A veces pienso que Chesterton habría disfrutado como polemista de nuestro siglo. El gran maestro de la paradoja tendría el campo sembrado para mostrar las inconsistencias y contradicciones en las que hoy se mueve la sociedad como pez en el agua. El problema con las contradicciones es que generan nudos, y terminamos poniéndonos tontamente la soga al cuello por falta de debate y diálogo verdadero. Esta época de destape, liberación sexual y armarios abiertos también guarda sus pequeños cofrecitos cerrados, para más desdicha de la democracia. Por ejemplo, las transparencias que abundan en la Cibeles no abundan en el Congreso de los diputados, en las comisiones que estudian leyes que regirán a todos los españoles.
Tampoco abundan en las declaraciones del gobierno respecto a las cosas que de verdad importan: qué pasa con la crisis, qué pasa con las tropas, qué pasa con los jueces, qué pasa con la declaración de más de mil científicos españoles que se oponen a la ley del aborto con argumentos científicos. Nos tratan como niños, la ley se elabora para el pueblo y a espaldas del pueblo, no vaya a ser que se nos estropee la sorpresa del día de Reyes. Eso sí, la envoltura se cuida mucho. Tanto la ministra de Cultura como la ministra de Defensa, no dejan cabo suelto cuando se trata de empaquetar con lazos retóricos sus declaraciones a los medios. Luego, mira por dónde, pasa lo que pasa, se enredan con su propio lazo y de nuevo: nudos.
Hace poco leía en una entrevista a Alejandro Llano una afirmación que tendríamos que tomar en serio. “Para salir de una crisis como la actual, es preciso tener ideas claras y saber hacerlas operativas, sin miedo a una polémica abierta.” Basta ver los foros de los periódicos on-line, las evasivas de los políticos, y el sesgo de pensamiento único que imponen los medios en temas controvertidos para darse cuenta que lo de la apertura, ya será menos. Las cuestiones que debieran ser objeto de debate público son precisamente las que por todos los medios se intenta que no se discutan. Tanta democracia, pero mira, los argumentos quedan tímidamente relegados por el silencio de los medios, el silencio de la sociedad civil y el ruido ensordecedor que montan los que tienen la sartén por el mango.
Como dice Llano, en el caso de la misteriosa ley del aborto, no se trata sólo de un atentado contra la vida, sino contra la lógica. Si a la vez mantenemos que un embrión es jurídicamente protegible y a la vez establecemos excepciones cada vez más arbitrarias, entonces estamos ante una contradicción pura y dura. Ya no protegemos al embrión, sino la posibilidad de establecer excepciones a la protección a la que decíamos que tenía derecho, y por tanto lo dejamos desprotegido. Otra vez: nudos.
Hay que señalar los silencios. Hay que hablar y argumentar sobre lo que no quieren escuchar. Hay que sacar el sentido común de su letargo invernal, hay muchas cosas en un armario que también se deberían ventilar. Hay que sacar la voz del niño políticamente incorrecto de El traje nuevo del emperador. Que dejen en paz la época del NODO y hagan el favor de mirar sus nudos.
Hace poco leía en una entrevista a Alejandro Llano una afirmación que tendríamos que tomar en serio. “Para salir de una crisis como la actual, es preciso tener ideas claras y saber hacerlas operativas, sin miedo a una polémica abierta.” Basta ver los foros de los periódicos on-line, las evasivas de los políticos, y el sesgo de pensamiento único que imponen los medios en temas controvertidos para darse cuenta que lo de la apertura, ya será menos. Las cuestiones que debieran ser objeto de debate público son precisamente las que por todos los medios se intenta que no se discutan. Tanta democracia, pero mira, los argumentos quedan tímidamente relegados por el silencio de los medios, el silencio de la sociedad civil y el ruido ensordecedor que montan los que tienen la sartén por el mango.
Como dice Llano, en el caso de la misteriosa ley del aborto, no se trata sólo de un atentado contra la vida, sino contra la lógica. Si a la vez mantenemos que un embrión es jurídicamente protegible y a la vez establecemos excepciones cada vez más arbitrarias, entonces estamos ante una contradicción pura y dura. Ya no protegemos al embrión, sino la posibilidad de establecer excepciones a la protección a la que decíamos que tenía derecho, y por tanto lo dejamos desprotegido. Otra vez: nudos.
Hay que señalar los silencios. Hay que hablar y argumentar sobre lo que no quieren escuchar. Hay que sacar el sentido común de su letargo invernal, hay muchas cosas en un armario que también se deberían ventilar. Hay que sacar la voz del niño políticamente incorrecto de El traje nuevo del emperador. Que dejen en paz la época del NODO y hagan el favor de mirar sus nudos.
5 comentarios:
Corina, estoy de acuerdo con el profesor Llano.
Y contigo.
Pienso que no debemos callarnos.
Uno de los males de esta sociedad es el silencio.
damos por buenos muchos actos y muchas cuestiones.
No podemos estar callados.
Un abrazo, y buena entrada.
De alguna manera, mediante los blogs, estamos evitando el silencio, tantas veces cómplice. Hay que meter el dedo en la llaga de las contradicciones y luchar contra el pensamiento único. Sin miedo, con convencimiento. Es una lucha que merece la pena, siquera por un mínimo de dignidad personal.
Buena entrada. Te mando otro abrazo.
J y J tienen razón-es una muy buena entrada.
Al riesgo de parecer ... malvado (que no es mi intención)... a mí me parece que el interés en la polémica no puede ser selectivo. Por ejemplo, varias veces, como lector casual y fuera del "club", traté de empezar una polémica sobre ciertas aseveraciones católicas de este blog; a veces te pones brava; a veces ignoras la entrada; a veces dices que vas a contestar otro día. No es una crítica; es sólo una observación.
Es importante discutir las versions de la verdad que un gobierno quiere hacernos tragar; también es importante defender sus propías ideas, me parece.
Q.A.
Siento si he dejado cosas en el aire. Quizá tiene que ver con el hecho de que el blog es así de caótico, o que me siento algo incómoda charlando con un anónimo. Aunque creo que el comentario respecto a la literatura me despejó la incógnita y prefiero no charlar, sin más. Gracias de todos modos por sus aportaciones.
Muchas gracias, Javier y Juan Antonio por pasaros y no callar.
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