Hoy he vuelto a la peluquería y no he tenido tanta suerte como la vez anterior. El corte es lo de menos, lo de más el semi-monólogo con la peluquera. Intentaba darle conversación y le pregunté:
-¿Qué serías si no fueses peluquera?
-No sé. No me lo he planteado. Para qué. Si pasa algo ya lo pensaré.
-(Silencio...)
-Yo, yo creo que sería torera,-le digo-(en parte porque es cierto y un poco por desconcertar...)
-En mi pueblo hay vaquillas en verano. Si quieres me llamas y te bajas. (Sigue a lo suyo.)
- Pues no te digo que no...
-(Silencio...)
-Ya estás, maja.
Mientras me acerco para pagar le digo: bueno, ya nos veremos antes de agosto, pero en verano ya me has invitado a las vaquillas de tu pueblo.
-Sí, sí... Pero eso sí, (me mira seria...) si te pasa algo, yo no te conozco, ¡eh!. Y me da las vueltas.
Todavía me estoy autoconvenciendo de que sería una broma cáustica... ¡Hay que ver cómo está el patio!
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7 comentarios:
Podrías haber contestado:
--Hija (o maja), no hay remedio: con este peinado tan fashion seguro que en tu pueblo sabrían que yo era una clienta tuya.
¡¡Muy bueno!! Ya me gustaría que se me ocurriesen respuestas tan acertadas así de par de mañana. Me la guardo en la manga para una próxima ocasión.
Qué risas. Es el salero navarrico, ese que yo echo de menos (el hombre es un ser contradictorio, ay no!, la persona es un/a ser contradictorio/a.)
¡Muy bueno! la historia aderezada con el salero navarrico.
Pero no sé si me fiaría de tu peluquera, que lo grande contiene a lo pequeño. Me pregunto si un día se le escapa un trasquilón...¿hará como si no te conociera?
Pues, dependiendo de la gravedad del trasquilón...¡igual va y es verdad que no se me reconoce! Creo que me quedo con el salero sevillano que echo de menos yo, ese de ¡que topas, que topas!... ¡Qué capacidad de querer siempre estar en un lugar distinto la de las personas y personos!
Ana co, no me puedo creer que Sara te tratara así! ella es muy habladora, no es la típica navarra parca en palabras y que quiere ahorrar hablar por hablar, que nos molesta mucho!
Confiesa: no era Sara!
De todas formas si te ha invitado te ha invitado: por aquí no se habla por hablar.
No, no era Sara, menos mal que lo sacas para aclararlo... el nombre me lo reservo por aquello de la ambivalencia de la respuesta.
Y a las vaquillas iremos, ¡desde luego!
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