Después de disfrutar tanto, y de sufrir un poco también, con los cuentos de Carver, resulta que sus relatos le deben mucho a su editor. Ahora sabremos cuánto. Me imagino que estas historias nos vienen muy bien para recordar que, al final de la vida, si nos sale tan bien como le salían a Carver sus cuentos, tendremos que reconocer el trabajo de los editores vitales. Los roces, inevitables en esta vida, pueden dejarnos como un clásico de la literatura.
1 comentario:
Ya van tres comentarios y aquí nadie comentó... esto debe valer más puntos! Sobre todo si se cae en la cuenta que el princio de la entrada es un día cualquiera como ayer; "después de difrutar tanto, y de sufrir un poco también...".
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