lunes, 6 de abril de 2020
Valores vs. Virtudes: ¿Cuál le gana a la Pandemia?
Nunca me ha gustado hablar de valores. El valor es lo que consideramos valioso y eso puede variar en cada persona de maneras que resultan casi increíbles. Hay quienes consideran valioso el individualismo a ultranza, que les permite pensar sólo en sus intereses y nada más. Otras personas consideran eso un defecto y ven con malos ojos vivir pendiente sólo del bienestar propio, olvidándose de los demás. Es difícil que haya un consenso en lo que cada uno considera valioso.
Por otra parte, los "valores" son algo que normalmente pensamos que son buenos y no necesariamente por eso los practicamos. Por ejemplo, para alguien el valor "generosidad" puede ser muy bueno cuando lo piensa, y en contraste, puede que en su vida diaria no se ocupe de ayudar a los demás de manera habitual sin esperar nada a cambio, que en eso consiste ser generoso.
A mí me gusta más hablar de virtudes, que nada tienen que ver con una creencia religiosa específica, sino que es algo que compartimos todos los seres humanos. La virtudes, a diferencia de los valores, o son prácticas y se viven o no existen. No se piensan, se practican. Claro que para practicarlas, se necesita saber cuáles son, qué significan y cuáles son los modos de practicarlas, que serán diferentes según la personalidad, las circunstancias y las capacidades de cada persona.
Por ejemplo, el orden. (Algo que ha estado muy presente durante las semanas que llevamos en casa.) El orden es una virtud que mucha gente ha practicado, casi compulsivamente. Y una vez que ha generado un orden (por lo menos un orden exterior, en las cosas de la casa), sigue practicándolo de manera que se mantenga. Y esa práctica va haciendo que nos volvamos ordenados. No que apreciemos el orden como un ideal, sino que se convierte en un hábito, algo que nos empieza salir con el piloto automático. La ventaja de las virtudes es que, cuanto más veces las repitamos en pequeñas acciones concretas, más fácil es practicarlas, más nos agrada llevarlas a cabo en todo tipo de circunstancias. Además, nos alejan de los defectos que se contraponen a ellas y que, en el fondo, nos hacen más débiles y vulnerables.
En estos días, tan inusuales, en los que nuestras costumbres de antes necesitan ir cambiando para adaptarse a una situación tan diferente, necesitamos reeducar nuestros hábitos, retomar la práctica de las virtudes. Los siguientes post del blog los dedicaré justamente a esto: a compartir con ustedes información que les ayude a conocer mejor las virtudes y a dar ejemplos de cómo practicarlas. No se trata de otra cosa que fortalecer el músculo de la voluntad, porque las virtudes son eso, los distintos modos en los que la voluntad se activa y con la práctica se fortalece y nos permite afrontar las nuevas circunstancias como lo haría un atleta entrenado al correr una maratón.
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