viernes, 13 de abril de 2007

El lugar

No me resisto a dejar esta cita de Rafael Alvira que aparece en un artículo para Selección Literaria (abril) y que se titula "La búsqueda de la verdad del hombre"*. Una pequeña joya, para mi gusto, (y el vuestro...espero):

"Sólo el que aprende puede dar algo a los demás. Y como sólo podemos entregar lo aprendido y sólo aprenderemos lo que amamos, hay que intentar estar en el lugar que nos gusta y, si no es posible, debemos procurar por todos los medios que nos guste el lugar en el que estamos. Ésta es la tarea más difícil, pero es imprescindible para la vida. Y ello porque no cabe resignarse, darse por vencido o acomodarse en la impotencia. El que se resigna no aprende, la resignación es una queja lenta. Estar en algo que nos disgusta es estar perdiendo el tiempo, no añadimos nada, no hay aprendizaje, no estamos siendo buenos. Hay que intentar amar tu sitio aunque requiera de un gran esfuerzo, porque si no, no es posible encontrar la propia verdad."

*Cuando lo publiquen en la web añadiré el enlace al artículo completo, que merece la pena.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Mil gracias, Anacó. ¡Vaya joyón etrusco! Creo que ahí está el quid de la madurez y de la sabiduría.

Me ha gustado mucho lo de que "la resignación es una queja lenta".

Anda que si encima de estar en algo que nos disgusta ni siquiera estamos siendo buenos... ¡Vaya negocio poco rentable!

Jesús Beades dijo...

Lo único no muy bien resuelto es el final:

"Hay que intentar amar tu sitio aunque requiera de un gran esfuerzo"

¿Cómo se intenta amar con gran esfuerzo? ¿Cómo se esfuerza uno para que te guste algo? He ahí el problema.

Corina Dávalos dijo...

¿Alguien quiere responder al caballero Beades?

E. G-Máiquez dijo...

Una solución: irte de tu sitio. Enseguida lo empieza a amar con nostalgia irreprimible... entonces vuelves, tienes buena memoria y ya está.

Corina Dávalos dijo...

Me gusta la solución de Enrique, otra sería el optimismo, esforzarse por ver las cosas buenas que tiene tu sitio y poner el mismo esfuerzo por quitarle importancia a las menos positivas. Es decir, tener muy mala memoria para las cosas que no merece la pena retener. Y aunque sune un poco estoico, moderar los deseos de estar en otro lugar. La imaginación es una fuente infinita de infelicidad (en ese sentido, claro...)

Jesús Beades dijo...

Me gusta más la solución de Enrique (eh, y además mi gusto es endecasilábico). Es la solución chestertoniana, como recordarán. A mí, el estar lejos me hace bien. Tiene sus peligros, abismos y mazmorras, pero es preferible a detestar de un modo incurable el sitio mejor, la casa propia.

C.O. dijo...

El pero a la solución de Enrique-Chesterton es...¿y si al irte no viene la nostalgia sino un alivio que te aleje definitivamente? Falso alivio, ya; pero mientras dura la engañufla el estropicio que se organiza es considerable.

E. G-Máiquez dijo...

A la solución de Chesterton le podemos echar unas hojitas de Alberti, que dijo que,+ ó -, que para ir al infierno no hace falta cambiar de sitio ni postura. De manera que uno puede irse sin marcharse, y volver continuamente. Es cuestión de entrenamiento.

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