lunes, 11 de enero de 2010

Después


Ya la nieve se derrite.
Queda el lodo y los reflejos
-intermitentes y lánguidos-
de otra noche en que mi calle
era una bufanda blanca
que acariciaba la luna
y a través de los cristales
me abrigaba con su luz.

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¡Feliz Navidad!