martes, 22 de mayo de 2007

Variación

La vida te da sorpresas, como dice la canción. Andaba yo medio desconsolada porque mi trabajo de investigación se vuleve cada vez más posesivo. Reclama mi atención a todas horas, y en cuanto tengo un hueco libre, no soporta que lo llene con la compañía de nada que no sea él. La consecuencia obvia es que me ausento de otras compañías más halagadoras, agradables, atractivas y prometedoras. Y, ante mi actitud casquivana, éstas se van discretamente, para dejarme en paz con lo mío. Hace varias semanas que no oigo una palabra de mi buena amiga la música, de la temporada taurina lo último que supe es que estaba muy apenada por la cornada de Talavante. Pero lo peor de todo, es que de la musa recién estrenada, hace días que no sé nada, nada.

De repente el sábado por la mañana que -como va siendo costumbre- vine a hacerle una visita a mi tesina, me encontré en el ascensor a un sacerdote mayor muy sonriente. Yo aprovechaba los minutos de ascensor para leer La Pared Vertical, de Antonio Duque (y la razón de mi lectura, todo hay que decirlo, fue que donde dice Antonio,
¡ay!, yo leí Aquilino.) Llevaba además bajo el brazo, otros dos libros de poesía (que por suspuesto iba a esconder en la mochila en cuanto pusiera un pie en la planta de filosofía, para evitar el ataque de celos.) En estas estaba, cuando el sacerdote, muy educado preguntó:

- ¿Eres poeta?

Yo no pude evitar sonreír ante el abordaje lírico-místico y mientras dejaba de mirar a la pared, le respondí:

- Pues, lo intento.
- ¡Ah, no!: o se es o no se es.
- Pues entonces vamos a suponer que sí.
- En ese caso enhorabuena.
- ¡Gracias! -le digo, mientras las puertas de la cuarta planta se van abriendo-.
- Pues ya que eres poeta, escribe un soneto; yo te doy el tema.

Y yo, con mucha cara, pensando en vacunarme contra las sequías literarias, le respondí:

-Vale, pero sólo si usted reza para que la musa no me abandone. (Ahora el que se reía era él.)
-Bueno, ¡trato hecho!, me dijo.
-¿Y sobre qué quiere que escriba?
-Pues sobre esto: un encuentro fortuito en un ascensor en el que un cura viejo e insolente le manda a usted a escribir un soneto.

Dejé que se cerraran las puertas, y me fui a mi mesa radiante después de semejante encuentro. No sé si volveré a cruzarme con este sacerdote que me alegró la mañana del sábado. Pero como el trato era que lo escribiera, yo así lo hice. Y aunque no esté a la altura del episodio, lo dejo porque soy mujer de palabra. Y dicho esto me voy, que ya está otra vez el capítulo poniéndome caras y ya es hora de que le haga un poco de caso.

Encuentro fortuito


Un soneto me manda a hacer valiente,

un cura al que he encontrado por acaso.

Me vio en el ascensor -muy sonriente-

leyendo a unos autores del Parnaso.


En pleno viaje del tercero al cuarto

pregunta si de oficio soy poeta,

y, antes de que llegue yo a mi meta,

le digo que de intentos ya me harto.


Vamos llegando, voy hacia mi mesa,

bajo en la planta de filosofía.

Pero antes que me marche, él expresa


su petición con mucha simpatía.

"Escribe un soneto con este tema:

un cura insolente encarga un poema."




7 comentarios:

Philiap dijo...

tronchante!!!te lo digo aquí y en mi blog porque es doblemente tronchante...y porque al principio no pude escribir aquí mi comentario.Cosas de la técnica, con la que aún sigo enfrentada...

María dijo...

Un 10 Anacó. No te imaginas la envidia que me has dado... mis musas están de vacaciones... a falta de musas... a ver si me sale un cura al encuentro en el pasillo de la facultad y me sugiere un tema para escribir un soneto!!

Anaxímenes dijo...

No nos has contado que tartamudeaste, porque... a qué lo hiciste?? Saludos a la musa! :)

Corina Dávalos dijo...

Pues, no lo sé, la verdad, pero seguramente sí...¡hay que ver, lo que sabes!

Jesús Beades dijo...

Los dos últimos versos tienen el acento en la 5ª sílaba, y eso no es un endecasílabo, por mucho que sumen 11. Sería estupendo que lo arreglaras, porque el resto está muy bien.

"Escribe un buen soneto con el tema
del "cura aquel que te encargó un poema"".

"Haz ahora unos versos, y procura
que en ellos salgan ascensor y cura"

Algo así.

Corina Dávalos dijo...

Muchas gracias, Jesús. No sabía lo del acento en 5ª. Te lo agradezco, aplauso a tu endecasilábica sugerencia y en cuanto pueda, ya sabiendo lo del acento n 5ª, lo arreglo y lo dejo por aquí.

Anónimo dijo...

¡Memorable entrada, memorable motivo y memorable soneto! Espero que el cura haya tenido la oportunidad de leerlo.

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