viernes, 12 de febrero de 2010

Ad hoc

Un poema para capear el temporal.


Villancico en Central Park

Mañanicas floridas
del frío invierno
recordad a mi niño
que duerme al hilo.
(Lope de Vega)

Vistió la noche, copo a copo,
pluma a pluma,
lo que fue llama y oro,
cota de malla del guerrero otoño
y ahora es reino de la blancura.
¿Qué hago yo, profanando, pisando
tan fragilísimo plumaje?
Y arranco con mis manos
un puñado, un pichón de nieve,
y con amor, y con delicadeza y con ternura
lo acaricio, lo acuno, lo protejo.
Para que no llore de frío.

José Hierro, de Cuaderno de Nueva York, 1998.


1 comentario:

Óscar Martín Hoy dijo...

Cómo me gusta este libro de José Hierro. Es uno de mis preferidos, de los que siempre me piden que vuelva. Un gusto haberlo reencontrado aquí.

Dejad que los niños se acerquen a Mí

Uno de los sacerdotes que celebra la misa en la parroquia cuida especialmente la liturgia. Acompañado por el monaguillo, un chico de unos 12...