuentos de Carver, resulta que sus relatos le deben mucho a su editor. Ahora sabremos cuánto. Me imagino que estas historias nos vienen muy bien para recordar que, al final de la vida, si nos sale tan bien como le salían a Carver sus cuentos, tendremos que reconocer el trabajo de los editores vitales. Los roces, inevitables en esta vida, pueden dejarnos como un clásico de la literatura.
lunes, 23 de noviembre de 2009
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1 comentario:
Ya van tres comentarios y aquí nadie comentó... esto debe valer más puntos! Sobre todo si se cae en la cuenta que el princio de la entrada es un día cualquiera como ayer; "después de difrutar tanto, y de sufrir un poco también...".
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