domingo, 13 de enero de 2008

Relecturas

Estos días fríos y lluviosos traen, además de catarros a mansalva, una atmósfera perfecta para leer con sosiego. O releer, que es todavía mejor. Yo he vuelto a las Dos ciudades de Zagajewski y me he ecnontrado algunos párrafos, como perlas, que seguramente pasaron inadvertidas en la primera inmersión. Os dejo algunas. Seguiré buceando.



Dos defectos de la literatura
1. Cuando el escritor se ocupa única y exclusivamente de sí mismo, de sus debilidades y de su vida, y olvida el mundo objetivo y la búsqueda de la verdad.


2. Cuando el escritor se ocupa única y exclusivamente de la verdad del mundo, de la realidad objetiva, imparte justicia, juzga al prójimo, censura la época y sus costumbres y se olvida de sí mismo, de sus debilidades y su propia vida.


Lección sobre el misterio

Ignoramos qué es la poesía. Ignoramos qué es el sufrimiento. Ignoramos qué es la muerte. Sabemos lo que es el misterio.


(...)

La poesía teme que su secreto se descubra. Un día, la realidad se percatará de que el corazón de la poesía está frío. O que la poesía no tiene corazón, sino unos ojos enormes y un oído muy fino.


Adam Zagajewski, Dos Ciudades, Acantilado, 2006

5 comentarios:

alejops dijo...

Con los 2 defectos, totalmente de acuerdo. Un saludo

Adaldrida dijo...

¿El corazón de la poesía está frío? ¡Noooo! (no estoy deacuerdo...)

Corina Dávalos dijo...

Yo también estaría más de acuerdo si añadiéramos un matiz: en ocasiones/algunas veces... el corazón de la poesía está frío. Pienso en Guillén por ejemplo, o algunos ingleses.¿No?

Anónimo dijo...

Eso será el corazón de algunos poetas, digo yo...

Corina Dávalos dijo...

¿Es asunto de corazón o de estilo? La verdad, no creo que Zagajewski asuma del todo que la vista avisada y el fino oído del que habla se reduzcan a un par de ojos y dos orejas. En parte estoy contigo, Ro. Pero, también la poesía intelectual es poesía, ¿no?

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