Los oficios que tienen que ver con las letras me resultan todos atractivos. Qué bonito oficio el de editor, y el de maquetador, y el de corrector y el de encuadernador. Aunque todos ellos tienen su lado oscuro; (no es leyenda) existe el duende de las letras. Siempre alguna de esas criaturillas mete la nariz para poner una letra de más o quitar una de su sitio: roban tildes, siembran comas y esparcen puntos a pie de página mientras el escritor descansa incauto por las noches.
Detrás de cada página impresa hay un cuidado y un primor de bordado antiguo, también en la era de los pecés. El libro, en su más sencilla materialidad, es un objeto precioso. Y cuánta razón llevaba JRJ cuando se regocijaba en el aforismo : ¡Qué bello es un índice!
Detrás de cada página impresa hay un cuidado y un primor de bordado antiguo, también en la era de los pecés. El libro, en su más sencilla materialidad, es un objeto precioso. Y cuánta razón llevaba JRJ cuando se regocijaba en el aforismo : ¡Qué bello es un índice!
9 comentarios:
Enhorabuena!!! (Nos vemos)
Yo siempre he pensado en lo bonito que sería ser librero, en una pequeña librería, con libros de segunda mano, también con algunas novedades selectas...
Es precioso ser librero... no tanto cuando al final de la jornada te duelen a morir las piernas, los brazos y la paciencia...
Aunque merece la pena
Qué preciosidad de entrada.
Y de sueño de nuestro contra-revolucionario y de penas de la librera.
Pues...se me ocurre una librería como la que describe nuesttro amigo contra-revolucionario y ponerle una silla anatómica para paliar las penas de librera. Y Enrique seguro que se apunta a fisgar libros en ese local, ¿que no?
¿Qué librería, qué librería, Anacó? Aprovecho para recomendar los fondos de viejo de www.parisvalencia.com, ¡insondables! Gracias tb por tu comentario en mi blog, Anacó
AnaCó, ¿te has olvidado adrede del oficio de lector, para hablar de él luego?
Pues, creo que no ha sido adrede, pero me das una buena idea. Saldrá, ¡gracias!
¡Qué bello es un meñique!
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