jueves, 18 de marzo de 2010

Fiebre de tesis

Vuelvo a la mesa de la biblioteca después de dos días de parón. Un virus, que se dice, (cuando no se sabe qué decir con certeza). De pequeña, cuando me resfriaba y me encontraba muy mal, nunca tenía la prueba objetiva del termómetro para que me dejaran en paz ; sin que se cerniera la sospecha sobre mí de que me metía en la cama por pura flojera. Ahora me pasa lo contrario. No me encuentro tan mal, pero el termómetro me delata y me tengo que meter a la cama, aunque eso le siente muy mal a los plazos de la tesis.

Al volver a la mesa, nada más sentarme, me encuentro a mi jefe mostrándole la biblioteca a un profesor visitante. Me lo presenta y me pregunta si le entregaré el capítulo 4 como quedamos. Yo le miro con cara de duda y le digo que haré lo que pueda porque la semana se me ha reducido a la mitad; y para dar una prueba objetiva, de la que antes nunca podía echar mano, le digo: "es que he tenido fiebre". Al jefe se le ilumina la cara y me dice: " ¡con fiebre es como mejor se escribe!"

Yo me quedo con cara de póker y pienso, para qué habré dicho nada. Embarcarse en una tesis es lo más parecido a enrrolarse en el ejército como voluntario en plena guerra o proponerse llegar a santo en serio. Como decía Santa Teresa hay que seguir en la brecha
"...aunque me canse, aunque no pueda, aunque reviente, aunque me muera". Mi jefe se aleja tan contento con su profesor por los pasillos de la biblioteca mientras pienso: ¡eso me pasa por sacar a relucir el dichoso termómetro, con lo tranquila que he vivido yo siempre con mis pruebas subjetivas!

3 comentarios:

Kuky Haindl dijo...

jejeje, que lata cuando uno se ha sentido pésimo y le sacan a relucir el esfuerzo contra viento y marea! cuando a veces el viento y la marea se empeñan en botarnos y nada que hacer, sino parar un poco. Igual, soy partidaria de que los jefes sean exigentes y uno a la larga lo agradece. Ahora, no sé si le encuentro razón de que uno escribe bien con fiebre...yo una vez dí clases con fiebre y estuvo lejos de ser la mejor.
Un abrazo y ánimo!

Corina Dávalos dijo...

Que conste que le jefe lee mi blog. Y como comentó J.L. en facebook, no es que el jefe sea un exigente descarnado, lo que sucede es que es un optimista irrefrenable. Y tiene razón, además de todo. Esa sensación de irrealidad que sobreviene con la fiebre libera de una manera curiosa la imaginación y se puede escribir estupendamente con unas décimas de fiebre. Después se puede corregir lo que haga falta, pero el pensamiento es muy versátil en esos momentos de delirio.

Jaime Nubiola dijo...

Muchísimas gracias, AnaCó. Al menos el comentario te ayudó a crear un post formidable! Afectuosamente,

Jaime

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