He perdido mi viejo ordenador. Vamos, lo tengo conmigo, pero ha entrado en el letargo definitivo de los pecés muertos. Tenía allí muchos apuntes, fotos, canciones. Nada que pueda ya recuperar. Ayer encontré un papelillo viejo con unos fragmentos de un poema de Ernestina que hiberna junto con otros tantos que había guardado y que quizá no vuelva a leer. Este lo pongo a salvo aquí porque, conociéndome, el papel también puede desaparecer en cualquier momento.
DistanciaHay zanjas invisibles,ironía en los ojos,y tienes que apretarla mano que no sientespara seguir andandosin olvidar la meta.Un día llegarás.Imposibles retornoste conducen por finadonde perteneces.(...)Tuviste la ilusiónde hacerte comprender,pero alguien alzóuna pared encalada.Todo es liso y pensado.La ternura espontánease estrella contra un muro.Como no eres de aquíserás de alguna parte.Hay un cielo escondidoque espera a cada uno.
Ernestina de Champourcin, La pared transparente.
3 comentarios:
El final es estupendo.
A mí me gusta también lo de "imposibles retornos", pero estoy de acuerdo el final es muy bueno.
¡Los pecés muertos! ¡Qué hallazgo oceánico/fluvial!
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