Vacaciones

Lo mejor de las vacaciones es sacarles partido. Durante el verano en las playas las medusas se confunden con las gentes que se extienden flácidas durante horas sobre la arena. Es verdad que hay que descansar, sobre todo si uno se ha cansado porque el descanso pierde su sentido si no mira al horizonte del trabajo y viceversa. Lo difícil, como en todo, es encontrar el justo medio. Lo mejor, pienso, es lograr que la misma actitud prevalezca tanto en las épocas de trabajo como en las épocas de descanso: buscar un crecimiento y hacer lo que tenga uno que hacer con una actitud optimista. Porque la felicidad no está ni en la actividad frenética ni en las postura de la medusa. Es otra cosa. Y en las vacaciones se puede descubrir: conversaciones más serenas con quienes tenemos cerca, lecturas que no nos caben en la agenda de invierno, una operación de rescate de direcciones de viejos amigos de los que hace tiempo no sabemos nada, un poco de deporte, meter un poco más la nariz en esa afición para la que nunca encontramos un momento... las posibilidades son casi infinitas. Y no penséis que es un rapto de afán moralizador. Lo tengo bien experimentado, nada cansa más que el aburrimiento, y nada aburre más que centrarse en actividades más propias del mundo vegetal.

pd. me despido durante un tiempo, mi plan de verano, por suerte o por desgracia incluye un difícil acceso a internet, de modo que me llevo a todos mi vecinos y visitantes conocidos y anónimos a mi lugar de descanso. Los tendré muy presentes a través de otra red, algo que los crsitianos llamamos Comunión de los Santos y que tienen una velocidad mucho mayor que la banda ancha.