sábado, 3 de julio de 2010

Vivir es enfrentarse a los textos de tu vida. Algunos están escritos, otros son una estrella naciente, lejos, en el futuro, que empieza a eclosionar a partir de unos átomos diminutos que se convierten en una fuente de luz inaccesible, que encandila hasta sumirte en la ceguera. También algunos sufren una desviación pequeña y con años luz de sigiloso movimiento llegan a convertirse en inmensos agujeros negros que se tragan todas las referencias conocidas hasta entonces. Y vivir es seguir viviendo, y escribir es continuar el testimonio.

Hay textos del pasado bien escritos, sometidos a innumerables correcciones, borradores fallidos, vergonzantes que descansan en el corazón como memoria de la oscuridad latente. Y el presente se escribe con memoria, con expectación y gran cuidado. Todo se acumula en la escribanía del alma.

Un día, a miles de kilómetros del vivir acostumbrado, recoges todos los escritos. Repasas las líneas de la vida: la vivida, la que pudo ser, la que será probable. Y escribes en la vida del sueño tu trama preferente. Volver a soñar la vida. Tienes material de sobra. No importa el tiempo que te quede. Todo se resuelve en la página final, un folio en blanco. Ese que no sueñas ni sabes. En la más absoluta soledad, tendrás un Escribano que dibujará cada letra con tu pulso cansado. Ese será el texto decisivo. Tu irrepetible y sorprendente final.

6 comentarios:

Adelarica dijo...

unos párrafos que empiezan luminosos (el primero) y acaban en la oscuridad del miedo a vivir (el tercero)
¿por qué soñar la vida? ¿no es preferible vivirla, aunque la vida sea sueño?
"¿no importa el tiempo que te quede?" ¿como no va a importar? yo creo que es decisivo
no se puede esperar a la página final para que se resuelva todo, ni en la vida, ni en el texto
ese folio en blanco tienes obligación moral de saberlo, saberlo de memoria o par coeur, by heart, como se dice significativamente en francés e inglés

Unknown dijo...

Espectacular, AnaCó. Me quedo con todo, con la relación vida-escritura que has plasmado desde el principio hasta el final. Y qué bonito el sabor arcaizante de esa "escribanía del alma".

Corina Dávalos dijo...

No se trata de miedo a vivir, sino del vértigo de vivir. Muchos escritores saben donde empieza la historia y descubren, según van sucediéndose situaciones y personajes, cómo continúa y el final se debe a ese interludio desconocido en el comienzo. ¿Quién puede garantizar que sabe cómo será su final? La vida nunca deja de sorprender zarandear los destinos.

Corina Dávalos dijo...

Gracias, Javier. Esa palabra "escribanía" también a mí se me ha hecho siempre muy atractiva.

batiscafo dijo...

Me gusta y me recuerda aquello de Azorín y de Rosales: "Vivir es ver volver".

Corina Dávalos dijo...

Cris!! Perdona que no haya publicado hasta ahora el comentario, se me había traspapelado en el correo. Te agradezco la comparación, ya será menos. "Vivir es volver" la cuestión es volver ¿a dónde?... Ahora me viene a la cabeza esa estrofa de Sabina... "al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver".

Dejad que los niños se acerquen a Mí

Uno de los sacerdotes que celebra la misa en la parroquia cuida especialmente la liturgia. Acompañado por el monaguillo, un chico de unos 12...